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Un político conocido con el que se puede hablar, hay otros que ni eso, me acaba de preguntar que cómo veo a Jaén en el momento actual, con la cantidad de problemas que acechan y ante el debate del estado de la ciudad que mañana, lunes, se celebra en el Ayuntamiento. Lo va a ser en un punto del orden del día, lejos por tanto de la importancia y singularidad que debería darse a una de las sesiones que tendría que servir de referencia, para medir el estado de la gestión y aflorar aportaciones de los diferentes grupos.

Pero digamos toda la verdad, las sucesivas corporaciones han asumido este pleno del estado de la ciudad como un mero trámite, lo han incluido en el orden del día, en definitiva ningún Ayuntamiento ha sido sensible para darle la importancia debida a algo tan normal y tan extraordinario a la vez como es la rendición de cuentas por parte de los que gobiernan y a asumir el control que legítimamente corresponde a la oposición. Y todo ello con el deseo de construir y de avanzar. No es el caso, el debate del estado de la ciudad, repito, una vez más figura como un asunto más del pleno, donde hay un tema estrella como es, por fin!!! la adjudicación a FCC de la recogida de basura, limpieza viaria y jardines, y este detalle antes como ahora es indicativo de cómo se pretende que discurra.

Cierto que a estas alturas no nos vamos a sorprender, lo mismo sucede cuando este tipo de debates se desarrollan en los ámbitos estatal y autonómico, o recientemente el que ha tenido lugar en la Diputación Provincial. Los gobiernos lo convierten en fuegos de artificio y en brindis al sol, sin ninguna concesión a la autocrítica, y los grupos sin responsabilidad en la gestión aprovechan, en casi lógica correspondencia, para trasladar reproches y meter en el discurso el ‘totum revolutum’ de la peor catástrofe. Debería ser un repaso sosegado y realista del actual panorama de la ciudad con verdaderas intenciones de remediar lo que sea posible, de manera que este tipo de plenos no se queden únicamente en una cuestión de cara a la galería. No hay más que preguntar si tienen interés por el destino que ha acompañado a las decenas de aportaciones que se han hecho en los últimos debates sobre el estado de la ciudad, que en la mayoría de los casos quedaron en agua de borrajas. Para eso mejor dejan de celebrar estos debates porque unos y otros les quitan su verdadero y útil sentido para la capital. Mañana volverán las propuestas, y espero que no vayan al mismo lugar donde se encuentran las anteriores, totalmente ninguneadas.

El estado de la ciudad es preocupante. A la extrema situación económica, de sobra conocida, se le añaden problemas y retos que se van arrastrando: el tranvía y ver si alguna vez dejamos de ser el hazmerreír de España; el PGOU que deberá empezar a desarrollarse y ver si se cumplen tantos pronósticos triunfalistas de desarrollo como se han prometido; las ayudas del DUSI para las que se ha esperado a la última oportunidad tras anteriores decepciones, pero que son algo a lo que hay que aferrarse para que la gestión municipal no sea un fracaso estrepitoso; la declaración de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad, que parece un asunto olvidado pero que debería ser objetivo irrenunciable para aprender del camino que felizmente emprendieron, con tan buenos resultados, en Úbeda y Baeza; por supuesto ahí están unos presupuestos que hay que confeccionar reflejando la situación real y una mínima ambición, la que permitan las cifras;  está el problema de las concesionarias, la suciedad, la situación del casco antiguo y el abandono de la mayoría de los barrios, las infraestructuras pendientes, y, sobre todo, las necesidades de la gente, lo que se puede hacer para paliar el paro en la ciudad y para atender a las familias y personas vulnerables, en lo que el Ayuntamiento no puede abdicar de su responsabilidad en la parte que le corresponda, que es mucha.

