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BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “En todos sus sueños más bellos, el hombre no ha sabido jamás inventar nada que sea más bello que la naturaleza” (Alphonse de Lamartine). Esta frase del poeta francés es un alegato en favor de la naturaleza a la que no hemos cuidado lo suficiente y a veces provocamos su ira. Ya lo dice el ilustre pedagogo Johann Heinrich Pestalozzi: “Tarde o temprano seguro que la naturaleza se vengará de todo lo que los hombres hagan en su contra”. Lord Byron, el poeta británico, deja su propia visión: “El arte, la gloria, la libertad se marchitan. Pero la naturaleza siempre permanece bella”. Por último hay un autor, escritor y arquitecto para más señas, Frank Lloyd Wright, que nos hace esta invitación: “Estudia la naturaleza, ama la naturaleza, acércate a la naturaleza. Nunca te fallará”…El recorrido por los personajes relacionados con este día lo iniciamos con Francisco Pi y Margall, nacido tal día como hoy de 1824, político, ensayista e historiador, que fue presidente del poder ejecutivo de la Primera República. Como intelectual, que es donde quiero situarlo, se dedicó esencialmente a la historia, la filosofía y el arte, y fue un hombre de pensamiento, que tuvo una vida política un tanto complicada. Dos frases que se le atribuyen: “Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse” y una que deberían leer a diario algunos dirigentes políticos actuales: “Es inútil empeñarse en detener el progreso”…También merece reconocimiento la figura del poeta griego Constantino Cavafis, que nació y murió en este mismo día (1863-1933). Una de las figuras literarias más importantes del siglo XX es asimismo uno de los mayores exponentes del renacimiento de la lengua griega moderna. Su estilo rehúye conscientemente la retórica pero muestra un distanciamiento grave e inteligente, solemne e irónico a la vez. Dos expresiones de este autor: “Qué apacible cuando la primavera siembra de flores las verdes campiñas” y “La risa es como un rayo de sol, todo de oro puro, no hay otro jardín como el del amor”…Un 29 de abril de 1936 nacía la escritora argentina Alejandra Pizarnik, buena escritora pero que arrastró situaciones personales difíciles, depresiones y ansiedad y finalmente se quitó la vida a los 36 años dejando este último verso: “No quiero ir nada más que hasta el fondo”. Autora de obras como Árbol de DianaLos trabajos y las noches y La condesa sangrienta, dentro de su vasta obra poética, lo suyo era pura indagación y escribir suponía para ella el reconocimiento, pero también la posibilidad de desahogarse, de manifestar la sensibilidad que poseía. Dos testimonios: “Alguna vez de un costado de la luna, verás caer los besos que brillan en mí. Más allá del olvido” y “La noche tiene la forma de un grito de lobo”…El siguiente personaje escogido es el escritor y periodista español Wenceslao Fernández Flórez, fallecido en este día de 1964, y que tuvo una notable trayectoria en la que recibió reconocimientos como el Premio Nacional de Literatura. Aunque de españolismo acendrado y de ideología conservadora (seguidor y admirador de la política de Antonio Maura), no escatimó sus críticas sociales, a veces acerbas, como ocurre en sus obras El secreto de Barba AzulLas siete columnas El espejo irónico, entre otras, a propósito de la política y los políticos en el reinado de Alfonso XIII. Dos expresiones en su recuerdo: “El humor es, sencillamente, una posición frente a la vida” y “De cuanto se puede ver, hacer o pensar sobre la tierra, lo más prodigioso, lo más profundo, lo más grave es esto: vivir”…Y ya solo queda añadir que un 29 de abril, de 1980, quien nos dejaba era Alfred Hitchcock, el llamado maestro_del_suspense, el creador de obras maestras en el cine a lo largo de más de medio siglo. Este cineasta británico se nacionalizó estadounidense para estar cerca de la Meca del Cine y durante su trayectoria configuró un estilo personal y reconocible a través de elementos como el suspense y el thriller psicológico. Dos frases de quien también era maestro de la socarronería: “Hay algo más importante que la lógica: es la imaginación” y “Estoy seguro que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima”…Una cita de Mariano José de Larra: “El sentimiento es una flor delicada, manosearla es marchitarla”…Y otra, que lleva la firma de Emory Austin: “Algunos días no habrá una canción en tu corazón. Canta de todos modos”…Por último, no me sustraigo a la idea de entrar en el «tema del día», aunque por lo general en esta salutación procuro evitar la política para que afrontemos las jornadas como Dios manda, sin crispación y con optimismo. Pero ya que entre unos y otros tratan de concernirnos, viene a la mano una frase de mi admirado José Saramago: «La vida se ríe de las previsiones y pone palabras donde imaginábamos silencios y súbitos regresos cuando pensábamos que no volveríamos a encontrarnos». Khalil Gibran describe que «nuestra ansiedad no proviene de pensar en el futuro, sino de intentar controlarlo» y Françoise Sagan remacha: «Sólo cerrando puertas detrás de uno se abren ventanas hacia el porvenir». De otra manera muy sencilla y fácil de entender lo podría interpretar Francisco de Quevedo: «El que que quiere en esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos». Y Pema Chödron, una monja y además mujer de pensamiento ha sentenciado: «Nunca deberás tener expectativas respecto a los demás. Simplemente sé bondadoso con ellos». Claro que también podríamos llevar el asunto al terreno rosa y adentrarnos, por ejemplo, en una película de referencia como es Pretty Woman y los diálogos entre sus protagonistas, Julia Roberts y Richard Gere, ¡ay el amor!, pero eso ya daría para la historia de un cuento de hadas, y me da a mí que lo que está en juego es mucho más importante que un cuento, por hermoso que sea. Total, no cabe agobiarse, ya lo dice un texto evangélico, que cada día tiene su afán y que ya es bastante con afrontar sus dificultades, así que el de hoy no iba a ser una excepción.

RECUERDA, CUERPO
Constantino Kavafis

«Recuerda, cuerpo, no sólo cuánto fuiste amado,
no solamente en qué lechos estuviste,
sino también aquellos deseos de ti
que en los ojos brillaron
y temblaron en las voces – y que hicieron
vanos los obstáculos del destino.
Ahora que todos ellos son cosa del pasado
casi parece como si hubieras satisfecho
aquellos deseos – cómo ardían,
recuerda, en los ojos que te contemplaban;
cómo temblaban en la voz, por ti, recuerda, cuerpo»

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