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BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “Ni siquiera sabemos la gente que somos hasta que nos vemos obligados a sacar esa fuerza oculta. En tiempos de tragedia, de guerra, de necesidad, la gente hace cosas asombrosas. Es impresionante la capacidad humana para la supervivencia y la renovación” (Isabel Allende). Elocuente frase de la escritora chilena. Lo cierto es que no sabemos hasta donde somos capaces de llegar y lo que podemos crecer, hasta que no nos vemos en la necesidad de hacerlo, hasta que no potenciamos la resiliencia. Dicho de otra manera, la adversidad fortalece, la adversidad es una gran maestra…León Felipe es el personaje literario del día. Suya es esta conocida frase: “Sistema, poeta, sistema……Empieza por contar las piedras, luego contarás las estrellas”. La cita está contenida en Versos y oraciones del caminante de este admirado poeta, uno de los grandes en lengua castellana, que nació en Zamora un día como hoy de 1884. Se le adscribe a la Generación del 27. En los versos citados podría pensarse que se trata de una llamada de prudencia a los poetas y escritores jóvenes. Podría creerse que se plantea aquí alguna limitación a la imaginación, como si se redujeran las fuentes de donde es posible iniciar algún proceso creativo. Pero es prácticamente lo contrario. Para escribir, hay que ser un observador sistemático, se tiene que empezar por contar los objetos más cercanos, los que, precisamente porque están siempre bajo nuestros ojos, no podemos ver tan fácilmente. En las frases de León Felipe hay una magia especial, inexplicable. Ni la cárcel en la que estuvo por tres años, ni el exilio en el que le sorprendió la muerte, lograron quitarle esa ternura y esa fortaleza que le caracteriza. He aquí dos ejemplos: “Yo no sé muchas cosas, es verdad. Pero me han dormido con todos los cuentos…Y sé todos los cuentos” y “Voy con las riendas tensas y refrenando el vuelo porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo”…Por lo demás nos detenemos brevemente en otros personajes literarios, empezando por el escritor italiano de origen judío sefardí Primo Levi, fallecido el 11 de abril de 1987, autor de memorias, relatos, poemas y novelas. Superviviente del Holocausto, sus obras son testimonio del mismo y en concreto Si esto es un hombre es valorada como una de las más importantes del siglo XX. Dos expresiones de Levi: “No es en absoluto una cuestión ociosa tratar de definir lo que es un ser humano” y “Un país es considerado tanto más civilizado, en cuanto la mayor sabiduría y eficiencia de las leyes impiden a un hombre débil volverse demasiado débil y a un poderoso volverse también demasiado poderoso”…También hay que detener la atención en el escritor sevillano Alfonso Grosso (fallecido el 11 de abril de 1995), sin duda alguna uno de los grandes narradores andaluces como dicen sus importantes premios así como algunas de sus obras: La zanjaUn cielo difícilmente azulFlorido MayoGrosso, adscrito al realismo_social, está considerado como el verdadero eje de lo que en los años setenta el mundo editorial denominaría “nueva narrativa andaluza”. Murió un Martes Santo, en unas fechas que pintaban de rojo en su almanaque personal, hasta el punto de reconocer en esta confesión el sevillano genuino: “Me siguen fascinando los tambores y las trompetas de Semana Santa, mucho más verdadera y popular que la Feria, ese espectáculo cada año más triste y deprimente”…Y al cierre nos encontramos con la reina de la literatura popular durante muchos años, la imbatible escritora asturiana Corín Tellado, fallecida hoy hace quince años, especialmente prolífica en sus novelas románticas, hasta el punto de haber producido más de 5.000 títulos entre 1946 y 2009, con muchos millones de ventas. De hecho en el año 1962 la Unesco la declaró la escritora española más leída después de Cervantes. Y es que ¿quién no ha leído a Corín Tellado, al menos en la adolescencia? Sus obras se continúan reeditando en formato digital. Recogemos estas dos confesiones de la célebre autora: “He sacrificado mi vida a la literatura. Me hice daño a mí misma. Pero dejaré de escribir, cuando me caiga la cabeza sobre la máquina. Yo no me rindo” y “La censura me enseñó a insinuar, a sugerir más que a mostrar. Aprendí a contar lo mismo pero con sutileza, así nunca me dejé nada por decir”…Una sentencia de Harold Gray, un famoso contador de historias: “Qué afortunados somos cuando tenemos algo a lo que nos cuesta tanto decir adiós”.

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