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Hemos dicho estos días atrás en varias ocasiones, la última con ocasión de la marcha de varios cientos de jienenses al Cerro de las Canteras, exigiendo que no sufra el patrimonio etnológico, que Jaén se despereza, pero esta afirmación, que a veces es más un deseo que una realidad, tampoco hay que tomarla al pie de la letra. Cierto que muchas cosas empiezan a cambiar y que la sensación de los jienenses no es la misma, que hay colectivos muy implicados que en algunos casos empiezan a ser molestos para unas administraciones que estaban tranquilas sin nadie que les tosiera ni les recordara todos los asuntos que están en el debe de esta ciudad.

Ahora al menos se incomoda y sobre todo me agrada que están surgiendo movimientos cívicos con gente muy preparada en los asuntos que defienden y que lo único que pretenden es que la ciudad despierte y que se conozca y se disfrute de su valor real, no están por las algaradas ni las manifestaciones sin más, aunque a veces sean necesarias para inquietar, porque tan acostumbrados a la rémora histórica, aquí a los políticos, sálvese el que pueda, les cuesta ponerse a liderar la solución de los problemas.

Me ha alimentado esta reflexión el atinado artículo que la presidenta de O.CO., María Cantos, una militante vecinal de diez, a la que se le nota a la vez el amor apasionado a Jaén y la impotencia de verlo como se ve, que ha titulado “Jaén, capital mundial…del teatro callejero”, que aconsejo que lean en mi Blog enjaendonderesisto.es porque comenta algo que es de sentido común y el sobresalto que algunos políticos locales parece que se llevaron la pasada semana al visitar el barrio de las faldas del castillo, invitados por el nuevo colectivo “Vistas del Castillo”. No sabemos qué esperaban encontrarse. Lo que queda patente es que no conocen la ciudad, no sé si todos o tal vez una mayoría oyen campanas pero no saben palmo a palmo las dificultades, lo malo y lo bueno que hay en el conjunto de la geografía local. Me extraña que se espanten tanto. La pena es que hay 27 concejales, demasiados por cierto, que cobren unos buenos sueldos y que a muchos de ellos no les puedes hacer una pregunta sobre la situación de su ciudad.

Lo normal es que todos y cada uno, con independencia de si son gobierno u oposición, tengan asumidas responsabilidades, por ejemplo encargarse de ver cómo están los barrios. Por esta experiencia ya ha pasado esta capital en el gobierno de Emilio Arroyo, donde todos los ediles tenían que rendir cuentas. Lo contrario a esto es la sopa boba y regalar sueldos, con la cantidad de cosas que hay que hacer en Jaén. Claro que para que se dé esa circunstancia todos y todas deberían tener meridianamente claro que el progreso de Jaén solo será posible si todos hacen una piña. Es decir, los 27.

Otra cosa que me sorprende mucho es el cariño tan grande que de vez en cuando aparece con relación al casco antiguo, ya sea con mociones, con visitas, etc., que suelen quedarse en dos días de prensa, porque esa es otra, los políticos funcionan para el marketing, pero a la hora de la verdad las ciudades requieren hechos, solo hechos. Ya hemos dicho en alguna ocasión que pasará a la historia el político o la administración que decidan dejarse la piel para salvar el casco antiguo. Es uno de los asuntos más socorridos, todo el mundo muestra su interés en algún momento por esta zona singular, esa que recibe visitantes y que conserva monumentos de valor y el tesoro de la historia, esta que tendría que ser la joya de la corona, pero que en términos reales, salvo alguna excepción del Urban y otras actuaciones concretas, los sucesivos gobiernos locales lo han abandonado y con ello no han dado vida y la dignidad que le corresponde a su valor histórico y sentimental.

Hace unos meses, de nuevo, en una conversación entre el rector de la Universidad y el alcalde actual, se volvió a resucitar un posible proyecto para dar vida a la zona con algún centro de la UJA, que es algo que muchas veces se ha demandado. Duró lo que dura un periódico del día, ese es el valor efímero de las iniciativas en favor de Jaén.

Insisto, no ha habido en Jaén un político, de cualquier color, que haya hecho bandera un día tras otro con el casco antiguo. Pero esto no es lo peor, tampoco ha habido un político implicado hasta las cejas en salvar Jabalcuz y devolverse su antiguo esplendor a ese paraíso. Tampoco hemos tenido a nadie que tire con fuerza de temas tan sangrantes como el viejo cementerio o el barrio de Las Protegidas. Y qué decir de los barrios, a los que nos hemos referido al principio, que están en su mayoría dejadísimos, y ahora se nota más porque no hay recursos que dedicarles. Lo mismo se puede decir del clamor sobre la declaración de la Catedral, el tema está apagado y no hay un político que lo lidere de día y de noche hasta alcanzarlo.

Y por poner algún otro ejemplo, ningún político local ha hecho bandera contra la marginación del ferrocarril en la ciudad, que resulta verdaderamente escandaloso y nos da envidia que en otras ciudades los políticos y la sociedad hablen y se pronuncien. Igual ocurre con la sanidad, sí es cierto que el PP por ejemplo ha demandado continuamente la Ciudad Sanitaria, y yo se lo reconozco, pero ahí se esconde mucho interés político, respetable, cuando lo que se necesita es contagiar a la ciudadanía. La sanidad es la gran olvidada. Qué casualidad que ahora convoquen una reunión de un órgano que lleva varios años sin hacer los deberes…¿Tendrá algo que ver con la movida, la plataforma, etc.?

En fin, no sé de qué nos quejamos y por qué nos extrañamos de que haya políticos locales que se espanten cuando observan alguna vez la visión del abandono y de la imagen que proyectan determinados lugares de la ciudad, y ya casi la población en su conjunto, porque parece que tampoco la ruina permite atender la micropolítica. Por todo esto es por lo que digo que Jaén en algunos aspectos se despereza, pero que nadie se turbe, este proceso es lento, aquí en Jaén todo cuesta mucho, pero a pesar de todo somos muchos los que seguimos soñando con una ciudad mejor a la medida de sus sufridos pobladores. Para hacerlo realidad necesitamos a la gente, claro que sí, pero es mejor y más rápido con liderazgos políticos, que tendrían que salir de debajo de las piedras porque son los grades ausentes en esta hora de Jaén.

Foto: El casco antiguo es el argumento más socorrido. Mucho se habla y poco se hace.

 

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