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SE HAN PASADO LOS AÑOS CONFRONTANDO. La batalla permanente entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Jaén viene de lejos, se ha hecho especialmente visible cuando el gobierno local era del Partido Popular, porque como bien sabemos nunca hubo alternancia en la administración autonómica. En tiempos de la alcaldesa Carmen Peñalver las relaciones mejoraron, al menos en lo que era perceptible, y fue cuando nos construyeron el polémico tranvía, en una obra especialmente rápida gracias a los buenos oficios de Rafael Valdivielso, pero los vagones siguen encerrados en cocheras va ya para ocho años. Pero recuerdo aún que siendo regidor José María de la Torre hubo tensiones, no sentó bien, entre otras muchas cosas del mandato, el trato a Jaén en los fastos del 92, pero no se montaron grandes escándalos ni airadas protestas como las que ha protagonizado el alcalde de Linares, Juan Fernández, aquí hubo voto de obediencia, si bien la procesión iba por dentro.

Los alcaldes del PP podrían contarlo porque forma parte de la intrahistoria de la vida de nuestra ciudad, siempre tan sufrida con la causa política, especialmente saben de ello Alfonso Sánchez Herrera o Miguel Sánchez de Alcázar, que fueron inquilinos del palacio municipal de la Plaza de Santa María y que se relacionaron con Gaspar Zarrías, durante un largo periodo el todopoderoso dirigente a quien se había confiado el territorio. Tiempos de algunas conquistas, pero a la vista del balance que aún presenta Jaén, permanentes brindis al sol, mucho aparato propagandístico y realidades no demasiadas y no las que demandaba la ciudad.

De todas maneras, aunque el desencuentro viene muy de atrás, y se reduce a que la Junta nunca hizo sus deberes como Dios manda respecto a la ciudad de Jaén, vamos a circunscribirlo aquí para acotar en lo posible el debate, tomó verdadera carta de naturaleza con la llegada a la Alcaldía de José Enrique Fernández de Moya y aquí ya se juntaron el hambre con las ganas de comer. Fueron años de dureza dialéctica y de confrontación política sin freno, porque el alcalde, a la sazón presidente provincial del PP provincial, metió al partido en el Ayuntamiento y se parapetó en la instancia local para hacerle la guerra a la Junta, tanto a los que mandaban en Sevilla como a los responsables en Jaén. Los mensajes del alcalde estaban marcados por la razón, en muchos casos, pero el discurso era incendiario, y prácticamente se rompió el diálogo. El Ayuntamiento exigía y la Junta, siempre rácana con Jaén, no reaccionaba con respuestas contundentes. Fueron unos años de angustia permanente, Fernández de Moya dando bofetadas continuas al gobierno andaluz en la cara de los concejales del grupo socialista en el Ayuntamiento, y así de manera permanente hasta que abandonó la nave. Creo que lo celebraron en el PSOE porque era un gran alivio desprenderse de esta presión, aunque el protagonista, en su etapa de exsecretario de Estado, seguiría atacando a su estilo, forma y manera.

Llegó la etapa de Javier Márquez, donde se estrenaba una nueva manera de encauzar las relaciones, moderación, diálogo, el alcalde podía sentarse en una mesa con los dirigentes del PSOE, complicado en la situación anterior, pero Márquez se hartó de las buenas maneras, porque tampoco con ellas se lograban resultados eficaces para la ciudad. Al final este último tiempo del mandato municipal y la presidencia de la Junta en manos de Susana Díaz, ha sido un sonoro fiasco para Jaén y en cualquier momento sacaré a relucir la relación de asuntos que siguen pendientes porque la administración andaluza no ha dado pasos al frente. Y eso que la presidenta acudió al Ayuntamiento y parecía que el panorama iba a cambiar por la buena sintonía que surgió, incluso a nivel personal, con el nuevo titular de la Alcaldía, pero no fue así. De hecho, en los últimos años no se ha avanzado más que en el Centro de Salud de Expansión Norte, con un atronador retraso, y el inconcluso Museo Íbero, que lograron inaugurar para dar una mínima satisfacción a Jaén, y que todos sabemos que fue la alegría compensatoria tras veinte años largos de espera. Nos vendieron que los años de crisis fueron la causa del frenazo, pero es un argumento peregrino cuando hemos visto que se actuaba en otras capitales, sin ir más lejos en el mismo terreno cultural de los museos.

