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Es cierto que nuestro mar de olivos nos da muchas satisfacciones, acabamos de celebrar una Expoliva clamorosa, pero sobre todo estamos orgullosos del producto rey de Jaén, el aceite de oliva. Ese patrimonio paisajístico que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad, y que  bien lo merece, también nos depara precisamente por estas fechas una adversidad a la que hemos tenido que acostumbrarnos, en muchos casos de la noche a la mañana, el hecho de que alrededor de una cuarta parte de la población de la provincia se encuentra afectada por el polen del olivo, una patología que empezó a tomar carta de naturaleza no hace más de quince o veinte años, hasta el punto de que el sistema sanitario se vio obligado a reaccionar porque había muy pocos profesionales para atender a la legión de alérgicos al polen. La polinización del olivo es otra consecuencia directa de la riqueza de los millonarios árboles que se expanden por toda la geografía del Santo Reino y que tanto sorprenden a los visitantes que llegan a Jaén y quedan extasiados de ese océano de plantas perfectamente alineadas que producen el tan preciado oro líquido.

Pues bien, la alergia no distingue entre pequeños y mayores, entre unas poblaciones y otras, y sus efectos se dejan notar sobre todo en este periodo crítico de mediados de mayo con el polen en su punto más álgido. Todavía recuerdo aquel tiempo en el que crecía la alergia al polen a pasos agigantados y en una ciudad como Jaén solo era posible encontrar a un médico especialista, el doctor Victoriano Peralta Prieto, que durante un largo periodo fue el único interlocutor experto que conocía bien la dimensión de los distintos agentes alérgenos, no solo del olivo sino de la amplia variedad que existe y que en algunos casos también se hacen notar, caso de las gramíneas. Pues bien, el doctor Peralta no daba abasto, diagnosticaba, hacía las mediciones, informaba a la opinión pública, sobre todo de las prevenciones a tener en cuenta, en definitiva lo tuvimos como pionero y referente de esta singular patología que le debemos al olivar, menos mal que nos lo compensa con creces.

La existencia de este cuadro que afecta cada vez a un porcentaje más elevado de la población, y no hay más que salir a la calle para comprobarlo, hizo que en un momento determinado, hace unos cuantos años, las autoridades sanitarias se vieran en la urgencia de aumentar la atención hacia los afectados, y desde entonces, ya hay en la provincia buenos profesionales que se dedican casi en exclusiva a cuidar de los alérgicos, pero entiendo que habrá que seguir avanzando porque las previsiones si apuntan a algo es al aumento de la incidencia, cada vez más alérgicos, estamos condenados a sufrir unas cuantas semanas al año y hacer acopio de productos farmacéuticos, antihistamínicos, inhaladores, mascarillas… para controlar los periodos más duros. No es una enfermedad grave, pero da la lata y muchos jienenses lo pasan mal con los síntomas asociados. En los últimos días ha habido registros espectaculares, pero todavía es posible superarlos y llegar, esta previsión se ha hecho, hasta los 20.000 granos de polen de olivo por metro cúbico de aire, que es una barbaridad, el pico más alto al que podremos llegar en esta crisis que ya va a durar poco, en las primeras semanas de junio la pesadilla de cada año habrá terminado.

Durante algún tiempo, años atrás, recordamos que una asociación que estuvo muy en candelero con la presidencia de María Victoria Palomares, de común acuerdo con la Delegación de Educación, estudiaron la fórmula para trasladar a grupos de escolares con patologías más graves a las playas cercanas, especialmente Motril y Almuñécar, una iniciativa interesante que creo que no tiene continuación en estos momentos, al menos no se le da publicidad y ya sabemos que los políticos no se mueven sin que funcione previamente la propaganda. Se agradece cualquier idea con tal de aminorar los síntomas sobre todo en los niños, que son más vulnerables.

En fin, al menos la duración de este proceso cíclico está controlada y también la medicina ha avanzado en cuanto a los medios para atajar los problemas que causa la polinización cuando se disparan sus registros y medio Jaén busca remedios para tratar de paliar ese malestar que se extiende de norte a sur y de este a oeste, y que como nos hemos acostumbrado con el tiempo, qué remedio, nos parece que es, y se acepta de buen grado, el precio que hay que pagar por tener 66 millones de olivos, nada más y nada menos.

 

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