Entiendo que en este momento tendrían que hacer un esfuerzo en los grupos, con el alcalde a la cabeza liderando, para sacar adelante tantas cuestiones pendientes, como las antes citadas, a las que tendríamos que añadir el reto en marcha de la peatonalización, el inicio al fin, de una vez por todas, del Jaén Plaza; afrontar los accesos a la Catedral que siguen siendo una asignatura pendiente; entrar a fondo en las deficiencias del transporte público, que lamentablemente se ha hecho protagonista de la actualidad en los últimos días y se trata de un servicio con un gran margen para la mejora; es urgente abordar, porque lo demanda la ciudadanía, proyectos pendientes para el cementerio de San Eufrasio, Las Protegidas, Los Cañones o Jabalcuz; hay que eliminar la infravivienda que todavía existe en algunas barriadas de la capital; hay que darle un impulso a la cultura y no depender tanto de las ofertas de la iniciativa privada; hay que demandar, porque no es competencia municipal, que no se demore por más tiempo el parque arqueológico en Marroquíes Bajos para que no se nos caiga la cara de vergüenza y se rescaten definitivamente los símbolos de la historia y la identidad de esta capital…ya lo creo que hay cosas por hacer…

No me disgusta la manera de actuar de Javier Márquez, el alcalde, y está claro que era la persona idónea en la actual situación, pero ya dije que ha ido aprendiendo a toda prisa a hacer política, porque él en su día, cuando fue llamado a tan alta responsabilidad, era un buen ciudadano que aspiró a ser concejal y a tratar de ser útil para su ciudad y ha asumido este reto porque Jaén le apasiona. Javier Márquez ha planteado otros modos en la dinámica municipal y los plenos ya son otra historia, aunque si se quiere que definitivamente se acabe el teatrillo al que están obligados los concejales por cuestiones de marketing e imagen, bastaría con decidir que los plenos no sean televisados, y bajaría a más de la mitad el nivel de confrontación y discusión. De cara al pleno de mañana ha expresado el regidor su mejor disposición para conseguir entre todos un avance de la ciudad. Ha dicho de contar para ello con todas las administraciones, y es lógico que así sea, pero hay que empezar por el propio Consistorio. No es de recibo abdicar de responsabilidades como si todos los demás fueran los obligados a sacarle al Ayuntamiento las castañas del fuego, en esta deriva cada cual debe asumir su cuota parte, pero el Ayuntamiento y su equipo de gobierno tienen que ser los primeros en actuar, si no es con medios, al menos que lo haga con imaginación.

De todas maneras, dicho lo anterior, como ciudadano me preocupa el estado de parálisis en que se encuentran la mayoría de las asignaturas municipales, sean o no de su exclusiva competencia. Todo el mundo, empezando por el propio alcalde, repiten casi a diario lo terrible que es el panorama y la necesidad de implementar medidas serias, en casi todos los plenos hay debates de números en los que con tanta frecuencia los grupos que han gobernado se echan en cara el “y tú más”, pero recuerdo en su día que el entonces alcalde, el ínclito Fernández de Moya, a la vista de su mayoría minoritaria, se comprometió a buscar el diálogo para sacar temas adelante y lo que hizo en realidad fue tomar las de Villadiego y dejar a Márquez el marrón de una situación tan conflictiva y de tan complicada salida. Lo que tiene que quitarle el sueño a Márquez es que cuando afronten las elecciones municipales y previsiblemente sea candidato a la Alcaldía, porque otro escenario no se contempla por el momento, presenten un balance en el que en todos estos años de gobierno del Partido Popular han aumentado la deuda considerablemente y han hipotecado a los vecinos casi de por vida, con lo que el nivel de confianza de los jienenses a los sucesivos gobiernos va a dejar mucho que desear.

Este es el escenario, no ha habido suficiente voluntad, y hay que empezar por el equipo de gobierno, por entrar a fondo en el gravísimo problema de la deuda y el concejal de Hacienda ha estado haciendo verdaderas filigranas para conseguir, y de hecho lo ha logrado, que lo que parecía imposible no lo fuera, se ha dado una sensación de normalidad cuando los números dicen todo lo contrario. Lo digo desde el reconocimiento. Lo triste por tanto es que, aun siendo todos conscientes de la necesidad de ponerse de acuerdo para encarar el futuro de la ciudad, los resultados hayan sido infructuosos por la colisión de intereses, y ahí sigue, intacta, la angustia económica que es el cáncer de un Ayuntamiento que está atado de pies y manos, pero unido a ello no se atisba en el horizonte próximo un acuerdo de mínimos para establecer relaciones de gobernabilidad, por el contrario nos da la impresión de que las posibilidades van disminuyendo, es cierto que hay muchos asuntos que sacan todos los grupos adelante, y otros para los que el alcalde se ha ganado para la causa a los concejales no adscritos Iván Martínez y Salud Anguita, pero hay cuestiones, las decisivas, las que tienen que ver con el desarrollo y el progreso de la capital, dentro de las limitaciones de un Consistorio endeudado en su grado máximo, que llevan todas un mal camino.

