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Me ha impresionado, favorablemente por supuesto, la muestra antológica con motivo del 75 aniversario del Diario Jaén que se halla expuesta en el Muelle de la Ciudadela, de ese magnífico edificio modernista del antiguo Banco de España, que el genial arquitecto Rafael Moneo regaló a la ciudad de Jaén, y aprovecho para sumarme a la petición que ha hecho el grupo socialista municipal, para que a la puerta de la edificación se coloque una placa que identifique a esta obra, para conocimiento de los jienenses y de los visitantes.

Hecho este inciso he de señalar que la exposición llenó mi curiosidad en tres ámbitos diferentes: como jienense, como profesional del periodismo, y en parte también como actor, porque inicié mi actividad en este periódico que, a pesar de que he tenido la suerte y el orgullo de trabajar en los otros medios impresos existentes en la capital, siempre lo he considerado como entrañable y parte de mí, por la razón antes apuntada, y por la amistad que me unió y en algunos casos se mantiene para los que por fortuna aún viven, con personajes queridos como José Chamorro Lozano, Tomás Moreno Bravo, el inolvidable Vicente Oya Rodríguez, Rafael Alcalá de las Peñas (con el que cubría habitualmente la información local y nos veíamos todos los días para tomar café en el bar La Barra y a la hora de la cerveza en El Gorrión), Pepe Vica, Pepe Gutiérrez…y muchos más, me refiero en este caso al primer equipo que yo conocí en el inicio de los años setenta, cuando ese gran director que fue Chamorro Lozano me invitó a colaborar con temas informativos de la comarca de La Loma, donde yo entonces era estudiante en Úbeda.

 

Luego el periodismo arrastró de mí hasta la capital, donde ya, aunque en la competencia leal, mantuve una excelente relación con el Diario Jaén, donde de manera especial he tratado con innumerables profesionales, desde el actual director Juan Espejo, que en algunos momentos cruciales de mi trayectoria profesional me abrió las puertas del rotativo, pasando por el gran José Luis Moreno Codina, al que tanto aprecio; por supuesto recuerdo a Esteban Ramírez, con el que me sentía unido afectivamente desde que le conocí al frente de su labor en Cáritas, en fin, no quiero dar nombres por temor a dejarme fuera a alguno, aunque no sería justo sin recordar a Pedro Morales Gómez-Caminero y a Manuel Ruiz de Adana, que bregaron en tiempos de dificultad, a Luis Martínez, Felipe Pedregosa, Francisco Romacho, Antonio Ramírez, José Manuel Fernández, Antonio López Quero, Fátima Jerez, Javier López, Asensio López, Rafael Olmo…y así a la Redacción de hoy con profesionales de la juventud y solvencia de Manuela Rosa, José Manuel Serrano, Ángel González Maldonado y el resto de un plantel de excelentes profesionales.. En la década de los 80 me pude incorporar a un puesto directivo en el periódico, agradecí la deferencia de los entonces dueños de Diario Jaén, pero era feliz en el trabajo que desarrollaba en Ideal, como más tarde en Viva Jaén, y ya se sabe que una decisión puede cambiarte la vida en el ámbito laboral, por eso siempre fui conservador y no me atrajo la aventura, cuando incluso pude salir varias veces de esta mi tierra, de lo cual tampoco me he arrepentido.

 

Además, ya últimamente, terminada oficialmente mi vida laboral, Diario Jaén me ha vuelto a acoger en sus páginas de manera generosa, motivo por el cual me siento agradecido y privilegiado, porque creo que puedo ser de las pocas personas que me he relacionado con los medios escritos de la ciudad y sigo manteniendo con todos las mejores relaciones.

Si todo lo anterior refleja la cercanía profesional con el periódico que celebra sus bodas de diamante, como periodista me siento especialmente concernido, entre otras cosas porque me familiaricé con el diario a muy temprana edad, colaboré siendo aún muy joven, y he vivido durante cuarenta largos años el latir de la ciudad de Jaén y de toda la provincia, y el resto de los acontecimientos grandes y pequeños de nuestra geografía han llegado a mi conocimiento por el trabajo profesional. Por tanto ha sido un placer encontrarme en la exposición con tantas señas de identidad relacionadas con el antiguo trabajo de periodista, con medios que durante años he utilizado, al tiempo que he tenido la suerte de asistir a la revolución tecnológica que se ha ido operando con el tiempo, donde las redacciones no se parecen en nada a los viejos periódicos de los años sesenta o setenta, no hablemos de etapas anteriores.

Especialmente y como profesional me siento orgulloso de que existan los periódicos y sean la memoria de los pueblos, de manera que en las portadas que ahora se cuelgan y en los numerosos testimonios que se recogen, se encuentra intacto el devenir de Jaén presentado con el título de “Érase una vez…la historia de Jaén contada por su periódico de cabecera”. Y es  así, todo lo que ha sido noticia está en las páginas del rotativo jienense que ha pasado por diferentes etapas, desde el Movimiento inicial hasta el día de hoy, un medio de comunicación abierto y plural, que no solo informa sino que fabrica sueños para esta tierra, está comprometido con su defensa, y que hace muy bien su papel de instrumento vertebrador informativa, social y culturalmente, todo ello respaldado por valientes empresarios.  Lo que no ha cambiado es su vocación de utilidad para la provincia, ha variado el proceso de confección e incluso la forma de presentar las noticias, pero en lo esencial, pienso que se ha mantenido lo más importante, ofrecer cada día la crónica de lo que pasa aderezado siempre, con un amplio espacio para la opinión, que denota el inequívoco afán de dar voz a la gente, que creo que ha sido uno de los grandes valores que han hecho verdaderamente grande al periódico de los jienenses.

