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Hice una inicial advertencia hace unos días, a propósito de las críticas, merecidísimas por cierto, al tratamiento que se da a Jaén en los Presupuestos Generales del Estado para 2022. No esperábamos otra cosa, pero quedaba la última esperanza de que tras el año difícil que hemos tenido que digerir, con el fracaso del Colce y las visitas de ministros que han venido a pasearse por aquí, incluso tras la presencia en un mitin de Pedro Sánchez en el que  dio a entender que Jaén sería una prioridad, esa muletilla con la que siempre todos nos engañan, al final se acordaran de que esta provincia es una asignatura pendiente y que los gobiernos están endeudados con ella. Falsa ilusión, los PGE llegaron como todos los años, incluso, si es que ello es posible, peor que otros años, y nos quedamos asombrados sobre todo porque cuesta entender tanta desatención a un territorio que no exige por capricho, sino por necesidad.

También tuve la precaución de señalar, ante las severas críticas de los adversarios políticos, echando mano del sabio refranero, que “no te rías del mal del vecino, que el tuyo viene de camino”. Y es que, conociendo a los políticos, tan dados a exagerar en sus apreciaciones cuando tratan de vendernos sus mercancías, ya era fácil advertir que no íbamos a obtener respuestas milagrosas por parte del gobierno de Partido Popular y Ciudadanos en la Junta de Andalucía, de modo que en el documento que Juan Bravo ha elaborado para el término de la legislatura, la atención preferente a Jaén también se deshace como azucarillo en un vaso de agua. En esta legislatura del cambio hemos sentido muchas veces la caricia de los nuevos y renovados compromisos, pero en el balance de este tiempo la pura verdad es que Pedro Sánchez no ha cumplido con Jaén y que Juanma Moreno y su socio Juan Marín tampoco lo han hecho. Nos podrán venir a contar sus razones, pero la hemeroteca, que tengo siempre a mano, está repleta de declaraciones grandilocuentes, y lo que queda de ellas es más de lo mismo, es decir, de decepciones, por lo cual me pregunto, dirigiéndome a los políticos que hoy gobiernan la Junta, ¿qué fue de aquella ambición con la que nos quisieron engatusar con la llegada al poder?

Esta mañana, de acuerdo con lo previsto, el consejero Juan Bravo y la delegada del Gobierno en Jaén, Maribel Lozano, han presentado los presupuestos y las grandes cifras referidas a la provincia de Jaén, 327 millones de euros, 522 euros por habitante, casi el doble que el año anterior…Tengo que reconocer que este año, a diferencia de otros anteriores, han vestido mejor la oferta de la Junta, para hacerla más llamativa y creíble, de todas formas es el montante económico, además de las actuaciones concretas, lo que da idea de lo que se invierte y del juego que las partidas destinadas a Jaén tienen en la creación de riqueza y empleo, vital para esta provincia. Pero sobre todo lo que importa de un año a otro es la ejecución, ahí ya no hay engaño. Pero siento admiración por estos políticos que defienden lo que quiera que sea, lo de un año y lo de otro, lo malo y lo menos malo, y siempre utilizan el mismo discurso. Ciertamente tiene mérito.

De modo que aquí estamos, a casi tres años de la victoria electoral de la derecha política en las elecciones andaluzas, del 2 de diciembre de 2018, esperando, como siempre ha ocurrido en Jaén, la llegada del maná andaluz enviado por la Junta de Andalucía, en este caso por su nuevo gobierno liderado por Juan Manuel Moreno Bonilla, el político popular que en todos los años que fue portavoz y jefe de la oposición, le prometió a Jaén días de vino y rosas, sugerente de una época de feliz despreocupación porque todo lo comprometido tendría que llegar. La realidad es algo diferente, ahora mismo es cierto que han transcurrido ¡¡¡tres años’’’ y en política en ese espacio no da tiempo para demasiado, con la lentitud con la que operan las administraciones, y además ha habido que pasar por la pandemia, que ha sido una coyuntura muy complicada, y se partía de una administración heredada que durante 37 años estuvo en manos de un solo partido político, el PSOE. Estos son argumentos, pero no justifican nada. El gobierno de Juanma Moreno y de Juan Marín, ha estado gestionando y haciendo su hoja de ruta, pero al margen de determinados discursos de cercanía y de algunos gestos, faltaría más, que se inscriben más en el capítulo de lo simbólico que de lo práctico, se puede decir, sin temor a equivocarnos, que estamos muy cerca de donde estábamos.

