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En torno a la situación de la COVID-19 estamos en un momento de inquietud y preocupación, de hecho no hay más que abrir los ojos y ver las duras medidas adoptadas en nuestro entorno europeo. En España también se ha llegado tarde a esta nueva fase y ya ni los responsables públicos, más preocupados en la pelea de patio de colegio y en proyectar una imagen de las instituciones deplorable, –como el triste espectáculo de la sesión de control en el Congreso de esta mañana, convertida en una indigna contienda de una clase política de un perfil pobrísimo, que no se merece este país que tendría que negarle el voto a todos, sin exclusión– tienen argumentos para rebatir la evidencia de los datos y porque esta segunda oleada está produciendo sobresaltos en todo el país, aparte, ya saben, del escandaloso panorama de Madrid con dos gobiernos enfrentados y el mundo entero observando el dislate.

En nuestro territorio, Andalucía, pese a que el gobierno de la comunidad trata aún de vendernos un mensaje menos severo, seguramente para no alarmar, lo cierto es que el panorama con los registros que se van conociendo a diario, dista mucho del optimismo. Ayer la Junta se vio obligada a decidir restricciones en la capital granadina, creo que con cierto cariz político o al menos lo parece a juzgar por las expectativas levantadas en días previos, en que se presagiaba lo peor: resumiendo, supresión de las clases presenciales en la Universidad y limitación horaria en los colegios mayores. ¿Y ya está? Es lógico que la institución universitaria vecina no entienda que le obliguen a no recibir alumnos y en cambio ni una advertencia a otros sectores presuntamente implicados en los números de la pandemia.   

Estoy de acuerdo en dar oxígeno al entramado económico, claro que sí, pero con orden y concierto. No cuesta mucho entender que en los últimos días hayamos sumado cifras récord de contagiados por el coronavirus, y entre las razones, aunque algunos pretendan negar lo que está a la vista, y es nuestra propia actitud, porque en Jaén, sin ir más lejos, durante el pasado fin de semana, en el inicio de la NO feria, al menos una parte de la población se ha salido de madre, buen tiempo, terrazas repletas y ambiente como si no hubiera mañana. El caso es que en muy pocas semanas hemos multiplicado la dimensión del problema del COVID en la provincia y ya hay registros que preocupan, por ejemplo los 126 hospitalizados con fecha de hoy, a un paso del plan de contingencia de la Junta que sitúa la alerta en 135 ingresados, es decir, ya. No extraña, es lo normal, que el alcalde, Julio Millán, haya hecho un llamamiento a la cautela y a respetar las medidas para frenar los positivos. El mismo mensaje transmite la Junta para estos días, las administraciones intuyen riesgo. Cuidado con San Lucas.

En un buen número de pueblos de la provincia hay psicosis y mucha inquietud, en algunos se ha decidido el confinamiento voluntario, en otros las tasas de contagio se disparan y si no usamos la prudencia y la responsabilidad entraremos en un escenario peligroso. Perdonen que sea tajante, pero me expreso según el paisaje. Y conste que no veo ningún enemigo a combatir que no sea el coronavirus tanto en su aspecto sanitario como también los dramas sociales que la pandemia está creando, como saben muy bien las instituciones humanitarias y los organismos implicados.

En el terreno político destaca la presencia hoy en Jaén de la secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, que formalmente venía a hablar del problema de los comedores, de la sanidad, etc., es decir, de los asuntos que forman parte de la agenda de este partido en la oposición en el Parlamento andaluz. Lo verdaderamente interesante ha tenido que ser las conversaciones en el ámbito privado. Es de suponer que la señora Díaz estará más que inquieta en conocer por boca de Francisco Reyes, el secretario general del PSOE jienense, la postura que adoptará cuando llegue el momento de pronunciarse en torno a la continuidad o el relevo al frente del socialismo andaluz. Hace muy poco un político muy de la cuerda de Pedro Sánchez, al menos ahora, el diputado por Jaén en el Congreso, Felipe Sicilia, ya se ha autoproclamado candidato para esa carrera y se entiende que con la anuencia de su jefe máximo. Reyes lo más que ha dicho es que ahora no toca, pero Susana Díaz conoce el peso del PSOE de la provincia de Jaén y además de Sicilia ha sonado el nombre de una mujer, Ángeles Férriz, política de raza, buena parlamentaria, combativa y lista, y que se puede incluir entre las damnificadas por el estilo Díaz de hacer política. Ignoro, como es lógico, la impresión que se habrá llevado de vuelta a Sevilla, pero no creo que sea de ningún cheque en blanco. Seguramente ella será la última en enterarse de que en su actual responsabilidad, para bien o para mal, ya está amortizada. Por tanto la pregunta que me hago es ¿a qué ha venido en realidad Susana Díaz?  