Y luego estaba el tranvía, que no solo fue un gasto de 120 millones de euros, esperemos que algún día los jienenses podamos convencernos de que se ha tratado de una inversión en función de los resultados, en el que el acuerdo ha costado sangre, sudor y lágrimas, y al final se truncaron las expectativas porque los políticos de uno y otro lado lo metieron en campaña y han preferido que la nueva Junta y tal vez el nuevo Ayuntamiento sean quienes decidan qué hacer con el sistema tranviario, supongo que ponerlo en marcha, aunque con los trámites que aún quedan pendientes hay que pensar que el momento en que los jienenses se puedan subir al tranvía queda aún lejos, y parece que hasta el 2020 o 2021 tampoco tendremos el Museo Íbero a pleno rendimiento, no ha debido haber tiempo en veinte años para realizar el proyecto museográfico que es ahora el objetivo final.

En resumidas cuentas, el Ayuntamiento que si la Junta y la Junta que si el Ayuntamiento, el uno por la otra qué pena lo poco que ha avanzado esta ciudad en los proyectos que dependían de las consejerías del gobierno andaluz, porque los presupuestos anuales, que con Susana Díaz dejaron de provincializarse y antes habían sido raquíticos, han llegado sin voluntad política. No voy a exculpar al Ayuntamiento en la parte de responsabilidad que le corresponda en este desastre de relación a dos, pues a ambos le ha venido bien esta distracción que tantas veces toma cartas de naturaleza como tapadera de inacción, sin más, pero como periodista que he seguido la actualidad durante todos estos años y como jienense que quiere y le duele su tierra, me parece sencillamente indignante que a las reflexiones que estos días ha hecho el alcalde, Javier Márquez, en el sentido de que se abre una nueva etapa de la que espera se beneficie la capital, que por cierto es una declaración de intenciones que se excede en la euforia porque Juanma Moreno y Juan Marín han prometido tanto que veo bastante improbable que tengan capacidad de respuesta y ahora vendrá el tío Paco con las rebajas, los socialistas, por su parte, hayan salido en tromba para defender lo indefendible, la actuación de la Junta con respecto a Jaén.

El argumento de que esta capital ha sido una prioridad, una apuesta y todo eso tan bonito que se dice, es muy endeble y se cae por su propio peso. No tienen más que preguntar la opinión de los jienenses, exceptuando los palmeros que ya he visto en las redes sociales que lo aplauden todo. Lo digo sin acritud porque no tengo nada especial en contra del PSOE y me gusta subrayar las cosas que ha hecho bien, pero en Jaén se ha retratado con polémicas permanentes para tratar de tapar sus errores y sobre todo esa lista de espera de asuntos que no ha sabido gestionar. Pese a todo Julio Millán insiste en que el único cambio que espera la ciudad es el desalojo del PP en el Ayuntamiento. Esto lo dirá el tiempo y ya queda menos, cinco meses.

Las declaraciones en estos días tanto de la delegada del Gobierno en funciones, Ana Cobo, como del candidato a la Alcaldía, Julio Millán, me han parecido la valoración de dos políticos sorprendidos y desbordados por la situación del nuevo mapa andaluz y que no han tenido la valentía de analizar con sentido crítico, mejor dicho autocrítico, qué parte de la fuga de votos tiene que ver con un trato inmerecido por los jienenses. Decir que la Junta ha hecho de Jaén una prioridad es fácil rebatirlo, los políticos deben ser más respetuosos con los ciudadanos y no faltarnos al respeto. Por cierto, y para terminar con este asunto, es verdad que el Ayuntamiento está en ruina y no hace falta que se lo recuerden los responsables socialistas que no han hecho nada, al margen de propuestas en pleno, para remediar tan extrema situación, y han tenido la Junta para salir en auxilio del Consistorio, como parece que era su obligación. No hacer nada y aprovechar para criticar que el Ayuntamiento está peor que mal por una pésima gestión es una verdad a medias, porque una buena parte de esa ruina viene precisamente de etapa socialista, aunque el PP la haya mantenido e incluso corregido y aumentado, que aquí no se salva ni el apuntador. Pero las medias verdades son peligrosas, el PSOE está retratado en el Ayuntamiento de Jaén, no puede hacerse de nuevas.

HOMENAJE A FERNÁNDEZ DE MOYA. En el ámbito político cómo no hacer referencia al homenaje de reconocimiento que se ha dedicado este pasado fin de semana al exalcalde y exsecretario de Estado de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya, que se ha visto arropado por el que ha sido su ministro en la cartera de Hacienda, el también jienense Cristóbal Montoro. Nada nuevo que añadir a lo ya dicho hace unos días, estaban los que tenían que estar, y no eran pocos, dicho sea de paso, pero es que Fernández de Moya ha tenido importantes responsabilidades políticas durante una larga etapa y hay mucha gente que tiene motivos para sentirse agradecida a su persona. Este era el grueso de la asistencia, empezando por su leal amigo Gabino Puche, y no hay nada reprochable en esa actitud. Había también, claro está, ausencias significativas, entre ellas la del propio alcalde, con quien están cortadas las relaciones, creo que por deseo del propio Fernández de Moya, que no debe participar del modo de proceder del que era su amigo y fue su heredero en el cargo. En fin, un acto para elevar el estado de ánimo, ego lo llamarían otros, de Fernández de Moya, que no ha dejado la política y que quienes le conocen saben que está inmerso a tope en la operación derribo contra Juanma Moreno, tarea que no va a ser nada fácil porque este político está camino de convertirse en el próximo presidente de la Junta de Andalucía, salvo cataclismos que puedan producirse.