De ahí que en Jaén sigamos expectantes, recelosos, y desde luego echamos mucho de menos que parte de los que tantas veces dieron la cara para ilusionar a esta tierra con compromisos muy concretos, no los hayan refrendado, sobre todo ante quienes una y otra vez anunciaron a bombo y platillo que Jaén sería una prioridad, y me refiero en particular a las reuniones de Moreno Bonilla con la plataforma ciudadana “Jaén Merece Más”, amén de anuncios de campaña para el territorio, tipo Jaén Avanza o Jaén Provincia Mejor Comunicada. Por ahora, nada, es verdad que se hace campaña en verso, pero se gobierna en prosa, algo que sabe bien esta provincia de siempre preterida.

Dije en su momento que no hay mal que por bien no venga y que lo ocurrido hace tres años era una oportunidad para favorecer la alternancia política en Andalucía, algo que, como se vio de manera palpable en el escandaloso asunto de los ERE, y por meras cuestiones de higiene política, era absolutamente imprescindible. Es una de las grandes fortalezas de la democracia, que cada cuatro años hay elecciones y que pueden decidir libremente los ciudadanos.

Este gobierno de PP con Ciudadanos, bajo la atenta mirada de Vox en su primera mitad, durará lo que el pueblo andaluz quiera, ni más ni menos, y en este caso concreto lo que corresponde a las fuerzas vivas de la ciudad de Jaén, a su sociedad civil, etc, es demandar que esta “nueva” Junta tampoco nos ningunee, no digo que en un periodo de cuatro años se pueda dar vía libre a tantos asuntos como figuran en la lista de espera, pero Moreno Bonilla por una parte y Ciudadanos, por otra, se esforzaron durante la campaña en abrir todas las expectativas para Jaén y es lógico que estuviéramos aquí a la espera de que esas previsiones tan optimistas se cumplieran, porque ya va dejando de tener sentido la coletilla recurrente de la “herencia recibida”. Nos alegra si es cierto que se está operando un mayor crecimiento económico de Andalucía como dicen los responsables de la Junta, que confían en que la comunidad dé un salto en el panorama nacional, a pesar de que son muchas las rémoras existentes. Lo que sea bueno para Andalucía debe serlo para Jaén, pero nuestra prioridad tenemos que ser nosotros mismos.

Durante este tiempo se han visto destellos, ha habido acercamientos relacionados con aspiraciones de Jaén, incluso en los presupuestos de 2022 presentados hoy aparecen partidas para ir actuando en la provincia, no voy a entrar en el discurso tan recurrente de los políticos del total de millones, de la inversión por habitante, de que son presupuestos “para las personas” y frases por el estilo, lo que sí percibo en una primera visión es que son menos rácanos que los pasados, al fin y al cabo la Junta de Andalucía es la administración responsable de la mayoría de las competencias, pero aún así, sería mucho decir que estamos en el camino de darle respuesta a todos y cada uno de los problemas importantes de Jaén capital, del primero al último, ni de haber empezado a satisfacer la deuda histórica de Andalucía con Jaén. Ni los presupuestos que el gobierno andaluz ha hecho hasta ahora van en esa dirección. Voy a poner algunos ejemplos, sin pretender agotar toda la tarea que tiene pendiente la Junta y en la que Jaén lo primero que hizo fue, como tal vez correspondía, ponerse a la cola.

