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Poco suelen durar las alegrías en la casa del pobre, en este caso me refiero a nuestra ciudad de Jaén, que parece estar gafada, porque avanzamos un paso y retrocedemos tres, así transcurre la vida en esta capital de provincia andaluza donde no ganamos para sustos, hay expectativas que se tuercen de mala manera y condicionan en buena medida las expectativas de futuro, el porvenir de Jaén. Hoy me refiero en especial a la anulación, ahora parece que definitiva, por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que es la segunda vez que se hace, aunque en la anterior se pudo lograr milagrosamente la suspensión por un recurso municipal. Ahora el Ayuntamiento jugará sus cartas legales, pero hay que ir bajando a la arena y convencerse de que existen situaciones irremediables, y esta lo es. No tenemos nuevo PGOU, y gracias a que se ha conseguido en este tiempo de prórroga sacar adelante proyectos como el Palacio de Deportes Olivo Arena y el centro comercial Jaén Plaza. Otras iniciativas tendrán que pasar el trámite de las modificaciones puntuales o seguir en lista de espera. La ciudad está gafada, pero el Plan General lo está más, de hecho los intentos para dotar a Jaén de sus normas urbanísticas se iniciaron hace doce años, en 2006, y ha habido varios intentos con gobiernos de todos los colores, pero por unas razones o por otras tenemos que hablar de fracaso, unas veces político, otras porque no ha cuajado el planteamiento y ahora por supuesto, por imperativo legal.

¿Contra quiénes cargamos las tintas tras esta clamorosa frustración?. A pesar de la refriega política, ya en marcha, que en ella todo cabe y más en este momento preelectoral, contra el Ayuntamiento en este caso no cabe, ha hecho un Plan, mejor o peor, pero lo ha confeccionado, cumpliendo a rajatabla las normas impuestas desde la administración competente, que es la Junta de Andalucía, que se hizo de rogar pero lo aprobó. Es en el tejado de la Junta donde hay que asumir alguna responsabilidad al no haber contemplado, y ella cree justificadas sus razones, las nuevas normas europeas de impacto medioambiental, que son en este caso el obstáculo. El tribunal andaluz podría interpretar de distintas maneras en este litigio urbanístico, pero es respetable, se comparta o no, que también defienda derechos de terceros, propietarios afectados que han solicitado el amparo de la justicia. Y ahí es donde estamos en este momento procesal, sin PGOU, con un Plan que data de hace 22 años y con un frenazo a proyectos de esta ciudad. Es de suponer que se trata de un contratiempo en primer lugar para el alcalde, Javier Márquez, autor intelectual, por llamarlo de alguna manera, de las normas de planeamiento que tras larguísimos trámites y polémicas parecía estar ya a salvo.

Parece inevitable que hay que ir pensando en un nuevo PGOU y a la vista de la ya cercana cita electoral lo lógico es que sea la próxima Corporación la que asuma esa responsabilidad. Debe ser durante el próximo mandato cuando aflore el nuevo documento y su contenido dependerá mucho de la correlación de fuerzas y de la composición del nuevo gobierno municipal, que es más que probable que conformen más de un partido. Es posible que el PGOU que prospere entonces sea el mismo u otro muy diferente. Ya se sabe que el que acaba de ser anulado recibió muchas críticas, incluso en grupos de la oposición, no era el PGOU de todos, pero es prácticamente imposible llegar al consenso en un modelo de ciudad en el que las opiniones son en algunos casos totalmente contrapuestas, aunque lleva razón el Colegio de Arquitectos, que aboga por intentarlo. También reclama presencia la participación ciudadana, pero es complicado, aunque sea deseable y legítimo, un Plan donde sea posible el acuerdo. Será el momento para ir debatiendo en ese modelo de ciudad que habrá que trasladar al nuevo PGOU qué se quiere hacer con proyectos como la estación intermodal, donde hay dos visiones bien diferentes. El alcalde que ha propuesto sacar la infraestructura a Vaciacostales y muchas voces, también de grupos políticos y colectivos sociales, especialmente ‘Jaén Merece Más’, que demandan que, con soterramiento incluido y todo lo que haga falta, se haga en la actual ubicación férrea en el centro de la ciudad.

Se enfrentan una idea práctica y tal vez más rápida frente a un proyecto más caro y para incluir esta nueva dotación en el cogollo urbano, cerca de la gente, como se ha hecho en otras ciudades y capitales de provincia y Jaén no tiene que ser menos. Para eso están los debates, no queremos que ocurra como ahora se trata de discutir en torno a la ubicación del Palacio de Deportes Olivo Arena, que va a estar en la Institución Ferial porque el primero que reaccionó fue el presidente de la Diputación, aunque el Ayuntamiento colabore con el suelo. Si alguien hubiera puesto antes otros terrenos a disposición, posiblemente podíamos estar ahora contemplando otro lugar. Pero a un paso del inicio de las obras, y no están en marcha por los obligados retrasos, ya no cabe este debate, salvo que queramos prolongarlo en el tiempo. Para mí es más importante que haya una buena infraestructura deportiva en la ciudad que decidir ahora, a destiempo, una posible ubicación, que creo que nadie ha señalado. Ya ocurrió con el teatro Infanta Leonor en su día, cuando estaba a medio hacer afloraban las quejas ciudadanas que pedían otro enclave. Hay proyectos a los que no se puede llegar tarde porque ya los tenemos ahí para siempre.

En fin, de esto que comentamos hoy nadie habló el pasado viernes en el pleno del debate sobre el estado de la ciudad, porque aún no se conocía el resultado, pero sí que tiene que ver y mucho con el Jaén del presente y del futuro, no dudamos de la legalidad del TSJA, pero el revés es impresionante y le toca a Jaén, cuando la gran cantidad de municipios a los que la Junta ha aprobado sus planes han usado los mismos criterios, solo que han tenido la suerte de que nadie los ha impugnado. En todo caso, en un momento, que ya hemos señalado estos días que está siendo de cierta reacción en positivo de aferrarse a algunas iniciativas que están saliendo airosas, lo peor es que cunda el desánimo, hay que asumir que hay que ir a un PGOU nuevo y tratar de sortear la gestión, entre tantas dificultades añadidas, con la mejor disposición posible y un sentido pragmático de la realidad, aprovechando al máximo las buenas noticias que están por llegar. Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible, y por ponerle al final un acento desenfadado, espero que nadie nos haya echado un mal de ojo.

 

FOTO: Una vista panorámica de la ciudad.

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