BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / El primer distinguido autor literario que escogemos para este día es el del escritor español de la época del Romanticismo, José de Espronceda, nacido el 25 de marzo de 1808, extremeño, de Almendralejo, considerado el poeta más representativo del primer Romanticismo en España. Su poesía muestra una ideología liberal exaltada que está en sintonía con el periodo inicial del Romanticismo español, que se sitúa en la década de 1830, tras la muerte de Ferrnando VII y el retorno de los exiliados liberales. Una conocida frase suya es esta: “Las ilusiones perdidas son hojas despedidas del árbol del corazón”, si bien las que todos nos aprendimos bien temprano en la escuela fue su Canción del pirata, y especialmente esta estrofa: “Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley la fuerza y el viento, mi única patria, la mar”… En este mismo día, de 1948, nacía el novelista extremeño, de Alburquerque, Luis Landero, que triunfó con su primera novela Juegos de la edad tardía, de hecho la crítica destacaba de él sus raíces cervantinas y el uso de un lenguaje cuidado y denso tras una aparente sencillez. Estas son dos expresiones del autor: “Porque al morir, con cada uno de nosotros mueren también las imágenes y los recuerdos que tenemos de los demás, y por eso cuando alguien muere mucha gente muere un poco con él” y “La vida es solo un soplo y un sueño, los años te atropellan, las edades vuelan, los imperios se desmoronan, cuando quieres darte cuenta hoy es ya mañana y mañana fue ayer”… También incorporamos a Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, fallecido el 25 de marzo de 1458, militar y poeta del Prerrenacimiento, figura clave en la sociedad y la literatura castellana durante el reinado de Juan II de Castilla. Hombre de gran cultura, según sus contemporáneos, su carácter era el de un estoico imperturbable. En cuanto a su obra literaria, es fruto de dos tendencias, una culta predominante y otra popular menos representativa. Son especialmente famosas sus Serranillas, poemas de arte menor que tratan del encuentro entre un caballero y una campesina, inspiradas en una tradición popular. ¿Quién no ha leído o escuchado alguna vez la VII, La vaquera de la Finojosa?: “En un verde prado/ de rosas e flores,/guardando ganado/con otros pastores,/la ví tan graciosa/que apenas creyera/que fuese vaquera/de la Finojosa”…No me resigno a incluir entre los distinguidos al escritor italiano Antonio Tabucchi, fallecido el 25 de marzo de 2012. Algunos de los temas más frecuentes de sus obras están relacionados con la búsqueda de la identidad y su ocultamiento, el viaje, el paso del tiempo y la muerte, la memoria y el recuerdo, el sueño y el mundo onírico, el juego y sus equívocos. Dos testimonios representativos de su quehacer literario: “Creo haber comprendido una cosa, que las historias son siempre más grandes que nosotros, nos ocurrieron y nosotros fuimos inconscientemente sus protagonistas, pero el verdadero protagonista de la historia que hemos vivido no somos nosotros, es la historia que hemos vivido” y “En lo que se refiere a la política no me gustan las personas fanáticas, me parece que el mundo está lleno de fanáticos”. El mundo, ¡ay el mundo!, cuántas guerras, cuánto odio, cuánto desprecio a la PAZ. Pero el fanatismo no es exclusivo de la política, campa a sus anchas en el conjunto de la sociedad, en el deporte, en la religión…Y lo peor es que como ya escribió Voltaire: «Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable». Dios nos libre…Para finalizar, no se me ocurre nada mejor en este Lunes Santo, que acudir al salmista: “Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría”.