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Sigue siendo inconcebible la vía muerta del tranvía de Jaén. Hay un sí, pero no, que se convierte de repente en un no, pero sí. El Ayuntamiento formalmente no mueve ficha pero en cambio contempla el funcionamiento del tranvía en la estrategia DUSI y parece que también hay una partida presupuestaria para el sistema de transporte en el proyecto de presupuestos que estos días analizan los grupos políticos representados en el Ayuntamiento. ¿En qué quedamos, queremos o no queremos el tranvía?

Hoy en tierras jienenses el consejero de Fomento y Vivienda, Felipe López, que ha insistido últimamente en la oferta de que la Junta se hace cargo del 40% anual del déficit de explotación del tranvía cuando funcione, que es la última palabra por el momento del gobierno andaluz, que construyó la infraestructura, ha añadido que además su Consejería está en disposición de hacerse cargo del gasto necesario para poner en marcha el polémico tranvía, lo que cueste. No es ningún regalo porque es lo que ya se ha hecho en situaciones similares, pero supone exonerar al Consistorio de una responsabilidad y al mismo tiempo de un buen montante económico, dado que el sistema tranviario lleva más de cinco años muerto de risa, y lo que haya que hacer hay que plantearlo ya sin más dilaciones. Pero está claro, por favor ¡pongan ya en marcha el tranvía!

Como jienense ya he repetido hasta la saciedad que no puedo entender que a estas alturas, cuando se había comprometido un nuevo tiempo de diálogo y entendimiento entre las administraciones, en especial Junta y Ayuntamiento, no haya sido posible avanzar lo más mínimo en relación con el sistema tranviario de Jaén. No sé si las autoridades se intercambian opiniones más favorables entre ellos, pero la ciudadanía no tiene noticias y creo que todos los jienenses estamos perplejos porque el tiempo pasa y no se atisban soluciones. Han pasado meses desde que se reuniera la comisión mixta que se constituyó al efecto, hace poco se anunció una nueva cita, pero no se sabe si se habrá llevado a efecto y si no ha trascendido nada es porque no ha habido novedades significativas. Es difícil entender la falta de noticias, ni buenas ni malas, que ni las hay ni se le esperan. Creo que en el fondo esa comisión que se creó para tratar de darle viabilidad al tranvía no se ha puesto de acuerdo y de ahí esta larga espera.

Ha hecho un año de la reunión que mantuvieron Felipe López y el entonces alcalde, Fernández de Moya, antes de marcharse, y han pasado unos meses desde el encuentro de febrero entre la presidenta de la Junta, Susana Díaz, y el nuevo alcalde, Javier Márquez, que pensábamos pretendía orillar todas las dificultades. Es difícil entender la falta de noticias, ni buenas ni malas. Creo que en el fondo esa comisión que se creó para tratar de darle viabilidad al tranvía no se ha puesto de acuerdo y de ahí que esté pasando sin pena ni gloria.

Tras la llegada a Fomento de Felipe López, por lo menos sabíamos que al menos se podía hablar, que es algo que no se había hecho en años, sólo a través de los medios de comunicación, en un agrio enfrentamiento mientras éramos el hazmerreír de toda España por haber soportado un gasto en torno a los 120 millones de euros, con la que está cayendo, para dejar los vagones encerrados en las cocheras, un espectáculo que nos da a la vez rabia y pena por lo que supone de escarnio para esta ciudad.

Las primeras impresiones de esperanza llegaron el 6 de noviembre de 2015 cuando en un Desayuno con el Diario Jaén, Felipe López planteaba una mano tendida al Ayuntamiento, no exactamente tratar el tranvía como un transporte metropolitano, pero una figura parecida. Aquello no llegó a ninguna parte. Después vino la conversación con el nuevo alcalde y la visita de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, pero pasa el tiempo, demasiado para un problema que se eterniza y dice bien poco de esta ciudad y de sus políticos.

Seguimos pensando que no puede darse un escenario que no sea el siguiente: que el Ayuntamiento acepte, dada su ruinosa situación económica, una responsabilidad con el dichoso tranvía, y que la Junta, consciente de que fue la culpable, en el sentido positivo y negativo de la expresión sobre la ejecución de este proyecto para Jaén, se ponga manos a la obra y aporte lo que sea necesario para favorecer la puesta en funcionamiento del sistema tranviario. Es aceptable que haga frente a la puesta en funcionamiento, que parece le corresponde, y todo lo demás se debe hablar con absoluta franqueza, desde la situación de un Consistorio que tiene que hacer un gran esfuerzo, no hay que dudarlo, pero sin lastimar en exceso su situación extrema, razón por la que la Junta tiene que ser delicada y comprensiva.

En fin, ahora ya no toca el debate de por qué está el tranvía, porque algunos jienenses todavía van por esta dirección, esa es una vieja historia y para bien o para mal hay que pasar página, ahora se trata de ver si los políticos son capaces aunque sea por una sola vez, de ponerse de acuerdo en favor de Jaén. Sería una salida para el Ayuntamiento, que se ha negado sistemáticamente a ser el pagador, porque objetivamente no se lo permite su penosa economía, y una medalla para Felipe López, para legitimarlo como gestor que hace compatible los intereses políticos de la Junta con los intereses de una ciudad que nunca fue acariciada por los gestos del gobierno andaluz de todos, y si esto no lo consigue un consejero jienense apaga y vámonos.

Por cierto en los últimos días también ha estado por Jaén el responsable andaluz de Ciudadanos, Juan Marín, y con la coordinadora andaluza, la jienense Raquel Morales, han subrayado que entre las prioridades que han demandado al gobierno andaluz para los presupuestos de 2017 figura, por lo que respecta a Jaén, el compromiso para que la Junta haga todo lo necesario para que el tranvía de Jaén empiece a circular. No sabemos si esta iniciativa es la que ha hecho que Felipe López haga hoy una nueva propuesta, o todavía con el diálogo es posible avanzar más.

Ya lo sabemos por activa y por pasiva, aquí los problemas se enquistan, pero este del tranvía, por lo que costó y por esa infraestructura en las calles céntricas y tantos coches aparcados en su trayecto que nos lo recuerdan continuamente, resulta especialmente difícil de entender sin acordarnos mientras tanto de los malos políticos que hemos padecido.

 

Foto:

El tranvía de Jaén lleva más de cinco años muerto de risa.

 

 

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