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Entre las administraciones que operan en la provincia de Jaén, sin ninguna duda la que mejores expectativas genera es la Diputación Provincial, que se ha ganado a pulso el reconocimiento general por la gestión que viene desarrollando en beneficio del territorio y por la buena administración de los recursos económicos, que es precisamente lo que le permite desarrollar una labor en distintas direcciones, de modo que se ha convertido en la institución imprescindible, con la que todo el mundo cuenta, a la que siempre se acude en demanda de ayuda o de apoyo. Y es, por supuesto, la que de forma más decidida viene defendiendo con hechos y con inversiones cuantiosas instrumentos para hacer posible el despegue de Jaén. En alguna ocasión creo haber comentado que hay al menos tres referentes intocables en Jaén, que son la Universidad, la Diputación y la Caja Rural, si alguna de estas tres patas tan implicadas en el progreso nos faltara, esta provincia se resentiría gravemente.

Bien es cierto que las tres por sí solas pueden hacer grandes esfuerzos en los ámbitos de su actuación, pero para el desarrollo económico y social de la provincia se necesitan más agentes, otras administraciones fundamentalmente, que hoy por hoy no están a la altura de las circunstancias y este es el motivo de que nuestro Jaén siga tan mal posicionada en la realidad que marca cualquier estadística, alejada del optimismo y distante de las convergencias. Y sí, nos queda la Diputación, cuyo presupuesto se estira todo lo posible y más para aumentar el valor de Jaén como provincia, y en este sentido es alentador el discurso que hoy ha pronunciado el reelegido presidente, Francisco Reyes Martínez, que inicia su tercer mandato al frente del organismo supramunicipal.

Una vez más sorprende positivamente el poder de convocatoria que ha tenido el acto constitutivo de la nueva Corporación Provincial, con asistencia de autoridades y representaciones muy diversas. Se ha sumado la secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, para apoyar a Reyes, al que ha considerado como regidor del ayuntamiento de ayuntamientos jienense “un referente de gestión socialista”. Y es cierto además en la medida en que la política que se viene desarrollando desde el Palacio de la Plaza de San Francisco goza de apoyo generalizado entre los agentes sociales que participan muy activamente en alguno de sus órganos, como el Plan Estratégico, el CES Provincial, el Consejo Provincial del Aceite, etc.

Reyes ha tenido la habilidad de encauzar la participación social y abrir las puertas de la Diputación a todos los sectores, con lo cual el nivel de crítica es inexistente y se limita a los grupos de la oposición representados en el pleno, que en este mandato serán PP (con 10 diputados) y Cs (con 1), que lógicamente además de colaborar con sus propuestas a hacer más grande a Jaén, tienen encomendada la labor de fiscalización y control de la acción de gobierno, y es lo que vienen haciendo y a lo que hoy se han comprometido estos grupos, como ha sido el caso del portavoz del PP y a la sazón presidente provincial de los populares y alcalde de Santisteban del Puerto, Juan Diego Requena. La Diputación los necesita a todos, a los 27, para una tarea que en el momento presente se antoja especialmente importante y ambiciosa.

Francisco Reyes ha tenido un discurso de autoexigencia. Los nuevos tiempos en política demandan cada vez más compromisos y hechos, realidades, que no palabras y declaraciones grandilocuentes que muchas veces hasta ahora se han repetido hasta la saciedad en todos los organismos públicos. También ha ocurrido en la Diputación en algunas ocasiones, pero globalmente se le puede y se le debe excluir porque ha abordado todos los ámbitos en los que podía estar en juego el desarrollo de Jaén, pasando por la identidad como provincia, el impulso a nuestras singularidades y la atención al interés común del territorio. El trabajo prioritario lo ha marcado el propio Reyes en esta frase: “Si no tenemos la firme convicción de lo que somos capaces de hacer, de lo que hemos conseguido y a dónde podemos llegar, difícilmente llegaremos donde Jaén tiene que estar”. Y ha abundado en esta misma idea al reconocer que ha llegado la hora de “pisar el acelerador”.

Aquí hay un reto bien definido por el presidente, y creo que parte del reconocimiento de que en efecto el organismo ha sido “un motor institucional en la provincia”, yo diría mejor que ha sido “el motor”, sin más, pero no se puede quedar en la satisfacción complaciente, porque él sabe, mejor que nadie, que la sociedad ha evolucionado y que la política tiene que dar ahora pasos de gigante para no solamente no defraudar sino para transmitir mensajes de confianza y de acción. Por eso Reyes ha hablado de actuaciones inmediatas y de otras pensando en el medio y largo plazo, ha hecho referencia a diferentes áreas de la acción de gobierno y ha marcado el rumbo de “estrategias inteligentes” en todos los ámbitos, especialmente, porque es lo que manda estos días, en cuanto a infraestructuras viarias y ferroviarias, con el pronunciamiento expreso de que se va a “exigir” al nuevo gobierno, cuando se constituya, atención urgente a las necesidades de Jaén con respecto al tren, una rémora en la que ya las circunstancias obligan a plantarse e incluso a rebelarse, ya no cabe más dilación ni más contemplaciones porque tanto hemos consentido, los políticos los primeros, todos y de todos los gobiernos, que nos hemos situado de espaldas al ferrocarril y en niveles lindantes con la indigencia, impropios del siglo XXI en el que estamos.

En definitiva, buen tono el exhibido por el presidente Reyes Martínez en un discurso muy oportuno y en una hora especialmente reivindicativa, con los movimientos sociales alerta y decididos a dar la batalla para apoyar todas las conquistas que se reclaman. Es más, Reyes ha manifestado, convencido, su confianza en el futuro y espera «poner a la provincia de Jaén en el lugar que se merece». ¿Cuál es ese lugar? El que le ha sido negado hasta ahora, y parece que el presidente, por sus afirmaciones, sabe dónde encontrar. También ha subrayado los esfuerzos que merece el mundo rural, y sus oportunidades de desarrollo, en clara referencia al grave problema de la despoblación. Tenemos a la Diputación preparada y en línea de salida, pero es imprescindible que de una vez por todas tanto la administración central como la autonómica paguen a Jaén la deuda histórica que en ambos casos han contraído con la provincia. Es la propia Diputación la que tiene que liderar la exigencia y hacerlo tanto ante un gobierno socialista si se conforma en el país, como con el Andalucía, de PP y Ciudadanos. Es la hora de Jaén, y no me gustaría que fuera otra vez una frase recurrente, el caso es que con la Diputación empujando y las fuerzas sociales haciendo oír su voz, hay que conseguir que estos próximos años se despeje por fin el horizonte de nuestro Jaén tan mal tratado y que tiene diagnosticada una enfermedad que se llama olvido.

Foto: Francisco Reyes, tras su reelección para un tercer mandato en la Diputación Provincial.

 

 

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