 

La de cosas que han ocurrido en la provincia en estos 75 años. El Jaén de una posguerra dura y difícil; el Jaén que quitaba el sueño a Franco y que después, con el paso de los años, ha observado el permanente insomnio de tantos políticos que se han olvidado de su tierra;  el Jaén no fue capaz ni de terminar el Baeza-Utiel, que era el ferrocarril de la esperanza; el Plan Jaén que quiso y no pudo, y fue otra otra ocasión perdida; el Jaén del olivar como cultivo problema, como aparecía hace varias décadas; el de las pésimas comunicaciones; la geografía de las leyendas del Jaén profundo, del que tanto se ha escrito y no siempre para bien; el paso de caravanas; el Jaén que se quedó atrás en los grandes fastos del 92: las manifestaciones reivindicativas en las que se hizo oír la voz de los jienenses por las causas más justas; los cheques en blanco prometidos y nunca cobrados; un ‘Caso Uteco’ que marcó un antes y un después en el cooperativismo; el latir diario de los pueblos, que se han superado ante la dificultad; el desencanto producido por el maltrato recibido antes con el centralismo madrileño y ahora con otro tanto pero sevillano; los proyectos frustrados como ha habido en estos años en los que el periódico ha sido notario de cada día; el mal endémico del paro que por sí solo frena las expectativas de esperanza…y frente a eso, por supuesto que sí, el gran logro de nuestra Universidad (lo mejor para Jaén desde los Reyes Católicos hasta nuestros días, sin duda de ninguna clase), todo el patrimonio que hemos heredado de los siglos, la llegada de la democracia que le sentó muy bien a la provincia, a pesar de que partíamos de rémoras históricas; los primeros alcaldes ilusionados, y en la mayoría de los casos pletóricos de juventud, y los ayuntamientos deseosos de cambiar la vida de la gente, con más generosidad de lo que normalmente se hace ahora; el haz de sentimientos y tradiciones con tanto arraigo; una provincia donde se avanza en el peso cultural a un ritmo esperanzador… en definitiva el periódico, en su trayectoria, ha vivido y sentido desde sus páginas, en muchas ocasiones desde sus portadas, el cambio experimentado por la provincia, sus luces y sus sombras, los éxitos y los fracasos, la vida misma con todo su realismo, en definitiva estos 75 años de la vida de Jaén son la suma de sus logros y de sus frustraciones. El periódico lo pone todo en el escaparate, en unos casos para sentir el legítimo orgullo, y en otros, para que no se repitan hechos que le hicieron daño a nuestros intereses. Pero todo es historia, no me cabe la menor duda de que es así, y sobre la historia no se puede hacer más que aceptarla y asumirla.

 

Por último como jienense, de vocación provincial, por algo soy de pueblo,  no puedo por menos que invitar a todos los comprovincianos a visitar esta muestra, porque la ha organizado el periódico, pero es de toda la sociedad, en el sentido de que toda ella se ve reflejada en las imágenes y en los testimonios que se ofrecen. Porque las fotografías y todos los textos, aparte de mostrar la actualidad del mundo y de la sociedad española de cada momento, presentan sensiblemente los acontecimientos cotidianos de Jaén en una etapa tan prolongada de la historia, con personajes conocidos y anónimos, con asuntos que nos conciernen. Es un placer poder dedicar una hora a recrearse por las calles inundadas de material periodístico en el Muelle de la Ciudadela, porque lo que allí se ofrece no es una muestra del Diario Jaén, yo diría mejor que es Jaén mismo para que se reconozca una etapa aún reciente y para que desde ella, con el peso de 75 años, con el propio Diario Jaén como compañero de viaje, como cómplice, esta sociedad nuestra se haga el firme propósito de superar en los próximos 75 años todo el bagaje de los que ahora se conmemoran. Y que el periódico pueda hacerse eco de noticias esperadas y deseadas, como el fortalecimiento del sector que da riqueza a Jaén, el olivar y el aceite de oliva, que nunca como ahora han ido en esa dirección; que nuestra Catedral sea al fin Patrimonio de la Humanidad y disfrutemos de ello; que Jaén deje de ser una provincia cenicienta y tome bríos hasta situarse en el lugar que por sus méritos (“tan rica la pobre”, que escribiera mi amigo Manuel Anguita, a quien me encantó abrazar en el acto de la inauguración) le corresponden; que la Universidad encuentre su sitio y sea el instrumento de cambio mental y material que necesita la provincia, y, sobre todo que haga todos los esfuerzos posibles para que el talento de Jaén no emigre; en fin, hay muchos mimbres y no es cuestión de nombrarlos todos, pero es posible hacer un buen cesto, es viable pulir con decisión este diamante en bruto que es nuestra provincia de Jaén.

 

Por último reitero en este caso ya como simple ciudadano la oportunidad de visitar esta exposición antológica para hacer un homenaje a nuestra propia historia, para sumarnos a la felicitación al periódico que la promueve y, sobre todo, para hacernos meditar, que pienso que también es útil, sobre una realidad, lo que fuimos, lo que somos, y tal vez lo que podemos llegar a ser. Enhorabuena a Diario Jaén.

 

Foto:

Diario Jaén

 

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