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Leemos, con cierto asombro, la noticia de que el Ayuntamiento llama a la Junta a limpiar sus solares en la ciudad, bajo la advertencia de sanción. En realidad con este enunciado no haría falta hacer ningún tipo de comentario explicativo, porque lo que se demuestra es que las relaciones están donde estaban, no existen. Hace algún tiempo, con motivo de la visita de la presidenta de la Junta al Ayuntamiento o la de la delegada del Gobierno, Ana Cobo, para conversar con el alcalde, Javier Márquez, quisimos ver un cambio de actitud, no digo para irse de copas, pero al menos para mantener un diálogo y una comunicación fluida en los asuntos en los que ambas partes tendrían que estar de acuerdo si tratan de poner por delante de sus intereses los prioritarios siempre, que son los de la ciudad. De hecho nos daba una impresión muy favorable que pasaran por el Ayuntamiento varios delegados, otros en cambio jamás lo harían, no veo yo a la delegada de Salud y algunas áreas más, Teresa Vega,  arreglando un problema en buena lid, y no se extrañen. Esto es lo normal, verse las caras, hablar, en lugar de enviarse recados a través de los medios de comunicación, única vía que se utilizaba siendo alcalde Fernández de Moya, que cerró todas las posibilidades de negociación en aras de la bronca permanente.

No seríamos justos si echáramos toda la culpa al exalcalde, y lo que creo es que a la Junta le venía muy bien este discurso, tanto que lo ha retomado cuando al frente de la Alcaldía hay una persona con la que se puede hablar de todo y a todas horas, como es Javier Márquez. Por tanto quiero dejar bien claro que la Junta no ha actuado nunca en Jaén como hermanita de la caridad, porque dos no se pelean si uno no quiere, y el Ayuntamiento necesita a la Junta de Andalucía para sacar adelante sus proyectos, porque ella tiene las competencias, que no es poco. Quiero decir que son dos administraciones condenadas a entenderse, y este es el mandato de la ciudadanía. Les voy a recordar que ya dije con motivo de la reunión entre Márquez y Cobo que, por desgracia, no esperaba nada extraordinario. Lamento mucho no haberme equivocado.

Hay cantidad de asuntos que siguen enquistados por la falta de acuerdo entre Junta y Ayuntamiento. Este de los solares es uno más de ellos, y la advertencia de sanción es bastante sintomática del estado de las relaciones, lo define sin más. Pero hay cantidad más, empezando por la calle Cataluña, la famosa y polémica cantera, los proyectos que siguen esperando, sobre todo en el casco antiguo, en realidad es que en casi todos los temas en los que tienen que ponerse de acuerdo surgen los rifirrafes. Y es una pena, porque estos desencuentros afectan negativamente al desarrollo de la ciudad, son estas tensas y conflictivas relaciones la que tienen parado desde hace años el reloj de Jaén.

Creo que de todas las personas que han tenido algo que ver con este complejo asunto, uno de los que más han hecho porque las relaciones fueran de normalidad y lealtad institucional, ha sido el actual alcalde. Y no crean que adoptar esta postura en positivo no le ha acarreado problemas internos, frente a  la corriente que es partidaria del enfrentamiento puro y duro, pero si los intereses de Jaén deben estar por encima de estos deplorables estilos de hacer política, que han hecho tanto daño y han sido un clamoroso obstáculo para numerosos proyectos, y han desencantado a los jienenses, debería seguirse el camino adecuado porque no hay asunto que no lo pueda resolver la voluntad política, el diálogo y la comunicación. Una simple llamada telefónica…

¿CALLE PARA RAMÓN CALATAYUD?

Un tema de esta semana que no ha dejado indiferentes a muchojienenses ha sido el acuerdo adoptado por el Consejo Escolar y la AMPA del centro escolar resultante de la fusión de los colegios ‘Peñamefécit’ y ‘Ramón Calatayud’, sustituyendo el nombre del exalcalde de Jaén por el del notable deportista Antonio Prieto. La Junta se ha lavado las manos y el Ayuntamiento ha asumido sin más el acuerdo. Creo que nadie está en contra del reconocimiento al atleta paralímpico, que es un orgullo para Jaén, sino por el feo gesto de quitar el nombre de un colegio a una persona que en su día acumuló méritos más que suficientes para recibir tal honor. Ya está hecho y va a ser complicado rectificar, además nada debe hacerse que perjudique a Antonio Prieto.

