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No, yo no soy del gremio de “cuanto peor, mejor”, quiero decir que defiendo los intereses generales de mi país y de mi provincia, en consecuencia me alegra mucho el éxito de España y también de su presidente Pedro Sánchez, en las duras negociaciones de Bruselas donde ha habido que bregar duro, si bien frente a la posición de los “frugales”, España ha contado con el importante apoyo de dos pesos pesados como la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron. Durante los últimos días ha habido políticos de diferentes formaciones que vendieron la piel del oso antes de cazarlo y han errado el tiro. No soy del club de fans del inquilino de la Moncloa, ni tampoco lo he sido de los anteriores, prefiero mantenerme en la equidistancia porque así tengo la libertad que deseo para alabar o criticar, según me parezca en cada momento, con la posibilidad de equivocarme, por supuesto, y aunque me interesa la política en general de mi país, que dicho sea de paso no atraviesa por su mejor momento, lo que más valoro es la parte de esa globalidad que corresponde a mi tierra, siempre tan olvidada por todos los gobiernos, lo cual me produce desde siempre rabia e indignación y tengo la impresión de ser una voz que clama en el desierto.

Sánchez está eufórico y encantado de haberse conocido, pero cualquier victoria para mi país, sea de quien sea, la consideraré propia. Tiene importancia porque la cumbre de Bruselas es lo más sustancioso que ha ocurrido en los últimos meses, y años, porque se ha dado un paso de gigante en la consideración del valor en sí de la Unión, que si hubiera pasado de la grave situación económica y social que ha supuesto la pandemia por el coronavirus en el conjunto de países, en la práctica sería un fracaso de incalculables consecuencias y provocaría una retirada de la adhesión a este proyecto europeo que solo sirve cuando es capaz de resolver problemas o adelantarse a ellos.

En el caso de Jaén estimo que la gran mayoría de los ciudadanos tenemos claro que nuestro destino está indisolublemente unido a las políticas que se decidan en Europa, bien sea para todos los programas de cohesión que suponen ayuda importante para la mejora de recursos de nuestras ciudades, ahora por ejemplo estamos pendientes de la ITI, la Inversión Territorial Integrada, que puede ser un revulsivo para Jaén si se sabe actuar convenientemente y escoger los mejores proyectos en la dirección del desarrollo. No hay futuro posible de la provincia si no es con el concurso de Europa y sus fondos.

La joya de la corona son las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), que al aprobarse la pasada madrugada el presupuesto comunitario todo hace indicar que ahí va este capítulo en el que parece que se desprende de la negociación que no habrá recortes en la PAC 2021-2027, que se mantiene la cifra aprobada en su día y que desaparece, todo supuestamente, el peligro de los recortes que sería otra afrenta a la realidad olivarera jienense. Me ha extrañado que un dirigente del PP regional, el portavoz de los populares en la Cámara andaluza, José Antonio Nieto, haya venido a la capital, entre otras cosas a mostrar su apoyo a los olivareros y a exigir que no pierdan ni un céntimo de la PAC. Se le agradece su gesto amable, pero no sé dónde estaría este político cuando en su momento se produjo para Jaén y sus intereses olivareros para el periodo en curso un hachazo de nada menos que 272 millones de euros y a la sazón gobernaba en España el Partido Popular.

Lo que pasa es que los políticos hablan y hacen un totum revolutum y algunos nos lo creemos todo. Así es y así será por los siglos de los siglos, hasta que no cambiemos de mentalidad. Por eso esperamos que no se toque ni un céntimo de lo que le corresponda a nuestro bosque olivarero, que bastantes problemas hay ya en el acumulado. Hoy las organizaciones agrarias han estado en el puerto de Algeciras, como estaba previsto, y han obtenido información puntual que en algunos casos desconocían sobre esos aceites que llegan a España de diferentes orígenes. Ya saben y sabemos que todos los caminos que hay que recorrer para solucionar este problema, uno más, para el sector, pasan por el Gobierno de España, por varios ministerios, pero principalmente por uno que es el de Agricultura, que debe empezar ya a hablar menos y hacer más, mucho más. Me refiero al señor Luis Planas, que sí, es bastante plano, o al menos a mí me lo parece. Hoy también estaba subido de tono, aunque él no ha sido el padre de la criatura, sino la dura negociación y la cesión entre naciones, que ha salido bien, pero también podía haber salido mal.

