Skip to main content

Por ANTONIO GARRIDO / El camino que conduce hacia los comicios del 28 de mayo se va despejando, al menos por lo que se refiere a los números uno de las diferentes candidaturas. En las pasadas fiestas de Navidad se despejó la incógnita, el secreto a voces, del cabeza de lista del Partido Popular, no podía ser otro que Agustín González Romo, que primero fue nombrado por quienes deciden y después obtuvo el refrendo de la directiva provincial del Partido Popular, donde fue acogido en olor de multitud, tanto que por primera vez en algún tiempo acudió hasta su padrino Juan Bravo, dedicado por entero a hacer política nacional en su especialidad económica. Por lo que se refiere a la lista que ha de elaborar el candidato, de común acuerdo con el partido, no en vano Erik Domínguez parece que irá en esa candidatura para aspirar a Diputación, no hay más que ver las fotos más recientes para hacerse una idea de por dónde irán los tiros. Para las aspiraciones con las que concurrirá el Partido Popular a los comicios municipales es importante la elección de las personas, en esta cita cercana en una ciudad en la que casi todos nos conocemos, las caras y las biografías constituyen una señalada referencia.

Ayer alguien me preguntaba, como si uno tuviera dotes de adivino, por quién va a ser el próximo alcalde de Jaén, y subrayo lo de alcalde, porque con la simple observación de los primeros nombres que se han conocido, que sea una mujer es improbable, porque por el momento no la hay. Recordarán que el primero en presentarse en sociedad fue el actual regidor, Julio Millán, que también presumo contará con un alto porcentaje de su equipo, porque le ha dado un buen resultado. El PSOE en el gobierno municipal está pisando a fondo el acelerador y aunque en la gestión hay luces y sombras, no todo son luces como tratan de vender de sí mismos, a veces con una euforia desbocada, muy propia de la clase política en general, se les ha subido la autoestima y ahora Millán parece haber ganado en confianza. Lo que parece estar claro es que la Alcaldía se la disputarán entre los dos políticos citados, Millán y González o González y Millán. El compromiso ante las urnas es más ambicioso si se tiene en cuenta que se incluye en el lote la batalla de la Diputación. No es fácil en una provincia como Jaén, donde a pesar del desgaste hay un consolidado voto socialista, pero nada es imposible, y menos desde que en Andalucía se materializó el cambio y nada hace pensar que este gobierno presidido por Moreno Bonilla esté en peligro, todo lo contrario.

Por lo que respecta a los demás partidos, ya se sabe que Ciudadanos designó a Gabriel Soria, que Podemos hizo lo propio con Francisco Sánchez del Pino y que Vox acaba de decantarse por Manuel Ureña. Falta saber el nombre de Jaén Merece Más, aunque todo hace indicar que opta por un profesor de la UJA y en cuanto a Siempre Jaén ignoro si después de la amarga experiencia del mandato le quedan ganas a María Cantos de volver a las andadas e iniciar un nuevo periplo, que tendría que ser en solitario porque no existe entendimiento posible entre las partes para un acuerdo con la que antes fue la plataforma ciudadana, de la que se ignora si mantendrá la fuerza de los pasados comicios autonómicos en la capital, si aumenta expectativas o se desfonda, también aquí influye la cartelera, no hay más. Por supuesto que nada se sabe del futuro político de María Orozco ni de Salud Anguita, todo hace indicar que tienen fecha de caducidad.

Lo que sí es importante es que llegado el momento salga a relucir el verdadero debate de los asuntos que interesan a la ciudad y a su futuro tanto a corto como a medio y largo plazo. Este equipo de gobierno se jacta de haber hecho los deberes a pesar de la crisis, pero hay asuntos que se le han resistido, el primero de ellos el PGOU, incluso ahora que hay nuevas normas urbanísticas en Andalucía, el Plan LISTA, y cuando las diferentes capitales de la comunidad o lo tienen vigente o se encuentra en tramitación, en cambio en Jaén el alcalde se defiende diciendo que la prioridad era sacar a la ciudad y a su Ayuntamiento del pozo en el que estaba. Que yo sepa ni se ha rebajado el alarmante plazo de pago a proveedores ni tampoco se ha debido aminorar la ruina de las arcas municipales, aunque ese debate se obvia a propósito, pero ya sabremos las cuentas cuando expire el mandato.

