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Este próximo domingo, día 21 de noviembre, se van a cumplir nada menos que cuatro años de la famosa reunión celebrada en las Galerías Altas de la Catedral, y propiciada por la plataforma ciudadana “Jaén Merece Más” a poco de su constitución, como un acto decidido para declarar la guerra a la inacción y a la resignación. Visto hoy con la suficiente distancia hay que anotarlo en la suma de agravios y de desplantes a Jaén, porque de aquellos encuentros, porque también hubo otro posterior en Sevilla, en los que el denominador común, en el que todos los interlocutores parecían estar de acuerdo, de llegar a un “Gran Pacto por Jaén”, nada de nada, se han olvidado de la película. La plataforma sí continúa erre que erre con sus reivindicaciones y exigencias, pero los invitados de honor a aquella cita, algunos de los cuales por cierto ya no son nada en política, al  paso del tiempo salieron de la foto y de los compromisos, y unos, los que gobernaban antes, no movieron nada por hacer justicia al territorio, y los que llegaron después tras los comicios andaluces, se inhibieron con el mismo descaro. El resto de grupos políticos ha estado cada uno en lo suyo, pero en estos cuatro años jamás se ha escuchado en el Parlamento andaluz, que era el escenario donde tenían que surgir las iniciativas, pero tampoco en la propia Junta, donde se toman las decisiones, que un 21 de noviembre se había llegado a un acuerdo, ese día en que todos se juramentaron con una foto de familia ante el photocall en que se ha convertido la plaza de Santa María, ante la hermosa Catedral de la Asunción, a pelear una discriminación positiva para Jaén.

Al volver la vista atrás y encontrarme con la maldita hemeroteca, no me he sorprendido lo más mínimo, porque sencillamente es más de lo mismo. Eso sí, lamento que en su día el engaño fue tan monumental que, una vez más, pecamos de ingenuos, tan es así que me atreví a escribir en el comentario de aquel día, que principio querían las cosas. Menos mal que acto seguido invitaba a no lanzar las campanas al vuelo y advertía de que también se podía producir otro paso en falso. Lo que sí había que valorar en su justo término era el gesto de “Jaén Merece Más”, que en una ciudad como la nuestra, donde durante tantos años se han dado motivos para la desconfianza, se empezara a hablar de proyectos y se reconociera social y políticamente de manera expresa que a esta capital de provincia le asistía la razón al reclamar a las administraciones todo aquello que le han venido prometiendo y no han cumplido. Es verdad que aquel 21 de noviembre no se obró ningún milagro, los políticos siempre tienden a aplazar o a crear comisiones, que viene a ser lo mismo, ni siquiera fue posible al encontrarse los convocados en un lugar tan singular como el templo catedralicio, de todas maneras quedó en el aire la impresión de que la reunión no había resultado infructuosa, que se había sembrado y que pronto llegaría la hora de recoger. Repito, qué ilusos fuimos, conociendo el historial.

Les recuerdo que los representantes de la todavía plataforma ciudadana “Jaén Merece Más”, a la espera de si el día 22 próximo decide transformarse en partido, se reunieron con los portavoces de los grupos parlamentarios en la Cámara andaluza por los partidos PSOE, PP, Podemos, Ciudadanos e IU, lo que había en aquel momento. Chapó para el obispo y el deán del templo al permitir que el encuentro estelar se produjera en el mejor marco posible, que de paso constituía un gesto de apoyo a la aspiración, también bastante frenada por cierto, para que el monumento sea declarado Patrimonio de la Humanidad, con el respaldo de todos. En ese encuentro todos los políticos asistentes tuvieron la oportunidad tanto de escuchar como de intervenir y quiero recordar que tomaron nota de las 58 demandas que les fueron entregadas, como dictamen que por entonces elaboró el Colegio de Economistas de Jaén. Se nos dijo que el “Gran Pacto por Jaén” requeriría de nuevas citas, entre otras cosas porque en un primer contacto no era posible definir prioridades, pero se daba un voto de confianza para, en el plazo más breve posible, llegar a un acuerdo de mínimos para empezar a desarrollar un programa de actuaciones para Jaén. ¿Alguien lo ha visto? Y ni una palabra, cuatro años después, de Mario Jiménez, desaparecido en combate; Carmen Crespo, actual consejera de Agricultura, que venía en su calidad de portavoz del PP; Teresa Rodríguez, entonces en nombre de Podemos, que vino alabando las movilizaciones de Jaén; o Juan Marín, actual vicepresidente de la Junta y líder de Ciudadanos, que invitó al ejercicio de voluntad política para abandonar las siglas y resolver el déficit que tiene Jaén; y Antonio Maíllo, otro ausente en la actualidad, que defendió cómo la debilidad del modelo productivo andaluz se veía reflejado en Jaén de una manera descarnada.