Por lo demás he visto que Jaén Merece Más, la conciencia colectiva de la capital, como lo viene demostrando, sugiere debate sobre el modelo de ciudad a propósito de algunos de los proyectos que se acaban de anunciar, tal es el caso de la Ciudad de la Justicia y el Conservatorio Superior de Música, que se ubicarán en la zona norte. El debate es conveniente, más que nada porque se está construyendo el Palacio de Deportes junto a la Institución Ferial, la Ciudad Sanitaria se irá a una zona próxima al actual Neurotraumatológico y parece que estamos reproduciendo el mismo planteamiento que en su día llevó el teatro al casco antiguo y el Museo Íbero (que todavía no lo es) a la antigua cárcel. En el aire están también, para cuando les toque, largo me lo fiais, la estación intermodal, que igualmente divide a la ciudad, cómo no, y otras infraestructuras y equipamientos. Uno de los grandes inconvenientes que ha tenido y tiene esta capital es que ha tenido mucho peso la improvisación. El colmo era quedarnos sin Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y que los actuales responsables ni siquiera lo tengan en su hoja de ruta, pese a que el vigente es un planeamiento de hace casi 25 años, 1996.

Pero como bien propone Jaén Merece Más en el fondo lo que se echa de menos, de lo que adolece Jaén desde casi siempre, es de un modelo de ciudad, en el que deberían figurar todas las previsiones y procurar que haya un equilibrio a la hora de crear servicios para que el centro, que se sigue muriendo a chorros, no pierda su fortaleza ni se quede vacío, que parece que es el camino que lleva. Ni les pedimos a los políticos que hagan milagros, simplemente que discurran un poco y utilicen el sentido común para buscar la armonía en una ciudad que va camino de perderla, si no lo ha hecho ya. Por esta razón tantas veces defendí que lo que la capital necesitaba era un Plan Estratégico propio que arrojara luz entre tanta oscuridad sobre ese modelo de ciudad que se ha resistido a los años y a los equipos. Hubo un Plan, llegó de la mano de la Universidad y de buenos expertos, se hizo en la etapa final de Carmen Peñalver, pero todo hace indicar que se metió en algún cajón y en él debe seguir. Los políticos no asumen que ellos pasan pero la ciudad permanece. Pues eso, de aquellos polvos estos lodos.   

Hablando de debates. Hay muchos jienenses que median, sobre todo en redes sociales, en las decisiones que ha adoptado el Ayuntamiento para aumentar las zonas de terrazas de los establecimientos de hostelería, y hoy mismo se ha decidido que la medida estará vigente hasta el 31 de octubre, según ha acordado el Consistorio con el sector. Es verdad que al pasar por algunas vías causa sorpresa la notoriedad de algunos veladores, y no solo el que ha sido dardo de algunas críticas, porque por ejemplo lo hemos visto en La Carrera y en otras zonas, donde si choca es porque la vistosidad y el empaque es directamente proporcional a la dificultad que tienen los ciudadanos para transitar con normalidad. Mi total apoyo, sobre todo a emprendedores como los que regentan algunos establecimientos con terrazas confortables, porque suman para la ciudad e invierten en Jaén, que buena falta hace.  El Ayuntamiento debe proteger la imagen y los intereses generales, pero no poniendo trabas y dificultades a quienes, incluso en momentos de dificultad como la presente, se echan para adelante y ofrecen servicios y oferta suficiente para hacer más llevadera la canícula. No hay más que ver las terrazas en las noches de Jaén para comprobar que los jienenses hacen cada día un plebiscito.

  

Foto: Olivar de Jaén (CLÁRITAS TURISMO).

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