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Por ANTONIO GARRIDO / Ahora, en plena campaña, casi todos los temas de carácter público son susceptibles de entrar en el debate, como ha ocurrido hoy con respecto a la Ciudad Sanitaria, porque en un paso más hacia ese logro hoy se ha firmado el convenio por medio del cual se ponen oficialmente a disposición de la Consejería de Salud y Familias, los terrenos donde se construirá la enorme infraestructura sanitaria.

Este acto tal vez debió de hacerse hace quince días o esperarse hasta pasadas las elecciones del día 19, pero ha sido este jueves y sospecho que no es casual. Como la campaña está tan crispada, sobre todo entre los dos grandes partidos, PP y PSOE, en todo el territorio andaluz, pero específicamente en nuestra provincia, no han tardado ni un minuto en reaccionar tanto el alcalde como el presidente de la Diputación, que se creían con derecho a haber estado presentes en este trámite tan especial, más que nada, y parece razón suficiente, porque las respectivas administraciones han sido las encargadas de ceder los terrenos, por tanto ha habido colaboración institucional. A lo mejor fuera de campaña su protesta hubiera sido menos potente, aunque tampoco lo creo, pero en las circunstancias actuales ha faltado algo de sensibilidad, es verdad que hay una inequívoca voluntad política por parte de la Consejería, pero sin la cesión de terrenos a estas alturas probablemente se hubiera avanzado muy poco o nada. Les recuerdo que fue el 23 de septiembre de 2019, aunque parezca que fue ayer, las cosas de palacio van muy despacio, cuando el consejero de Salud, Jesús Aguirre, firmó un protocolo con el alcalde de Jaén y el presidente de la Diputación, Julio Millán y Francisco Reyes, respectivamente, para establecer el marco de colaboración que permitiera, como así fue, la puesta a disposición de la Consejería de los terrenos necesarios para construir la Ciudad Sanitaria.

De modo que esta vez la tan aireada lealtad se ha violentado y tanto el alcalde como el presidente de la Diputación debieron ser llamados para asistir a este paso tan significativo, al menos así lo parece. Ya he dicho en otras ocasiones que la presencia en la Junta tanto de Lina García, en su calidad de viceconsejera de Salud, como de José Antonio Miranda, hoy también presente en la firma, como director de Gestión Económica y de Servicios del SAS, ha sido decisiva para retomar el proyecto que ya hemos perdido la cuenta del tiempo que lleva en lista de espera, lo comprometieron los socialistas en su momento y en una de las crisis de la economía se olvidaron de este clamor de la población en general y de los sectores sanitarios en particular, y hay quien dice que no dejaron ni un papel sobre esta demanda. Una lástima que la batalla electoral haya impedido que todos los actores, de manera singular quienes han cedido los terrenos, parte importantísima y que han precisado de una laboriosa tramitación administrativa, estuvieran presentes. Por lo que respecta al proyecto en sí no creamos que va a ser de hoy para mañana, primero hay que esperar el resultado de las urnas el domingo, día 19, y si hay cambios o no en las hojas de ruta, pero aunque los responsables de la Junta tienden a evitar pronunciarse sobre un calendario de fechas, todo hace indicar, por lo que han ido explicando algunos responsables, que la primera piedra no está prevista antes de 2024, y choca frontalmente con las prisas que el gobierno andaluz se ha dado para dar vía libre a otros hospitales de la comunidad y no voy a dar nombres, pero son conocidos y forman parte de la Andalucía de las dos velocidades.

