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Por fin parece, o por lo menos todo lo hace indicar así, que tendremos presupuestos para este año en el Ayuntamiento de Jaén, aunque sean para medio año, qué remedio, y es un suma y sigue. Esto va a ocurrir cuando circula entre el personal del Consistorio el rumor, que no es la primera vez que se mueve, de que el Ayuntamiento está a un paso del rescate, de ser intervenido. Y yo me pregunto, ¿pero no es un rescate lo que tiene ya de facto? Por mucho que Fernández de Moya haya quitado hierro al drama, al fin y al cabo es responsable subsidiario del solar en que se ha convertido a Jaén, la situación no admite dudas, y la última carta del Ministerio a trece administraciones locales, entre ellas la nuestra, dando un plazo para ofrecer una respuesta creíble de asunción de compromisos económicos, es bien contundente. El equipo de gobierno hizo en su día su trabajo, que debió ser complicado, y no me hubiera gustado estar en el pellejo de Manuel Bonilla, que creo que es un tipo que hace bien su cometido, aunque nunca es sencillo administrar la miseria y actuar frente a la dificultad extrema. Hizo un presupuesto posible, con mucha cocina, pero como ha ocurrido con todos los presupuestos del Ayuntamiento de Jaén en muchos años, porque lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible, o se acude a la magia, a los malabarismos financieros, o sencillamente no hay presupuesto.

Los anteriores responsables municipales de Hacienda tal vez deberían contar sus amargas experiencias, que creo conocer, para que sirva de consuelo. No es momento de extremar la crítica, sino de actuar con cierta benevolencia y comprensión, tratar de reconocer que algunas actuaciones políticas tienen mérito y que la actual situación aún es susceptible de empeorar. Imaginemos que nos negaran los fondos de la PIE estatal. Se ha llamado a la puerta de la Junta para que aplique algún paliativo a la angustia financiera, pero ni está ni se le espera.

Creo que Hacienda ha ayudado en parte por el propio hilo argumental de los acontecimientos. Tras el largo trámite de la elaboración del documento presupuestario y anuncio tras otro de su traslado a pleno, por fin el envío al Ministerio de Hacienda, que por la tutela que ejerce sobre el Ayuntamiento de Jaén, dada su peculiar situación de asfixia económica, era obligado que diera el plácet. Se lo piensan en Madrid, se toman su tiempo, pero acaban enviando informe un tanto exigente para la Corporación jienense y en concreto para el equipo de gobierno, pero aunque pudiera ser duro en el fondo es cuidadoso en las formas, puede entenderse incluso como un enmascarado bote salvavidas.

La oposición seguramente no lo verá lo mismo, en algunos casos ya se sabe que en política prima el criterio de “cuanto peor, mejor”, pero me alegro de que haya presupuesto y no me sorprende que se hayan tenido que hacer piruetas, ¿o de verdad algún corporativo cree que con la situación que existe, con la rémora que hay, se pueden hacer milagros, pero de los de verdad? Hay veces en las que se critica injustamente al alcalde, Javier Márquez, por la situación de ruina municipal, por eso hay que recordar que él es simplemente el heredero, los problemas vienen de atrás y son propios y ajenos, aunque haya tenido que engordar la pelota porque deudas generan deudas, ruina llama a ruina y la actual etapa no está exenta de responsabilidad y de cargas. Desde este punto de vista puedo comprender que a veces el alcalde sienta la tentación de saltar para ponerse a la defensiva en los plenos y fuera de ellos, porque sabe que el pasado es el que empeora el presente, pero como alcalde debe tener, así lo pienso al menos, una actitud de prudencia, al fin y al cabo la ciudad sí sabe que las responsabilidades son compartidas y que la única culpa que corresponde al bueno de Márquez, le voy a seguir llamando así mientras pueda, es haber aceptado el reto de regir una situación tal vez irreversible por ingobernable. Pero se dice, y con razón, que casi todo tiene remedio, aunque hace falta echarle a este asunto muchísima voluntad y paciencia.

Me gustaría que la aprobación del presupuesto, que se debe producir en breve, dé paso a una situación de mayor confianza y se pueda pasar a actuar sobre los problemas de la ciudad, hay mucho abandono y creo que en parte es porque la inestabilidad política y económica impide centrarse en ver los temas, uno a uno. Hay que acotar los muchos asuntos pendientes de la ciudad, y a la vista del revés económico lo que hay que demandarle al ex alcalde y actual Secretario de Estado y a su jefe Montoro, es que no le regalen nada a Jaén, simplemente que sean justos y aprovechen todos los recursos posibles para echar una mano en la tarea de desenredar la madeja económica que amenaza con lastrar una larga etapa de futuro de esta capital.

 

 

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