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Ya estamos en Cuaresma, y se nota. Casi todos los días hay presentaciones de boletines cofrades y carteles de Semana Santa. Los viernes huelen a pescado frito y calamares y, de tapa, te ponen habas con bacalao. !Qué ganas tiene la gente de que llegue el Domingo de Ramos y estrenar algo para que no se le caigan las manos…! !Hay que ver qué guapos nos ponemos en Jaén en estos días…! Y es que parece que esta ciudad solo tiene vida durante esta Semana; pero, como somos tan especiales, también tenemos ciertas “cosillas” que se repiten año tras año.

Ya mismo empezamos a conmovernos con esos costaleros y costaleras que salen de debajo de los pasos, sudorosos y sollozantes; pronto criticaremos a las mantillas que acompañan a las Dolorosas (que si mira qué taconazos lleva esa…, que “cucha” que vestido más corto…, que hay que ver qué gorda está la del final…), en fin, lo de todos los años. Qué sería de esas largas esperas sin las mantillas…

Ya echo de menos a los nazarenos sin caperuz, que van paseando por todo Jaén luciendo los escudos y colores de sus Hermandades. Recuerdo que hace algún tiempo le dije a uno: -”!Nene, que el verdadero penitente lleva la cara tapada…!” Y me contestó: -”Sí hombre…, entonces, ¿cómo me van a conocer…?”. Y pensé: -”Pues lleva más razón que un Santo…”

Y esas abuelillas que empiezan a abrirse paso a codazo limpio, por huecos inaccesibles para cualquier ser humano, hasta que llegan a primera fila, para poder ver su Cristo y a su Virgen, y les dices: -”!Señora, que las Imágenes no están bajo llave, que puede ir a verlas cuando quiera yendo a la iglesia!” Y se dan la vuelta…, y te miran con una cara que “pa qué”…

Pero lo mejor de todo, con diferencia, son las “varitas mágicas”. Eso sí que es espectacular. Son, ni más ni menos, que las varas de las Cofradías, que, como su propio nombre indica, tienen magia. ¿Por qué? Pues porque otorgan una infinidad de “poderes” a  aquellos que las portan. El primer poder: la solemnidad; mira que los que las llevan van serios… El segundo poder: la elegancia; !“jolines”, qué porte…, anda que no…! Tercero y cuarto: la majestuosidad y la vehemencia; “madre mía”…, es coger una vara y se te cambia hasta la mirada y la forma de andar… La gente te mira y te admira. Ese paso sereno, por la Carrera… Para uno de Jaén es lo máximo a lo que puede aspirar en su vida.

Por eso, la próxima vez que vea una estrella fugaz ya sé qué deseo voy a pedir: !De mayor quiero llevar una vara en la Semana Santa de Jaén! Firmado por una cofrade, nazarena, costalera y mantilla…, !pero que nunca ha llevado una vara…!

 

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