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Por ANTONIO MARTÍN MESA / En mi anterior colaboración en este Blog planteaba esquemáticamente los principales retos económicos a los que se enfrentaba el nuevo gobierno de coalición de España. Es mi intención el ir profundizando en cada uno de ellos, en esta y en las siguientes colaboraciones en la sección de “Firmas invitadas”.

Vamos a comenzar con la anunciada pretensión de la derogación “parcial versus total” de la “Reforma laboral de 2012”. Al respecto, hay que señalar que el pasado 26 de enero la flamante Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, de la cuota gubernamental de Podemos, señalaba que: <Técnicamente no es derogable toda la reforma laboral y que, además, sería irresponsable>. Afirmación que comparto plenamente.

Recordemos los principales aspectos que contenía aquella reforma del mercado de trabajo, impulsada por el gobierno de Mariano Rajoy apenas unos meses después de su toma de posesión:

  1. Cambios en las indemnizaciones por despido
  2. Se facilita el despido por causas económicas, añadiendo a las preexistentes (organizativas, tecnológicas, pérdidas económicas, etc.), la previsión de incurrir en resultados negativos de explotación.
  3. Se reduce la indemnización por despido improcedente, pasando de 45 días de salario por año trabajado y un máximo de 42 mensualidades, a 33 días por año y un máximo de 24 mensualidades.
  4. Se elimina la autorización administrativa para expedientes de regulación de empleo (despidos colectivos).
  5. Negociación colectiva
  6. La reforma de 2012 introdujo cambios significativos para aumentar la flexibilidad y disminuir la rigidez de los salarios.
  7. Se otorgó primacía a los convenios colectivos de empresa frente a los de sector.
  8. Se fijó un límite de un año a la extensión automática de los convenios vencidos (la denominada “ultraactividad”).
  9. Se facilitó la no aplicación del convenio sectorial o provincial (la denominada “cláusula de descuelgue”), por causas económicas.
  10. Se posibilitó la modificación unilateral de las condiciones de trabajo, como la jornada laboral o los salarios, que superaran lo acordado en convenio.

En otros aspectos, también cabría señalar que en el capítulo de las prestaciones por desempleo se redujo la cuantía de la prestación a partir del sexto mes de su percepción. También previó la colaboración de las agencias privadas de colocación con los servicios públicos de empleo.

¿Cuál era la inspiración argumental de la reforma? Sin duda, la liberalización del mercado de trabajo con la pretensión de incrementar la ocupación y reducir el desempleo. ¿Suponía un cambio sustancial respecto a lo que se venía realizando en reformas anteriores? En absoluto, la reforma de 1993/1994, durante la etapa de Felipe González, ya inició este camino de la liberalización, que prosiguió con los gobiernos de Aznar y de Zapatero. Entonces, ¿Qué es lo que más molesta de la reforma vigente? Me atrevo a señalar que fue la pérdida de poder sindical que supuso la eliminación de la “ultraactividad”, la primacía de los convenios de empresa frente a los del sector, la “cláusula del descuelgue”, la posibilidad de modificar unilateralmente las condiciones de trabajo, etc., aunque también la menor calidad del empleo.

¿Cuáles han sido los efectos que ha tenido la reforma? El propio Fondo Monetario Internacional acaba de señalar que entre sus virtudes está la de haber facilitado la creación de empleo, especialmente en el segmento de población más jóven. Entre los aspectos negativos señala que se precarizó el empleo, mediante la reducción del número de horas trabajadas o, lo que es lo mismo, mediante la extensión del empleo a tiempo parcial. Ciertamente, se ha creado empleo, pero de menor calidad que el preexistente a la crisis de 2008.

¡Adelante con la “reforma de la reforma”!, pero sin obviar que lo único relevante es la creación de empleo y, además, que sea de calidad. Todo ello sin olvidar que el empleo depende, esencialmente, del crecimiento real de la economía y que la evolución del PIB es dependiente, a su vez, de la coyuntura económica nacional e internacional y de la competitividad de nuestras empresas y sectores de actividad.