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Por ANTONIO GARRIDO / «En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida» (Federico García Lorca. 1936-2023). Amar y ser libre son dos conceptos que van de la mano, influyéndose y estimulándose mutuamente el uno al otro. El de hoy es un día crucial en la biografía de Federico, un andaluz de los grandes, porque se cumplen 87 años de su fusilamiento, recién iniciada la guerra civil, y lo mataron la envidia, el odio y la brutal insania. Fue el poeta de mayor influencia y profundidad de la literatura española del siglo XX, por esta razón, pese al tiempo transcurrido, su enorme figura se mantiene muy viva gracias a la inmortalidad de sus obras. En su homenaje le recordamos en algunas citas de su autoría: “Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan solo ahora la hemos de gozar”, “El más terrible de todos los sentimientos es el de tener la esperanza perdida” y “Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”…Antonio Machado tuvo unas elocuentes palabras para calificar el vil acto de la ejecución del poeta, que reproducimos, del poema El crimen fue en Granada, en su Granada: “Se le vio, caminando entre fusiles,/por una calle larga,/salir al campo frío,/aún con estrellas de la madrugada./Mataron a Federico/cuando la luz asomaba./El pelotón de verdugos/no osó mirarle la cara./Todos cerraron los ojos;/ rezaron: ¡ni Dios te salva!/ Muerto cayó Federico/–sangre en la frente y plomo en las entrañas-/…Que fue en Granada el crimen/sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada…”/ En fin, mataron a Federico pero no han podido matar su recuerdo, ni el personaje que era un estallido de libertad, inspiración y alegría…Además esta fecha nos recuerda a otros nombres. Es el caso del novelista y dramaturgo francés Honoré de Balzac, fallecido un 18 de agosto de 1850, que se hizo famoso gracias a sus novelas y cuentos conocidos en su conjunto como La comedia humana, de hecho es considerado uno de los mejores novelistas de todos los tiempos y representante de la llamada novela realista del siglo XIX. Dos frases suyas: “Si todos dijéramos a la gente lo que decimos a sus espaldas, la sociedad sería imposible” y “Es fácil sentarse y prestar atención. Lo difícil es levantarse y tomar medidas”…También en este día (1981) nos dejaba la escritora Anita Loos, a quien es fácil recordar por su novela cómica Los caballeros las prefieren rubias y su continuación Pero se casan con las morenas. Dos testimonios de esta autora: “La memoria es más indeleble que la tinta” y “Si besan tu mano te puedes sentir muy bien, pero un brazalete de diamantes y zafiros es para siempre”…Este mismo día, en 1995, murió Julio Caro Baroja, antropólogo, historiador y ensayista, miembro de una saga de escritores célebres. En su caso destacó por su constante y rigurosa labor investigadora, consagrada a la antropología social y cultural de los pueblos de España y de determinados grupos sociales, con una especial preocupación por la historia, la cultura y la sociedad vascas. He aquí su testimonio: “Hay episodios en la Historia que el hombre moderno se empeña vanamente en enjuiciar con su propio criterio moral”…Una frase de Juan Ramón Jiménez: “En la soledad no se encuentra más que lo que a la soledad se lleva”…Comparto una frase que le leí a un periodista polaco, Ryszard Kapuscinski: “La ideología del siglo XXI debe ser el humanismo global, pero tiene dos peligrosos enemigos: el nacionalismo y el fundamentalismo”…La última cita de hoy pertenece al empresario italiano Enzo Ferrari: “Nunca agaches la cabeza, mira siempre bien alto ganes o pierdas”.

 SONETO DE LA DULCE QUEJA 

Federico García Lorca 

Tengo miedo a perder la maravilla 

de tus ojos de estatua, y el acento 

que de noche me pone en la mejilla 

la solitaria rosa de tu aliento. 

Tengo pena de ser en esta orilla 

tronco sin ramas; y lo que más siento 

es no tener la flor, pulpa o arcilla, 

para el gusano de mi sufrimiento. 

Si tú eres el tesoro oculto mío, 

si eres mi cruz y mi dolor mojado, 

si soy el perro de tu señorío, 

no me dejes perder lo que he ganado 

y decora las aguas de tu río 

con hojas de mi otoño enajenado. 

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