La situación de tan prolongada espera de Jaén, de décadas en la etapa socialista y de casi cuatro años del gobierno que en este momento está en funciones, obligaba a acelerar el proceso, por lo cual disponiendo de los terrenos parece una exageración tener que esperar dos años aún, con lo que es más que probable que tengamos antes el anunciado hospital privado que este de carácter público. En resumidas cuentas, no solo se trata de vender a bombo y platillo la Ciudad Sanitaria de Jaén, que como tantos otros proyectos parece que ya le toca, sino de actuar con diligencia para ver si en las próximas elecciones, dentro de cuatro años, el gran hospital, porque eso pretende ser, o esté ya inaugurado o al menos su construcción se encuentre en la fase final, lo contrario sería decepcionante y me quiero mostrar escéptico, por pura coherencia con la suerte que corren los proyectos más emblemáticos. No queremos, en definitiva, que los actos de los políticos, menos en campaña, y con el pretexto de la burocracia tan nefasta en todo lo que tiene el sello de oficial, termine en un nuevo timo para Jaén. Aviso para navegantes.

Por lo demás la Universidad de Jaén sigue siendo noticia. Hoy se ha conocido la dimisión de su cargo del hasta ahora gerente, Nicolás Ruiz Reyes, que de manera inmediata ha sido sustituido por resolución del rector y el propuesto al Consejo Social de la UJA es José Alejandro Castillo López. Ruiz Reyes, en su escrito de renuncia explica las razones profesionales y personales que le han hecho decidir, entre ellas su rechazo frontal al modelo de financiación propuesto por la Junta, del que algo debe saber porque ha sido el jefe de la economía, este asunto le ha separado frontalmente de la postura de Juan Gómez, aunque hay que añadir otro motivo no menos importante y es que se postula como uno de los candidatos al Rectorado, ya que el proceso electoral se va acercando, y habrá probablemente otros miembros de la comunidad universitaria en condiciones de optar al cargo que procedan en los mismos términos. Es fundamental que la UJA entre cuanto antes en un periodo de normalidad y sin tensiones de ninguna clase, porque el panorama se va complicando y a pesar de las declaraciones de que la institución no corre peligro financiero hay datos que apuntan en otro sentido y en absoluto se puede dar por cerrado el preocupante debate, qué más quisiéramos.

A vueltas con la controversia, insisto, ahora más si cabe. Esta mañana en la Comisión de Transparencia y Control de Empresas Concesionarias, que se ha celebrado en el Ayuntamiento, el punto de mira se ha puesto en la empresa Alsa, que sustituyó en octubre pasado a Castillo en el servicio de los autobuses urbanos. Ha pasado lo de siempre, para unos el nuevo transporte ronda la excelencia, y para otros se cumple el dicho popular de “otro vendrá que bueno me hará”. Pienso que ni una cosa ni la otra, este Jaén siempre tan sociológicamente dividido que no nos aguantamos. A lo mejor resulta que es razonable la propuesta del PP en el Consistorio que pide con urgencia una encuesta a pie de calle para conocer lo que opinan los ciudadanos, que supongo quiere decir los usuarios, porque yo puedo opinar pero mejor que lo hagan, porque tienen la legitimidad, los que usan a diario el servicio. Solo añadiré que no podemos pedirle a Alsa los milagros que en décadas no se le han demandado a Castillo y sigo pensando, con independencia de que la actual empresa tiene un periodo establecido en dos años y lo demás está por ver, que el principal enemigo de Castillo no fue el Ayuntamiento, sino la propia empresa que se ganó la antipatía generalizada, con la excepción, o así lo parece, de los populares. De todos modos Castillo creo que siente pagado con la millonada que le entró por el finiquito. A mi parecer el equipo de gobierno no utilizó bien sus cartas en la defensa del interés municipal y de la ciudad, y al final la decisión política, que algunos llamarán caprichos, recuerden el caso Onda Jaén y alguno más, de nuevo, en un Ayuntamiento en ruina, la pagamos entre todos. Y encima hay quien lo aplaude. Jaén en estado puro.

Foto: Es del 23 de septiembre de 2019, la firma del protocolo entre la Consejería de Salud, Ayuntamiento y Diputación (Jesús Aguirre, Julio Millán y Francisco Reyes), para la cesión de terrenos con destino a la Ciudad Sanitaria. Casi tres años ya, las cosas de palacio, van despacio,

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