Una operación sin duda arriesgada habida cuenta del delicado trance que tiene que pasar José Enrique con el ‘caso de las fuentes’ o ‘caso Matinsreg’, del que me comentan algunos abogados que pinta mal para el político, aunque no seré yo quien le condene antes de que se pronuncie en cualquier sentido quien tiene la competencia, su señoría. Si Fernández de Moya fuera de otra manera posiblemente hubiera frenado en sus apetencias políticas hasta dejar pasar este comprometido asunto judicial. ¿Después? A la vuelta del tiempo, y como aún es joven, tendría oportunidades para reengancharse a la política. Ahora mismo es complicado que cuenten con él para operaciones de calado político y un tanto arriesgado e inexplicable que esté en esta batalla andaluza eludiendo su delicada situación judicial. Por el momento solo cabe esperar. No sé si el mismo día del homenaje a Fernández de Moya, donde en las fotos no hemos visto a la cúpula actual del partido, o tal vez un día antes, un grupo de militantes se reunían también en una comida con el alcalde y hombre fuerte del nuevo PP, Javier Márquez, asistiendo militantes como José Antonio Miranda (ojo, que tiene todas las papeletas de convertirse en consejero si Juanma Moreno no se ha olvidado de que quería contar con él), Miguel Sánchez de Alcázar, Cristina Nestares, Pepa Martos, Javier García Gómez…en fin, gente que no tiene relación con los actuales dirigentes de San Clemente. Ya ven cual es el panorama, juntos pero no revueltos.

LA PRESENCIA DE “JAÉN MERECE MÁS”. No queremos olvidarnos de que hoy hace un año de que se celebraba por las calles jienenses la segunda manifestación convocada por la plataforma ciudadana “Jaén Merece Más”, con miles de personas participando, en un domingo para el recuerdo, para protestar contra el olvido histórico de las administraciones, y vale para todas, en especial las que tienen su sede en Madrid y Sevilla, si bien la reivindicación central era la exigencia de la ITI, de la que en este momento bien poco se sabe. Un año después es verdad que la plataforma ciudadana está funcionando como un reloj en la denuncia de las situaciones que perjudican a Jaén, y que algunos pasos se han dado, bien es cierto que en esta provincia las cosas se mueven con una lentitud pasmosa. Tanto que nos podemos seguir preguntando, como hacían los organizadores de la manifestación de hace un año, qué le pasa a la clase política de Jaén, que históricamente la siguen relegando a la cola de todo, creando en la sociedad una enorme desesperación, al comprobar que no hay cambios en la situación enquistada y endémica que Jaén ha venido soportando. El caso es que seguimos donde estábamos, a la cola de inversiones e infraestructuras y en la negación de oportunidades, aunque nos quieran hacer comulgar con ruedas de molino.

En Jaén cuesta mucho luchar contra la inercia, pero se ha demostrado que la existencia de instrumentos como la plataforma ciudadana “Jaén Merece Más” ha hecho reaccionar a administraciones y se han movido no solo la conciencia ciudadana, que es tan importante, sino la propia clase política, que, a título de ejemplo, ha alzado la voz contra la marginación del tren hacia Jaén, en pleno siglo XXI, y estamos a la espera de que se ofrezcan soluciones, y si no, habrá que volver a salir a la calle a exigir, si la política no es capaz de resolver los problemas, tendrán que ser los ciudadanos, de manera organizada, la sociedad civil, la que tome las calles y exija a los poderes que cumplan con el territorio. Si la montaña no viene, habrá que ir a la montaña. Y, además, si las cosas no van bien, tenemos la oportunidad de aceptar el sabio consejo de Miguel Hernández en el que ha sido escogido como himno jienense, me refiero al lema “Jaén, levántate brava”…Ya no se puede abdicar de la responsabilidad de la ciudadanía, porque es la hora de este revulsivo imprescindible en una capital que durante mucho tiempo permaneció adormilada. Como alguien muy acertadamente recogió hoy hace un año, siempre estará justificado que la dignidad de un pueblo salga a la calle.

Foto: Presencia de Susana Díaz en el Ayuntamiento de Jaén. Creíamos que se iba a producir un cambio, pero nos quedamos con las ganas. 

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