Pues bien, durante cuatro años, porque aquel “espíritu de la Catedral” duró bien poco, se olvidaron de que Jaén existía. Es cierto que tuvo lugar una reunión posterior, esta vez en el Parlamento andaluz, el 23 de enero de 2018, a la que se sumaron otros interlocutores, como Juanma Moreno, pero tras cuatro horas de debate lo único que se quedó en claro era el consenso en torno a la ITI para la provincia, que a estas alturas ya sabemos en lo que se ha quedado aquella euforia que nos vendieron tanto en Madrid como en Sevilla, aunque principalmente quien ha pasado olímpicamente de Jaén ha sido la Administración central. Volviendo a la segunda reunión, en Sevilla, se quedó en crear una mesa de trabajo en la provincia para tratar de desatascar actuaciones pendientes, y de aquello nunca más se supo. Después han vuelto a celebrarse reuniones con políticos de todos los colores, pero a título individual, y sí, muy buenas palabras, pero en el fondo poco productivas.

Pensábamos, nuevamente qué falsa ilusión, que podía tratarse de una oportunidad histórica, porque el mal no iba a durar toda la vida, pero nos equivocamos, de hecho jamás ninguno de los políticos aludidos ni otros han vuelto a hacer referencia a aquel encuentro. Es natural que se haya instalado la decepción y el desaliento, y que en este momento se estén buscando fórmulas para sustituir a la política tradicional, porque hay una sensación de desánimo y de cansancio por parte de una gran mayoría de jienenses, porque también hay quienes niegan el pan  y la sal, dando la sensación de que en algunos casos existe plena aceptación del “ea” y de que bueno está como estamos porque nadie nos va a regalar nada. En esa mentalidad andan aún muchos vecinos nuestros.

Se han ido perdiendo las oportunidades para el consenso histórico que Jaén necesitaba y necesita. Antes, tiempo atrás, hubo algunos experimentos, funcionaron mesas, se hicieron manifiestos, se crearon grupos, pero todos fueron desapareciendo, y esto ocurrió porque nunca jamás con anterioridad los partidos se unieron para favorecer a Jaén, siempre fueron la voz de su amo, mandaban los aparatos de los partidos y en su caso los gobiernos, y la sociedad civil ni estaba ni se le esperaba en mucho tiempo, por eso fracasaron todas las iniciativas. Hoy día no hay más que ver la desafección que hay sobre los políticos y su escasa credibilidad. Pero nada más de resignación, ya hemos tenido bastante y bien que hemos pagado un alto `precio por ella. Lo dicho, ¿dónde están y qué dicen los que ese día y otro después, en Sevilla, se quedaron en el gesto, en el paripé, y no han sido capaces de dar la cara?, ¿dónde?

Foto: Imagen de la reunión celebrada hace cuatro años, el 21 de noviembre de 2017, en las Galerías Altas de la Catedral, de la plataforma «Jaén Merece Más» con representantes de los partidos para gestar un «Gran Pacto por Jaén», que también quedó en otro solemne olvido.

 

 

 

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