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Enhorabuena al gobierno municipal de PSOE y Ciudadanos en el Ayuntamiento de Jaén porque han conseguido finalmente salirse con la suya respecto a la extinción de Onda Jaén, es decir, suprimir el medio y mandar al paro a medio centenar de familias, que es lo que nunca debería esperarse de una institución como la municipal. Se ha conocido la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) al respecto, aunque el jarro de agua fría todavía es provisional porque cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo y, si de mí dependiera, lo formularía, convencido de que sobran argumentos para continuar con esta batalla. Lo que no sé es si a los compañeros les quedarán ya ánimos para seguir en esta lucha que ha sido una durísima experiencia. Espero que el alcalde y los concejales que no tuvieron duda en ningún momento en llevar este caso hasta el final, estén en paz con sus conciencias. La vida pública no es para siempre, una decisión que afecta a medio centenar de seres humanos, sí puede serlo.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, con sede en Granada, en términos generales lo que concluye en la sentencia dictada es en considerar ajustada a derecho la extinción de la radiotelevisión municipal, Onda Jaén, y al tiempo avala el despido colectivo del medio centenar de empleados que conformaban la plantilla y que dejaron de trabajar en agosto de 2019 cuando un incendio intencionado, y tan intencionado, afectó a parte de las instalaciones de Vaciacostales. Se responde así a la demanda interpuesta por el comité de empresa, CCOO y CSIF, que pretendían revocar la extinción del medio y que fueran declarados nulos los despidos.

Voy a comentar solo algunos de los aspectos que en esta sentencia considero personalmente bastante endebles y por tanto recurribles, y seguro que conmigo habrá muchos jienenses que compartan este criterio. Se indica que la decisión de suprimir el servicio adoptada por el pleno municipal el pasado mes de junio de 2020 se debe considerar adoptada conforme a la normativa, tanto desde el punto de vista procedimental como del ámbito competencial del Consistorio, por lo que el TSJA respalda que el despido colectivo se sustentó, se indica en la información difundida por la agencia Europa Press, “en la falta de utilidad pública de dicho servicio, al margen de su deficitario resultado”. En efecto, era deficitario, como otros servicios municipales, solo que en este caso hubiera bastado un cambio de estrategia e introducir la publicidad como medio de financiación total o al menos parcialmente. En lo que discrepo abiertamente es en lo de “falta se utilidad pública”, bastaría con preguntar a las personas que única y exclusivamente se informaban de la vida de la ciudad por medio de la radiotelevisión municipal, para responder a este aserto.

Pero es que, además de “escasa utilidad pública”, el gobierno municipal de PSOE y Ciudadanos ha ponderado en sus informes, basándose, dice, en datos de audiencia, que la televisión municipal “arroja un escaso seguimiento”. ¿Por esa razón la mantuvo el PSOE en sus años de gobierno, porque no llegaba a los jienenses? Creo que es un argumento arriesgado y de dudosa fiabilidad. También me llama la atención que la sentencia asegure de manera tan tajante que no ha habido mala fe o abuso de derecho y rechaza que la decisión colectiva impugnada haya incurrido en vulneración de los derechos fundamentales de los trabajadores afectados. Suspender de una tacada medio centenar de empleos debe ser cuestión menor en los tiempos que estamos, y en una ciudad con más de 10.000 parados, y lo que te rondaré. Por último, porque no voy a entrar en cuestiones más estrictas del ámbito laboral, el magistrado firmante rechaza que el acuerdo plenario poniendo fin a Onda Jaén pueda considerarse “una iniciativa arbitraria, irracional o ilógica”. Vamos, todos discípulos de la madre Teresa de Calcuta.   

Después de algunos varapalos jurídicos, con el transporte público, con FCC y alguno que otro más, el equipo de gobierno puede respirar con esta sentencia tan benigna sobre Onda Jaén, sin duda el asunto más controvertido al que los responsables municipales han tenido que enfrentarse desde que se constituyó la nueva Corporación en junio de 2019. El tiempo, la que ha sido plantilla y los sindicatos que les han apoyado, Comisiones y CSIF, establecerán su estrategia, seguir o rendirse.

Hagamos historia. A los diez meses y unos días del incendio de Onda Jaén el gobierno municipal decidió en pleno la extinción de este servicio público, su entierro, en plena época de estado de alarma, cuando los sepelios eran y son más íntimos. El titular publicado en su día por el diario ABC, lo clavaba: “El pirómano consigue el cierre de Onda Jaén”. Visto ya con cierta perspectiva la justificación de cerrar una televisión municipal a causa de un incendio, que no fue total, y en pleno siglo XXI, es algo difícil de asumir, al menos a mi juicio. PSOE y Ciudadanos no solo no han dado marcha atrás sino que, por el contrario, han mostrado su prisa por acabar cuanto antes, seguramente confiando en que la memoria es frágil y los jienenses se olvidarán de esta arriesgada medida. Porque lo han hecho muy mal, no ya en el fondo, que también, sino en las formas, manifiestamente mejorables

