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Es comprensible la preocupación de las madres y padres del Conservatorio Profesional de Música Ramón Garay, de Jaén, ubicado en la calle Compañía, en pleno centro histórico, y de la comunidad del Conservatorio Superior, que sigue conviviendo en el mismo centro y lo que le espera, por la situación en la que se encuentra el edificio, en el que han aparecido grietas y otros desperfectos que han hecho que cunda la inquietud por los problemas de seguridad que pudieran plantearse.

 

En el citado centro de enseñanzas musicales se han previsto obras en dos fases. Una primera que comenzaría hacia mediados de diciembre, con tres semanas anunciadas en principio, para analizar con detalle las causas que provocan las grietas y fisuras tanto en la fachada del edificio como en sus interiores, y una segunda fase, para el próximo verano, con el resto de las actuaciones que pudieran quedar pendientes. Largo me lo fiáis.

 

Hay una evidente división de opiniones en torno al estado del Conservatorio. Los que como la delegada de Educación, Yolanda Caballero, entienden que no hay nada que temer y que se puede esperar a que se realicen las obras, y los que abogan por el traslado de los alumnos y de las enseñanzas a otro local, a la mayor urgencia, para evitar situaciones no deseadas que pudieran producirse. De hecho los alumnos han protestado, los padres mayoritariamente parecen decididos a que sus hijos no acudan a las clases en el actual estado del centro, en tanto que la delegada se mantiene en sus trece y apunta, además, la dificultad para encontrar un espacio en la ciudad al que pudieran trasladarse las enseñanzas con tantas aulas e instrumentos como se ven afectados. Pero vayamos a lo más importante, la seguridad de las personas, y por lo que está en el ambiente, hay quienes no se fían en absoluto de la situación. Cuando el problema son las vidas humanas las posibilidades de discusión se deben reducir, los políticos no deben ser tan obstinados, porque corren el peligro de equivocarse gravemente.

 

No tiene mucha suerte la delegada de Educación, Yolanda Caballero, en el trato con los padres de alumnos. Ya ha tenido que verse en situaciones complicadas, pero el resultado ha dejado mucho que desear. Quiero entenderla en este nuevo conflicto que se le ha abierto, y en el que supongo que trata de buscar la mejor fórmula posible al menor costo, pero he aquí que estamos tratando con una comunidad educativa muy notable, con cientos de alumnos y profesores y que ante la duda se debe actuar poniendo todos los medios, todos, para evitar que ocurra algo irreversible del que mañana tengan que arrepentirse quienes ahora están obligados, mediante el diálogo, a tomar las decisiones.

 

No me gustaría estar en el pellejo de la delegada, pero si lo estuviera, buscaría por toda la ciudad un local, con todas las dificultades que ello pudiera entrañar, para trasladar al Conservatorio de manera provisional, pero no me expondría a mantener la zozobra permanentemente. Algunos padres en plan desafiante, y se entiende, le han pedido a la delegada que ella misma traslade su despacho al edificio del Conservatorio para dar ejemplo.   

 

En fin, esperemos que se imponga la cordura y sobre todo que cualquier salida sea asumida por todas las partes, y no haya imposiciones de ningún tipo, menos si de lo que se trata es de ahorrarse un puñado de euros. Y aprovechando que la música pasa por Jaén, aunque tampoco sirva para nada, hay que lamentar profundamente que el Conservatorio Superior de Música Andrés de Vandelvira, que fue en su día una gran conquista para la capital, que está en el haber de políticos como María del Mar Moreno, pero también de otros que empujaron desde la oposición como José Enrique Fernández de Moya, al que es justo reconocer que libró una batalla en favor del centro, sigue siete años después compartiendo dependencias con el Conservatorio Profesional, una situación verdaderamente anómala que es bastante elocuente del curso que determinados logros tienen en Jaén. En ¡¡¡siete años!!! las administraciones andaluza y local no han sido capaces de ponerse de acuerdo en buscarle acomodo digno al Conservatorio Superior y constituye un ejemplo más de lo que debería avergonzarnos a todos por mantener y dar crédito a políticos del nivel de los que padecemos.     

 

 

Foto: Alumnos a las puertas del Conservatorio Profesional protestando por la situación del edificio. (Tomada del Diario Jaén)

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