Por empezar por algún asunto, se ha avanzado con el tranvía, se llegó a la firma del convenio, aunque me queda la duda de si en esta legislatura veamos al sistema tranviario funcionando, dada la lentitud con la que operan las administraciones, pero justo es reconocer que la Junta y el Ayuntamiento han cumplido, ahora viene la parte práctica, ponerlo a funcionar, y ya hay una partida con este objetivo. Con respecto a la Ciudad de la Justicia, se nos ha vuelto a decir que constituye una prioridad, pero el presupuesto para 2022 no se expresa de la misma forma, en fin, no creo que esté en línea de salida y suma y sigue. Del Museo Íbero lo más destacado es el acuerdo entre Junta y Gobierno de España para que el centro museístico pertenezca a la red estatal, pero estamos sin fecha y el edificio, magnífico por cierto, sirviendo para todo clase de acontecimientos, un multiusos, para todo menos para lo que tendría que ser, por mucho que se contemplan 300.000 euros para la redacción del proyecto museográfico. ¿Por ahí vamos todavía?

También en su día se creó el modelo de gobernanza para gestionar la Inversión Territorial Integrada (ITI), pero tampoco es actuación propia, le ha venido dada, y la administración de este asunto que se daba por tan relevante para la provincia se ha quedado en otra oportunidad perdida, porque ese dinero no sirve para proyectos emblemáticos y de mayor alcance, sino que sus actuaciones se han quedado en meras obras comunes de las que se pueden ejecutar mediante presupuestos ordinarios. Otro asunto de calado con respecto a la aspiración tan antigua de contar con una Ciudad Sanitaria, la Junta, esta Junta, es verdad que ha dado los primeros y eficientes pasos, ha puesto encima de la mesa su compromiso y ha recibido por parte de Ayuntamiento y Diputación los terrenos, actitud modélica por cierto de colaboración institucional, quiere decir que parece que se trata del inicio de la cuenta atrás para tan ansiada aspiración jienense, pero no es menos real que viene despacio, hablamos de ocho o diez años, así que todavía no conviene empezar a celebrarlo, porque está pendiente conocer si las obras se adelantan o nos la llevan a 2024, sin prisa pero sin pausa.

Sin perjuicio de lo anterior, la Junta se ha comprometido con Diputación en seguir colaborando para la promoción turística de Jaén y, entre otras actuaciones de colaboración, han cumplido con el compromiso de construir a medias el Palacio de Deportes Olivo Arena, que hoy es una gozosa realidad. De todos los temas señalados la mayoría vienen de atrás, a excepción de la Ciudad Sanitaria, que era un proyecto abandonado y que el gobierno andaluz ha querido revitalizar y convertirlo en un emblema de su relación con Jaén, solo que va a tomar su tiempo. Por cierto no se sabe nada de la rehabilitación de Santo Domingo y en cuanto a actuaciones de este momento, la más sonada es la del Conservatorio Superior de Música, construcción que ha sufrido una larga espera y que en esta legislatura ha podido salir a flote, por fin.

Hoy mismo, y aunque el consejero Bravo ha tratado de corregirle, el rector de la Universidad, Juan Gómez, junto con sus colegas del sistema universitario público andaluz, se queja de que con este presupuesto no se puede avanzar, y en el caso específico de la UJA lo que nos preocupa es que pueda afectarle a la anunciada implantación de Medicina, un órdago de la UJA para la que se contaba con el compromiso del consejero Rogelio Velasco, pero en este momento nos inquieta, porque conocemos de sobra que el optimismo de los políticos no siempre debe tomarse al pie de la letra. El aspecto sanitario en general sigue en el debate, la Junta, como ya hacía la anterior, sigue vendiendo lo que cree que son fortalezas de nuestra sanidad pública, pero los hechos a veces lo niegan, Jaén es la provincia con menos profesionales sanitarios de toda la comunidad y esto tiene una traslación evidente en el funcionamiento del sistema. Claro que se está pendiente de la Junta, y la capital jienense se tendrá que enfrentar a un nuevo PGOU cuanto antes mejor, si en algún momento el alcalde percibe su necesidad, porque es incomprensible que tras los problemas que hubo en el pasado, en el actual mandato municipal ni siquiera se haya dado un paso adelante al respecto.