A la postre no han servido para nada ni las reivindicaciones de la plantilla, ni sus propuestas de solución, tampoco la recogida de miles de firmas de jienenses (13.000) que se supone que tenían algo que decir al respecto, ni tampoco el pronunciamiento en contra de los grupos de la oposición municipal, que suman casi la mitad de la representación de la ciudadanía. El gobierno municipal de PSOE y Ciudadanos, en pleno extraordinario, llevó a término su propósito de cerrar Onda Jaén, una radio y televisión local con casi veinte años de existencia, con una trayectoria de aciertos y errores, pero que pensamos que era reconducible, y así lo manifestaron también el Colegio de Periodistas y la Asociación de la Prensa. La hoja de ruta estaba planteada desde el minuto uno, antes incluso del incendio, se trata, no lo puedo decir de otra manera, que de una decisión muy calculada. Al PSOE, al menos a este PSOE, no le gustó nunca esta televisión, supongo que como a otros jienenses, pero lejos de optar por ensayar un nuevo modelo, con reducción de costes, con una plantilla aligerada, en fin, para tratar de encontrarle encaje dentro de la complicada situación económica municipal, optó por la solución más drástica, el cierre, el negro para siempre. Todo es posible menos que la televisión local siga funcionando. 

Cuando surgió el incidente del incendio, que por muchas razones no se puede considerar casual, a la vista de los hechos que se han ido sucediendo, ya se empezaba a intuir que iba a producirse una relación de causa-efecto, y no ha decepcionado el pronóstico. Además no hay rastro del pirómano, aunque en redes sociales muchos se han jactado de conocer la identidad, y hay quien privadamente apuntó pelos y señales, que me reservo porque no lo puedo acreditar. Lo cierto es que la Policía tuvo un sospechoso, esto sí es oficial, incluso anunció en un momento dado que la detención estaba próxima, pero al parecer contaba con coartada y finalmente no fue posible acusarlo. Escenario perfecto y asunto cerrado.

Los argumentos económicos que el gobierno local ha presentado para el cierre de la televisión podrían haber sido considerados razonables, pero siempre que se discutieran en los foros oportunos, y con dos acotaciones. Por un lado, lo antes dicho de que esta televisión local era posible ajustarla en el aspecto económico y laboral, para ahorrar costos importantes. Pero, además, si tanta preocupación tenían los regidores por la ruina económica, lo extraño es que no se hayan extremado las medidas en otros ámbitos, por ejemplo en los sueldos, liberaciones y personal de confianza. Se argumenta asimismo que mantener una televisión son competencias impropias para el Consistorio, pero ¿cuántas emisoras de televisión hay en todo el país dependientes de administraciones públicas, también de ayuntamientos? Lo que no vale para unas, no debe utilizarse para el resto. Por tanto aparecen argumentos que explican que la principal razón es precisamente la sinrazón. Supongo que no se trata de una medida agradable de adoptar para el alcalde, pero ignoro los motivos reales que le han llevado a certificar esta defunción. Le oí decir que hubiera sido más fácil cerrar los ojos y utilizar el medio para mayor gloria de él y los suyos. Excusatio non petita accusatio manifesta.

Otro razonamiento que se le echa en cara a los trabajadores es que informes oficiales certifican que el PP gobernante tenía la máxima cuota de pantalla, por tanto la lectura que se hace es que la tele estaba al servicio del PP. Y así sucesivamente. Inaudito, porque ya conocemos de sobra lo que ocurre cuando los medios de comunicación se ponen al servicio de la política o, mejor dicho, cuando la política “toma” los medios de comunicación. Que le pregunte Julio Millán al presidente Pedro Sánchez, que algo tiene que saber del asunto. El equipo de gobierno ha tenido la oportunidad de reordenar Onda Jaén, profesionalizarla, mejorarla, hacerla de todos los jienenses. Conozco a los profesionales del medio, y puedo asegurar que su inmensa mayoría estaban por esta labor y es lo que siempre han deseado y no les han dejado. La gestión del PP en la televisión municipal, lo diré para que no haya la menor sombra duda, ha sido nefasta, un aprovechamiento descarado de este recurso, pero esto no solo ha ocurrido en tiempo del PP, porque el PSOE, aunque menos años, también ha gobernado el Ayuntamiento y pudo aprovechar para cambiar su modelo de gestión. Ambos se han caracterizado en sus diferentes periodos de responsabilidad en el medio por sus cacicadas políticas. Aunque en redes sociales hay un aluvión de apoyos para la plantilla, también hay críticas, especialmente relacionadas con la forma de selección del personal. Responsabilidad achacable por supuesto, a decisiones políticas, y acabo de señalar que el mal de Onda Jaén ha sido su dependencia, como el resto de los medios públicos, sálvese quien pueda, de los políticos que la han dirigido en cada momento.

En fin, me preocupa como periodista y también como ciudadano la situación personal, familiar y profesional de los trabajadores de una empresa con casi veinte años de vida y han sido tratados con escasa consideración, y que se han visto abocados, presos de la desesperación, a responder a veces como cualquier ser humano que se ve acorralado y con su puesto de trabajo en peligro. Lamento mucho que se haya llegado a esta situación límite, esperaba otra respuesta de la Justicia, pero las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran. Así pienso desde el primer día.

Foto: Una de las numerosas concentraciones de los trabajadores de Onda Jaén. 

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