En el ámbito municipal sigue trabajándose la reivindicación del Plan Colce y su base logística del Ejército para Jaén, o el maná que nos pudiera llover del cielo si la suerte acompaña. La concejal María Cantos sigue dando a conocer el proyecto y ayer lo expuso a colectivos empresariales, entre ellos los del Parque Nuevo Jaén, que serán los más afectados por razones de vecindad, de conseguirse este empeño. Mañana toca cita en el Foro Jaén de Opinión y Debate. También se ha generado optimismo con respecto al Centro Comercial Jaén Plaza por la próxima llegada de nuevos operadores. Bienvenido sea todo lo que suponga para esta ciudad creación de empleo. Mientras tanto desde el área de Asuntos Sociales se trabaja en dar cobertura a los temporeros que se supone van a llegar en breve a la ciudad atraídos por la recogida de la aceituna que está a la vuelta de la esquina y es de esperar que en el conjunto de la provincia funcione el dispositivo, a pesar de las reticencias iniciales y entendibles, y no proyectemos mala imagen al exterior, esa debe ser una prioridad y ha de salir del consenso entre Junta y ayuntamientos. Y otra buena noticia, el propósito municipal de plantar 1.100 árboles en un año. La revolución verde que pedía la plataforma Jaén Merece Más parece que al menos despega. En cuanto a la comisión de investigación municipal sobre el World Padel Tour, ha tenido que aplazarse la constitución por una cuestión de bajas. Nadie se libra, lo mismo el Ayuntamiento, que la Policía Local, que la Universidad o algunos centros de enseñanza, el dichoso bicho sigue haciendo la puñeta. Más vale que nos armemos de paciencia.

A destacar también otra iniciativa del Ayuntamiento, la solicitud al Obispado de cesión del viejo cementerio de San Eufrasio para poder intervenir en el antiguo camposanto. Una visita al viejo cementerio de San Eufrasio, nos da una idea del escaso respeto que en Jaén le tenemos a nuestra memoria. Su estado de abandono nos debería abochornar a todos los jienenses. Como el clamor no llega en toda su magnitud más que una vez al año, salvo cuando arrecian denuncias de colectivos indignados, los respectivos ayuntamientos se han colocado sus corazas para sumar esta asignatura pendiente a otras muchas que están aparcadas para mejor oportunidad, es decir, para nunca. El actual gobierno nos sorprende agradablemente al solicitar a la Iglesia la cesión del vetusto recinto, es de suponer que con finalidad resolutiva. Se calcula que yacen en este lugar más de 20.000 personas a las que debemos respeto, y si no lo tenemos para ellas y lo que representan, ¿con quién vamos a estar en paz? No damos crédito a que el viejo San Eufrasio sea nada menos que Bien de Interés Cultural (BIC), una protección que solo ha servido para prolongar la agonía de lugares emblemáticos, tan institucionalmente distinguidos como realmente olvidados.  En este caso si el Ayuntamiento trata de cumplir lo que promete se trata de dar valor a este cementerio decimonónico, en el que reposan los restos de los jienenses más ilustres, Bernardo López, Flores de Lemus, los condes de Humanes, Prado y Palacio… Y muchísimos más, incluidos, claro está, tantas víctimas del odio de una guerra incivil que murieron en el campo de batalla de sus ideas.

El viejo cementerio de San Eufrasio fue hace muy poco, en 2003, cuando dejó de prestar servicio para enterramientos. Desde entonces se va muriendo a pedazos, a pesar de que hay quienes no paran de exigir atención para un lugar que por la riqueza que encierra, la artística como la más valiosa, la sentimental, tendría que ser ya hoy un gran parque desde el que reivindicar la dignidad de nuestro pueblo. Como siempre llegamos tarde. Que nuestros antepasados perdonen a los políticos tanta insensibilidad y desprecio. Y ojalá que al fin le haya llegado su hora.

Por último unas palabras de recuerdo y homenaje a José Villar Casanova, el popularísimo Vica, al que acabamos de decir adiós, un jaenero de los pies a la cabeza, periodista de raza y artista de los grandes y de los mejores. Viene bien recordarlo porque en estos días de San Lucas ha sido habitual muchos años disfrutar de sus chilindrinas, unos dibujos con una forma desenfadada de ver Jaén, adobada con una necesaria y saludable crítica. Vica era un enamorado de Jaén, sentía la necesidad de cuidar y proteger la ciudad de nuestros amores. Por eso viene bien terminar con un viejo dicho que nació en el Islam y que decía: “Habla de muchas ciudades, pero vive en Jaén”.   

Foto: Viejo cementerio de San Eufrasio de Jaén.            

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