Lo que sí debe plantearse el Ayuntamiento es cómo devolver a un jienense ilustre como fue Ramón Calatayud Sierra la consideración hacia su persona, pues tal vez lo ocurrido, es decir, la desaparición de su nombre del rótulo del centro, sea un problema de desconocimiento de la historia local y no de voluntad de hacer daño. De todas maneras cuando se llevan a cabo este tipo de actuaciones conviene informarse para evitar episodios desagradables. Quiero decir que la ciudad le debe una calle a Ramón Calatayud y este es el momento de hacerlo, antes de que se olvide y la injusticia sea más evidente.

Tiene más justificación si cabe si consideramos que en su día se adoptó el acuerdo de que los alcaldes de esta capital estuvieran en el callejero. Pronto se hará, no tengo la menor duda, a José Enrique Fernández de Moya, que ya es presidente de honor del PP y que disfrutará mucho viéndose en el callejero de su ciudad. Pues bien, este es el momento de que Ramón Calatayud Sierra tenga el nombre de una buena calle de Jaén, que le recuerde de por vida por lo que fue y por lo que hizo. Si alguien necesita más datos, tengo una biografía amplísima que puedo aportar y que justifica todos los méritos acumulados por este buen hombre de Jaén. 

RAQUÍTICA INVERSIÓN

Esta semana se han dado a conocer datos que demuestran que la provincia es la última de Andalucía en inversión pública, es decir, donde las administraciones menos invierten, en total 42,7 millones de euros, cuando para empezar a valorar positivamente deberíamos estar hablando de una suma no inferior a los 200 millones de euros anuales. Tanto el Gobierno central, como la Junta y la Diputación, han rebajado sus partidas en 2016 respecto al año anterior. Ahora todas tratan de justificarse con verdades a medias, pero la auténtica realidad es que las inversiones han sido raquíticas. Por supuesto de un modo especial la del Ayuntamiento de Jaén, con alrededor de 200.000 euros, que es una cifra raquítica, aunque entendible desde el punto de vista de su situación de quiebra económica, en la que el mayor esfuerzo se hace en el pago de las nóminas de los casi 1.500 trabajadores. ¿Hasta cuándo se mantendrá esta situación extrema? Esta es la pregunta del millón.

Por lo demás, parece que sigue adelante el proyecto de peatonalización a pesar del revés del DUSI.  El grupo de JeC ha anunciado la presentación de alegaciones al que considera “artificial presupuesto municipal” y el grupo de gobierno avanza que ya está en marcha el expediente para reclamar a FCC más de 3,5 millones pagados como sobrecostes. Al fin, se ha hechol de rogar. Por cierto que los populares y ahora con más énfasis porque es el mensaje oficial del aparato, siguen defendiendo a capa y espada, dirigiéndose al PSOE, “que si no es por Montoro y Fernández de Moya, la provincia estaría totalmente desahuciada”. No tienen remedio, como diría Saramago, son ciegos, pero ciegos que ven.

El alcalde ha tenido un hueco para recibir a la nueva directiva de la federación vecinal OCO, que preside Pepi Alcántara. Creo que aquí sí hace falta insistir en la necesidad de que haya un nivel de interlocución fluido entre el Ayuntamiento y las asociaciones vecinales. Se cuenta con Manuel Francisco Heras, que es una persona empática, que sabe escuchar, y lo mismo cabe decir de Juan José Jódar, ellos tienen toda la voluntad del mundo, lo que sí son muy limitados son los medios, pero no todo es cuestión de dinero, parte se puede resolver simplemente hablando. Por último felicitar al Ayuntamiento por su colaboración con la “Noche en Blanco” porque su concurso era imprescindible, y ha resultado un rotundo éxito bajo el liderazgo de la Universidad, que ha puesto muy alto el listón.

Foto: Reunión del alcalde, Javier Márquez y la delegada del Gobierno, Ana Cobo, en octubre del pasado año. El espíritu de aquel encuentro ya está superado por los hechos.   

 

 

 

 

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