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Les supongo conocedores de la polémica que con toda lógica se ha levantado una vez que la Agrupación de Cofradías de la Semana Santa de Jaén, parece que de manera unilateral, ha decidido colocar paneles de más de metro y medio de altura, con publicidad y otra serie de imágenes, a lo largo de La Carrera, medida con la cual coloca una división, un muro, entre los desfiles y el público que pueda transitar por la calle para ver una procesión o para lo que desee, porque la vía pública es de todos. Los palcos han existido siempre y son una necesaria fuente de ingresos, y los paneles podrían serlo también, pero no de esta forma.

Me cuesta trabajo pensar que se haya hecho con la intención de distinguir y separar. Me sentiría muy decepcionado de que la Semana Santa quisieran hacerla patrimonio particular los gerifaltes de las varas, los más fervorosos de la celebración y los cofrades vip. Me estoy acordando ahora de nuestra Gloria Fuertes, cuando escribió que en Semana Santa ocurre como con la Navidad, que en Navidad se olvida el que nace y en Semana Santa algunos se olvidan de quien muere.

Me consta que el Obispado no tiene arte ni parte en esta historia, y me aseguran que se ve con el mismo desagrado con el que lo pueda ver el pueblo llano, sobre todo el que no tiene prejuicios en ningún sentido. Lo que sí me ha extrañado y mucho es que el Ayuntamiento, que según para qué cosas parece que no va con él, y actúa a modo del ‘laissez faire, laissez passer’ (dejar hacer, dejar pasar), haya tardado tanto en reaccionar, como si se hubiera enterado del estropicio por la prensa. Lo cierto es que se ha originado un conflicto serio entre la institución municipal y la directiva de la Agrupación de Cofradías, y eso que hace unas fechas posaron juntos en el Parador, precisamente en la presentación de las novedades de la Semana Santa, donde parece que nadie advirtió de lo que se estaba informando.

La tensión ayer llegó a tal punto que la máxima organización cofradiera amagó con dimitir o suspender las procesiones, una actitud difícil de entender en lugar de cargar con las consecuencias, y todo ello a medida que arreciaban las críticas, a las que además del propio Ayuntamiento, defendiendo el espacio público para que los jienenses, todos, ricos y pobres, vean las procesiones sin ningún impedimento, se sumaban voces como la de la Federación de Comercio, bastante contrariada con la medida. La Agrupación no ve más solución a estas alturas que tratar de corregirlo, si se ve necesario, para el año que viene. Este año me temo que ya no hay remedio a días vista de la salida de los pasos.

En fin, ahí va a estar el daño a la imagen de Jaén, así de simple, por establecer una barrera innecesaria, a lo que algunos le quieren restar importancia, pero puede tenerla y mucha, todo depende de lo que hayan pretendido los ideólogos de tan nefasta ocurrencia, que, lejos de explicarse, como Dios manda, se han salido por los Cerros de Úbeda, por decirlo de forma suave.

Es un camino equivocado cualquier concesión al clasismo y donde no todo el mundo tenga el mismo derecho, pague o no, a disfrutar en libertad de una tradición que es del pueblo. Las cofradías pasan, las personas pasan, las tradiciones se tienen que mantener. Tratemos de no violentarlas con ese empeño estilo Jaén que está rozando la esencia de cosas que merecen consideración, respeto y un talante más abierto, es decir, menos autoritario. Sería mejor para todos. 

 

(Comentario emitido hoy, 6 de abril, en el espacio La Colmena, de Radio Jaén)

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