De hecho se lleva al pleno de mañana una nueva operación para refinanciar créditos que pasen de corto y medio a largo plazo, para que el Ayuntamiento pueda funcionar en lo inmediato, pero lo cierto es que el PP pone a los demás grupos contra la espada y la pared porque les plantea el chantaje permanente del peligro de que los 1.400 empleados del Ayuntamiento no cobren sus nóminas, y esta situación se prolonga en el tiempo sin que se le vea solución, por el contrario el Consistorio se sigue endeudando hasta el límite, y además de esos 600 0 700 millones que debe, en realidad no sabemos bien la cifra exacta, que pudiera ser ya más elevada, tiene comprometidos sus ingresos del próximo ejercicio, es decir un panorama indeseable y que va de mal en peor. No sé cómo se va a justificar mañana este escenario tan adverso.

Es una pena lo que ocurre, porque por encima de todo creo que la actual es una buena Corporación y me refiero al conjunto de sus grupos y portavoces, de personas en general sensatas y con ganas de colaborar y de construir, pero es fundamental por el propio beneficio de una ciudad en situación tan delicada, por un lado renunciar al sectarismo, es decir hay que dejarse en la puerta los carnés de los partidos y entrar con el carné de vecinos de Jaén, y por otro lado es necesario y urgente tener la capacidad y el liderazgo necesarios para tender puentes y eliminar barreras que a veces los políticos construyen para preservarse ellos, cuando la que tiene que hacerlo es la ciudad, es decir, el interés general.

Una de dos, o Javier Márquez, con todo lo que ha superado, sabiendo que cuenta con simpatía en la calle por su tarea tan delicada en tan difíciles circunstancias, asume su papel y desarrolla a fondo sus competencias para cambiar el sentido de la ciudad y se abre al diálogo con los grupos hasta la extenuación, o en poco tiempo los problemas, tantos como hay en lista de espera, le explotarán en las manos y a lo mejor entonces ya el panorama puede ser irremediable. En definitiva creo que Jaén tiene un desafío de urgencia y que no pueden seguir pasando los días como si no pasara nada y estuviéramos en la época de la calma chicha. Por eso digo con respecto al debate sobre el estado de la ciudad, que el alcalde, bien, siempre y cuando asuma estos deberes y esté abierto a compartir la carga, porque se sentirá también más aliviado en la dificultad. La ciudad, mal, bastante mal, hasta que supere una pereza que le está lastrando por horas. Por lo que se refiere al debate de mañana, mi pronóstico es el siguiente: más de lo mismo y siento ser pesimista, pero he de confesar la verdad. Pese a todo, lo peor que le puede pasar a los responsables públicos, como hemos percibido en los últimos meses, es caer en cierto desánimo, todos los problemas, por graves que sean, y los de Jaén lo son, tienen soluciones desde el entusiasmo y la unidad de acción. No hay por desgracia varitas mágicas, es cuestión de voluntad y de trabajo. Nada más y nada menos.

Estamos en tiempos reivindicativos, hace pocos meses salía a la calle la plataforma “Jaén Merece Más” y hay otros colectivos sectoriales que vienen haciendo propuestas interesantes. El alcalde y su equipo de gobierno deben ser permeables a estos buenos ejemplos de compromiso ciudadano. Hay que hacer viable cualquier ocasión para que nuestra gran ciudad no se pare, por desgracia nos hemos quedado muy atrás y deberíamos juramentarnos entre todos para abandonar este desagradable lugar que Jaén y los jienenses no merecen. Señores políticos municipales, den ejemplo, háganlo para dar respuesta a los 114.658 habitantes que lo esperan. ¡Aprovéchenlo!.

Foto: El alcalde de Jaén, Javier Márquez (imagen tomada de twitter).

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