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Definitivamente se celebrará el domingo el congreso provincial del PP. El juez titular del Juzgado número 2 de Jaén, ha dictado un auto sobre la denuncia presentada por el grupo de Miguel Moreno, desestimando la petición de amparo, por entender que no se daban garantías suficientes para el cónclave del día 21, sin embargo el magistrado ni siquiera ha entrado en el fondo del asunto, entiende que en el Partido Popular hay órganos con suficiente entidad para dirimir la división interna que se ha suscitado en su seno entre las dos candidaturas en liza.

Miguel Moreno lejos de desanimarse por este pronunciamiento judicial, ha señalado que lo acata, como no podía ser de otra manera, con lo que ha señalado en dirección al presidente en funciones y a la comisión organizadora del congreso (COC), porque la decisión última está en el tejado de estos dirigentes, es decir, solo está en sus manos cumplir el mandato del Comité de Derechos y Garantías y entregar a Moreno la relación de los compromisarios convocados para el próximo domingo.

Por tanto se van a ver las caras en el congreso, cosa distinta es cómo se vayan a desarrollar los acontecimientos porque los ánimos, especialmente de los militantes que apoyan a una y otra lista, están muy exaltados, no hay más que ver las descalificaciones políticas y personales que inundan estos días las redes sociales. Nunca antes se había dado una situación parecida en la fase precongresual del PP, en otras ocasiones ha habido más de una candidatura y en consecuencia visiones diferentes, pero este enfrentamiento tan visceral era inédito.  A estas alturas de la película la posibilidad de integración no la vemos por ninguna parte, salvo que ocurra un milagro.

La normalidad, por lo menos relativa, solo vendría con la aceptación por parte de Juan Diego Requena de que Moreno tiene a su lado a la mayoría del partido, al margen de los compromisarios, que son el gran misterio por el momento, porque es el secreto mejor guardado. Miguel Moreno fue el ganador de la consulta a la militancia, nada debe tener más legitimidad que el voto directo expresado por los afiliados, sobre todo después de que ha habido tanta opacidad respecto de los compromisarios, a los que se aferra la dirección como último recurso para tratar de imponerse en el congreso. Sé que esto es complicado de asumir por Requena, pero cualquier otra postura es por lo menos arriesgada.

Moreno ha sido muy crítico con Fernández de Moya, el presidente en funciones, al que ha acusado de ser insumiso a una decisión firme del Comité de Derechos y Garantías. La autoridad del partido a nivel regional queda en entredicho y de paso la dirección de Génova, porque están dando lugar a un  conflicto de consecuencias imprevisibles. Hoy mismo el presidente del PP-A, Juanma Moreno, además de dejar constancia de que las diferencias no tenían que haber llegado al juzgado, ha dicho que todavía espera que se pueda producir el acuerdo entre las partes. No tiene ni idea de la situación, ha soltado unas cuantas declaraciones para salir del paso, ha enviado a algunos emisarios, pero ha sido incapaz de imponer su criterio y su autoridad, en definitiva no ha podido doblegar el criterio de Fernández de Moya en el pulso que ambos mantienen desde hace tiempo y que han llevado demasiado lejos, sin que nadie que se sepa les haya llamado al orden a ambos.

Miguel Moreno ha dicho esta tarde, en rueda de prensa, en la que por cierto hay que alabar la transparencia informativa con la que están actuando en todo momento, que tiene la seguridad de que la “otra lista” y Fernández de Moya como su promotor, van a rectificar… Me parece que ha sido un gesto de buena voluntad excesiva por si acaso cuela, pero más bien creo que se va a llegar al domingo y que los oficialistas van a esperar que el voto de los compromisarios les salve de esta enconada situación, este callejón sin salida en el que se han metido.

Por si creíamos que estaba todo dicho, esta tarde la candidatura de Requena ha hecho público un comunicado para considerar que Moreno ha recibido un «varapalo judicial en toda regla». Ya saben, suele ser normal, cada uno hace la lectura que le interesa. Entienden el pronunciamiento judicial como un respaldo explícito a la COC y a su buen criterio al justificar la negativa a dar la relación de compromisarios por la Ley de Protección de Datos, y de camino se aprovecha para lanzar una andanada al Comité Andaluz de Derechos y Garantías, al que se acusa de no respetar la legalidad. Termina el comunicado: «Si Miguel Moreno, con el varapalo que se ha llevado, está contento, ya puede imaginarse cualquiera, cómo están los compromisarios que apoyan a Juan Diegio Requena, que vamos al congreso del domingo con mucha ilusión y a ganar». 

¿Un congreso normalizado y tranquilo? Ojalá, lo digo por el Partido Popular, que como demócrata me importa mucho más que las personas que lo forman, en especial las que han instigado en este proceso tan sucio. Si Fernández de Moya no se frena, si no actúa con la responsabilidad que le corresponde como presidente en funciones que debió ser neutral desde el principio, incluso como Secretario de Estado, un cargo importante a nivel institucional del Gobierno, que no se extrañe después de que algunos militantes, tal vez muchos, entre ellos alcaldes, de los que dan su apoyo a Miguel Moreno, si se cumplen sus amenazas, entreguen sus carnés del PP y se produzca una estampida que dañe, si es que todavía es posible hacerlo más, a esta organización.

Si esto es así tendrían que pedir responsabilidades a la señora Cospedal, a Maíllo, por supuesto a Juanma Moreno, que se ha lavado las manos como Pilatos, y eso que le han acusado de estar detrás de la candidatura de los alcaldes rebeldes, como se le llamaba desde el principio, porque de ser así le ha faltado coraje, ha jugado a la indefinición y con esa actitud se ha puesto al mismo nivel de Fernández de Moya, ambos dinamitando el partido.

Y, por último, si se cumplen los peores pronósticos, que insisto deseo que no sea así, el presidente en funciones tampoco se debería ir de rositas. Ya sabemos que Rajoy ni está ni se le espera en ninguna parte, pero un presidente como Dios manda, en un caso como el que se ha propiciado en Jaén, no mantenía en el Gobierno ni un minuto a uno de los responsables de la fractura interesada y caciquil de una organización provincial que cuesta mucho trabajo arraigar. Todavía hay 48 horas de margen, por si cabe que in extremis se imponga un mínimo de sensatez y se piense en el interés del PP en lugar de las ansias de poder de una minoría a la que los acontecimientos simplemente les ha cegado.

Foto: Miguel Moreno, en su comparecencia de esta tarde en la sede del PP jienense. 

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