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Lo que faltaba. La noticia del cierre de la tienda de El Corte Inglés de Linares, que pronto iba a cumplir veinte años de existencia, ya que fue inaugurada en noviembre de 2002, y presumía de ser el primer establecimiento de la firma en la provincia, porque el centro de la capital llegó cinco años después, cerrará sus puertas, de manera “temporal”, según se ha señalado, el próximo día 1 de marzo, y es todo un símbolo de la situación por la que atraviesa el comercio establecido en toda la provincia, y aquí entran los grandes y pequeños, que pasa por un momento tremendamente delicado a causa de las medidas que las autoridades vienen adoptando con motivo de la pandemia que pronto va a cumplir un año. Las consecuencias de la covid-19 están suponiendo un jarro de agua fría para todo el espectro económico, da igual que sea el comercio, la hostelería, y otras actividades que pasan por la misma delicada situación. El anuncio del cierre de El Corte Inglés de Linares ha sobrecogido a toda la población linarense, empezando por sus autoridades y fuerzas políticas y sociales.

Hace tiempo que de vez en cuando aparecían rumores, a los que no se daba crédito, por eso en esta ocasión ha cogido de sorpresa a la sociedad local, que en términos generales considera este hecho un tsunami sobre la línea de flotación de tantos proyectos frustrados para levantar una ciudad que vivió tiempos de esplendor y que ha ido perdiendo peso y se han instalado problemas graves, entre los que el más importante es su alto nivel de desempleo. Muchos linarenses no entienden que una población con grandes fortalezas y que a lo largo de la historia se ha sobrepuesto a muchas adversidades, haya sido dejada de la mano de las administraciones que han prometido el oro y el moro, pero que a la postre el balance que hoy presenta la conocida como ciudad de las minas es un ejemplo palmario de una deriva entendida desde el despropósito y la inacción, y no hay más que detenerse en las evidencias.

Si El Corte Inglés decide hacer un cierre, aunque sea temporal, otra cosa es lo que vaya a ocurrir cuando pase este duro trance en el que nos encontramos, es porque la economía de Linares hace aguas, esta medida es un termómetro fiable para que las autoridades se alejen de la política partidista y luchen por salvar a Linares de esta crisis que ya dura demasiado tiempo. El alcalde, Raúl Caro, -a quien sigo con interés y observo que cómodo, lo que se dice cómodo, lo está poco, con la que está cayendo- ha dicho hoy que va a tratar de convencer a la firma para que revise su postura, pero la política comercial de grandes establecimientos como El Corte Inglés normalmente no se aviene a este tipo de razonamientos, y es relativamente fácil entenderlo. En la misma línea se ha expresado el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, que ha solicitado a la entidad empresarial que reconsidere su decisión porque el cierre supondría «un duro golpe para el empleo y la economía del municipio y su comarca». El Corte Inglés, por otra parte, ha servido durante todos estos años como foco de atracción comercial para Linares y su comarca, por eso hay un lamento general por la pérdida de este buque insignia y su repercusión para el resto del comercio linarense.  

De aquellos polvos, estos lodos. Va a hacer en febrero nueve años que la Junta de Andalucía, entonces en manos del PSOE, firmó en la ciudad de las minas el Plan Linares Futuro que ha resultado ser el engaño del siglo, una afrenta más que se suma al largo camino recorrido desde que empezó a estallar la crisis de Santana Motor, y algo ha llovido. Es normal que el pueblo esté desmoralizado. Hablo con muchos amigos de Linares y se detecta en el ambiente una honda preocupación por la falta de perspectivas industriales en una plaza que lo fue todo. El penúltimo episodio ha sido el abandono definitivo de proyectos de expansión de empresas, pero sobre todo, a la deficiente cobertura que la Junta ofrecía a las empresas interesadas en invertir en Linares. 