Recuerdo que en un mitin de hace algún tiempo, recién llegado al liderazgo del PSOE andaluz de Juan Espadas, este se dirigió a Millán asegurando que el nuevo regidor acabaría con la deuda municipal. Iluso Espadas, y por cierto con un caché venido a menos, el liderazgo se disuelve como azucarillo en un vaso de agua, y todo porque, lo dijimos desde el principio, se ha mostrado como un buen acólito, el mejor embajador de Pedro Sánchez, y eso no le gusta ni a los suyos propios. Los presupuestos del Ayuntamiento son la otra espina clavada en la gestión de los cuatro años, y a Millán se le ocurre justificar en que para confeccionar las cuentas aún quedan cosas por hacer. Nos estamos refiriendo al último presupuesto conocido, que fue el de 2017, elaborado por el PP que gobernaba en aquel momento. No es muy ejemplar que digamos. Por eso comentaba antes lo de pros y contras, aunque tanto el planeamiento urbanístico como el documento presupuestario son piezas clave para funcionar, y no valen ocurrencias para desviar la atención.

También a mi juicio, y siempre que puedo lo digo, al Ayuntamiento y a la ciudad de Jaén le ha hecho falta un Plan Estratégico propio. Me consta que desde la UJA se elaboró uno que se entregó a Fernández de Moya y del que nunca más se supo. De todas maneras observo algunos cambios que ha experimentado y no pretendo hacer una enmienda a la totalidad, solo que no creo que haya que abusar de alardes de euforia. Y sí, es cierto lo que dice el alcalde, Julio Millán, de que en determinados ámbitos existe un mayor grado de confianza que se traduce en inversiones, y esto es un síntoma evidente de que la ciudad está viva. Mención especial quiero hacer de la atención al patrimonio, en la que se están consiguiendo importantes avances, y merece la pena seguir en esa línea. Es lo que queremos, pero manteniendo los pies en el suelo, la humildad renta más que la exageración cuando no se trata solo de soñar despiertos. Estamos en el camino, sigamos pues.  

¿Y qué me dicen de la Junta? Me ha llamado poderosamente la atención que hace unos días, en la víspera de Navidad, el delegado del Gobierno en Jaén, Jesús Estrella, dijera que el gobierno andaluz ha “movilizado” del orden de 700 millones en Jaén desde la llegada al poder del PP. No dice que se haya invertido ni que se vaya a invertir, sino que se “movilizan”, un término nuevo que es poco comprometido. Ninguna alusión a los 810 millones que puso sobre la mesa Moreno Bonilla en Úbeda hace varios años. La Junta, además, ha solicitado la posibilidad de operar en el ferrocarril para mejorar las comunicaciones de Jaén con otras provincias. Está bien, ya lo intentó, con fracaso clamoroso, el gobierno socialista. Tal vez convendría aconsejar a la Junta que, zapatero a tus zapatos, se centre en todas las competencias que tiene y que cumpla con Jaén, del tema tren ya se encarga el Gobierno de España y lo lleva de mal en peor, por mucho que los parlamentarios pretendan hacernos comulgar con ruedas de molino.  Volviendo a la Junta, este año además del tranvía, del que no quiero hacer ninguna alusión, porque me da vergüenza, tendríamos que notar avances significativos en los proyectos de la Ciudad Sanitaria y de la Justicia, ya no valen aplazamientos ni frases grandilocuentes, ya es la hora de actuar.

Foto: Por vergüenza, no me parece oportuno seguir insistiendo en el tema del tranvía, o uno de los episodios más lamentables que en los últimos tiempos ha conocido Jaén.

Dejar un comentario