Está ahí el tema de la aspiración de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad, que cuando el Ayuntamiento elabore el expediente precisará del apoyo de la comunidad autónoma, el mismo que no tuvo antes; hay asuntos pendientes de patrimonio, está también el futuro de Las Protegidas, infraestructuras de carreteras, por ejemplo terminar lo que queda pendiente de la Autovía del Olivar, ausente otra vez en las cuentas del próximo año, y un largo etcétera. No pretendíamos que se obrara el milagro de verlo todo resuelto en el plazo de cuatro años, pero a fuer de sinceros, tampoco damos crédito a observar lo poco que se ha avanzado, muchas declaraciones rimbombantes, sí, pero poca enjundia. Hay que reconocerlo, incluso lamentarlo. porque con los antecedentes muchos nos habíamos hecho a la idea de que mejorarlo era tarea fácil, y no lo ha sido tanto.

Añado el hecho de que si bien hay ya una Ley de Cámaras aprobada, oficialmente no se ha dado ningún paso al frente para resolver la situación de la Cámara de Comercio de Jaén y es de vital importancia recuperarla, ahora que tanto se habla de capitalidad y de consolidar las fortalezas de las ciudades, es imprescindible que el empresariado encuentre apoyo para cumplir con su responsabilidad social y económica. En fin, repito que no puedo hacer una enmienda a la totalidad en el sentido de que la Junta está de brazos caídos con respecto a Jaén, pero si tomamos como referencia todos los anuncios que se hicieron durante años hasta llegar al gobierno, incluidos los 810 millones que se sacaron de la manga en un Consejo de Gobierno en Úbeda, como si de pronto nos hubiera tocado la lotería, es razonable que nos sintamos decepcionados y a la espera de ese maná que tanto se hace de rogar.

En el gobierno de la Junta hay un consejero, el de Hacienda, Juan Bravo, que si no es jienense es como si lo fuera, porque vivió muchos años entre nosotros y tiene apego a la ciudad. No entró en la primera configuración del equipo de Moreno Bonilla, sino tras la renuncia del nombrado consejero en primer lugar, pero ahí tenemos la que hemos venido en considerar la cuota jienense y en lo posible suponemos que será para bien, aunque es un responsable público demasiado optimista, tal vez sean las ganas, de hecho ha repetido varias veces que con los presupuestos Jaén iba a ser un ejemplo ante toda España, y en verdad que me parece que en esto se pasó con los anteriores presupuestos unos cuantos pueblos, porque no lo hemos visto por ningún lado. Por lo demás sigo valorando la presencia en el gobierno andaluz de la viceconsejera de Salud y Familias, Catalina García, que creo ha tenido mucho que ver con el impulso, aunque sea a cámara lenta, de la Ciudad Sanitaria, y por supuesto de José Antonio Miranda Aranda, director general de Gestión Económica y Servicios del Servicio Andaluz de Salud, que esté donde esté siempre es un valor y un referente para su tierra, donde, por sus obras le conoceréis, se le tiene en alta estima.

Todavía me queda algo por decir y es que en estos tres años se han acabado casi por completo, solo las hay muy puntuales, las refriegas políticas entre Junta y Ayuntamiento de Jaén. Hay fuego cruzado, faltaría más, pero circunscrito a clave política entre partidos, pero ni el presidente de la Junta ni por supuesto el alcalde de la ciudad, han entrado hasta el momento en críticas entre instituciones, ni sobre el tranvía ni en relación con ningún otro tema. Esto que es rara avis cuando objetivamente hay asuntos en los que podrían confrontar, es un buen ejemplo de lealtad institucional entre dos administraciones que se necesitan para ayudarse, trabajar juntas en muchos proyectos y en definitiva beneficiar a la ciudadanía. No sé lo que esta situación durará, pero mientras dure es un ejemplo a seguir. Queremos políticos con ganas de trabajar y resolver los problemas, no políticos que pasen de todo y encima se escuden en el enfrentamiento para justificar su inacción, al estilo Jaén. Dicho todo lo cual me voy al principio. La Junta de Andalucía y sus actuales responsables han perdido una gran oportunidad de responderle a Jaén y solo obras son amores. Es verdad que dicen que nos quieren mucho, pero hay amores que matan.

Foto: Juan Bravo, explicando el Presupuesto de la Junta para 2022. A su lado, la delegada del Gobierno en Jaén, Maribel Lozano.

 

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