De Linares bien se puede decir que “entre todos la mataron y ella sola se murió”, que define bien lo sucedido. Los propios extrabajadores, sufridores en primera instancia de todo un drama, han sido los primeros en reconocer que el Plan Linares Futuro ha sido un gran fracaso, por muchos paños calientes que se quieran aplicar al respecto para dar explicaciones poco o nada convincentes. Los políticos que se acercaron a esta realidad se quemaron, especialmente los jienenses Zarrías, Vallejo y Ávila, con algunos otros más, todos acabaron sin hacer la tarea, con una sensación de descalabro brutal. Y ninguno está para contarlo. Esta deriva le costó el puesto a Juan Fernández, que parecía que iba a ser el alcalde perpetuo, que al margen de otros problemas en los que no entro, resultaba incómodo porque era crítico con los dirigentes de la Junta, y bien que lo sabe Susana Díaz, cuyo miedo a enfrentarse con la realidad le hizo no dejarse ver por Linares.

El panorama en el que se ha ido convirtiendo Santana Motor y su envenenada herencia, sigue siendo el gran drama y al tiempo la gran decepción para Linares, que nunca debió consentir la política de la Junta del pan para hoy y hambre para mañana. En su momento, como algunas voces pedían, debió cortarse por lo sano y a partir de ahí empezar a crear nuevo tejido industrial en lugar de ir poniendo parches y componendas, inyectando dinero a diestro y siniestro, con una hoja de ruta que se ha manifestado errónea, con unos políticos que estaban más por lo inmediato que por lo eficaz, con una serie de promesas que se ha llevado el viento, en definitiva, con una gran cantidad de dinero gastada con lo que mejor hubiera sido empezar de cero porque habría dado para edificar un proyecto sólido en lugar de llegar al día de hoy con una situación desesperada, con los compromisos sin atender y una ciudad quemada por tanta espera inútil.

Por eso surgió la plataforma “Todos a una por Linares”, que sacó a los linarenses a la calle, en una ocasión con carácter histórico, el problema es que acudieron hasta quienes debían rebelarse contra la injusticia y la indignidad, por tanto es lógico que sigamos donde estábamos, ni siquiera estas movilizaciones de rabia e indignación han abierto expectativas, los políticos están acostumbrados a ver pasar la tormenta, meterse en el paraguas y esperar a que escampe para continuar la ruta con total naturalidad.

Andalucía es muy grande y los problemas por desgracia no faltan. En la provincia de Jaén, sin ir más lejos, tenemos algunos de ellos, pero Linares merece y necesita que se cierre ya una crisis con la que el tejido industrial de la ciudad se ha ido desangrando, por una mala administración empresarial primero, y después por una pésima gestión política que han terminado de hundir todas las expectativas, aparte de despilfarrar, digo bien, un puñado de millones con los que la Junta echaba en cara durante años que la cuota provincial estaba más que servida.

Eso en el pasado. ¿Y en el presente? El nuevo gobierno de la Junta en los dos años que lleva de rodaje, no ha cumplido con los compromisos que en campaña, empezando por el PP y el propio Juanma Moreno, hicieron para Linares. Por mucho que quieran tapar esta realidad los socios del gobierno municipal, PP y Ciudadanos, la nueva Junta tampoco ha sido capaz de coger el toro por los cuernos para librar a Linares de su desesperación, es más, los anuncios que han hecho, y que han sido amplificados por los políticos del mismo color que el ejecutivo, son tan endebles que no sé ni siquiera cómo tienen valor de presentarlos como méritos de los dirigentes andaluces. Es más, el propio Juanma Moreno tampoco ha viajado a Linares para cumplir con lo prometido. Como alguien con mucho tino dejó escrito: “Se hace campaña en verso y se gobierna en prosa”. Esto, y es aplicable a todos los gobiernos, de todos los colores, lo sabemos en Jaén como en ningún sitio.

Foto: Edificio de El Corte Inglés en la ciudad de Linares.

 

 

 

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