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Por ANTONIO GARRIDO / Una mañana de estas he querido conocer por dentro el espacio que la Diputación Provincial de Jaén y en su nombre el Instituto de Estudios Giennenses, que tiene ya más de 70 años de vida al servicio de la cultura, ha creado en el propio edificio de la Plaza de San Francisco, aunque con entrada independiente por la calle Joaquín Tenorio, en lo que ya se conoce como la Biblioteca Literaria dedicada por entero a autores nacidos o ligados a nuestro territorio provincial, nada menos que en torno a 5.000 volúmenes que no solo pueden ser consultados sino que se pueden tomar a préstamo, con el simple compromiso de un carné de lector, algo que en los próximos días haré porque lo que se acaba de abrir al público hace muy pocos días es un templo de cultura made in Jaén y nada más que permanecer unas horas entre libros y autores reconocidos ya es un enorme privilegio al que no se puede volver la espalda. Es sorprendente, no ya la iniciativa, que por supuesto, se trata de una de las aportaciones más novedosas en el ámbito cultural que se han conocido últimamente, así lo ha reconocido el relevante escritor arjonero Juan Eslava, cuya obra íntegra figura en sus estanterías y ha actuado de padrino en la presentación en sociedad de este magnífico espacio.

La superficie dedicada a Biblioteca es coqueta pero sobria a la vez, casi toda la llenan las estanterías, cargadas de libros, que fui recorriendo con la satisfacción de encontrarme con infinidad de autores conocidos, y otros no tanto, pero que forman parte de la historia literaria de la provincia. No me sorprendió en absoluto, todo lo contrario, me provocó una enorme alegría, encontrar en el frontispicio de la Biblioteca un enorme retrato de un escritor y clérigo ilustre de Jaén, marteño por más señas, don Manuel Caballero Venzalá, pintado por uno de los grandes artistas de referencia, Miguel Viribay Abad, destacado erudito y miembro también veterano de la docta institución. Me quedé unos minutos contemplando el cuadro en el recuerdo del que fue en vida un personaje al que admiré y también tuve el privilegio de gozar de su amistad durante décadas, y bien que me hacía disfrutar cada semana cuando le veía aparecer en la Redacción de Ideal y me deleitaba con su lectura del artículo correspondiente de sus “Semblantes en la Niebla”. He conocido a centenares, miles de personas de toda clase y condición. Y luego está don Manuel, sabio, intelectual y humanista. Quien haya decidido que su retrato dignifique el recinto de la Biblioteca Literaria ha acertado de pleno, no ha podido escoger a mejor personaje, con más méritos y de más amplio consenso.

En las estanterías, entre esos 5.000 volúmenes, una selección representativa pero pese a todo mínima (hay que tener en cuenta que el IEG posee más de 300.000 registros bibliográficos ligados a nuestra tierra), por razones prácticas, de los fondos que obran en poder del Instituto de Estudios Giennenses y su Centro Documental de Temas y Autores de Jaén, en el poco tiempo de la visita tuve oportunidad de comprobar que son todos los que están y probablemente estén todos los que son, aunque supongo que su enriquecimiento formará parte de la normalidad. Por supuesto, junto a Eslava, autores conocidísimos como Antonio Muñoz Molina, Emilio Lara, Jesús Maeso, Salvador Compán, Luis Miguel Sánchez Tostado, Teresa Viedma, Fanny Rubio…y, claro, la obra de Miguel Hernández completa, de Alfredo Cazabán, Manuel Andújar, Manuel Urbano, Juan Pasquau, Manuel López Pérez, Juan Manuel Molina Damiani, Rafael Ortega Sagrista, el Diccionario Biobibliográfico de Caballero Venzalá, aparte de colecciones de revistas emblemáticas, todo tipo de literatura, poesía…entre tantos libros una tarde en esta Biblioteca tiene que ser un gozo difícil de describir. Prometo comprobarlo en primera persona.

El propio Eslava, uno de nuestros grandes activos literarios, aparte de reconocer que entre estas paredes nació su amor por los libros y la escritura, ya que en el pasado la estancia albergó una hemeroteca, que algunos recordamos, felicitó a la Diputación, porque “una vez más está a la cabeza de la cultura en la provincia”. El presidente, que lo es de la Corporación Provincial y del Instituto de Estudios Gienenses, Francisco Reyes, ha presentado el flamante espacio como un lugar de consulta, de lectura, pero también de actividad cultural, presentaciones de libros, etc., de hecho hay un rincón especial con presidencia y varias decenas de asientos con esta finalidad, y ya se ha previsto para la próxima semana un acto de estas características, el objetivo es que la actividad sea continuada, que el centro tenga vida y sea un ejemplo de dinamismo y de modernidad, poniendo nuestra cultura al servicio del gran público y de manera accesible y la posibilidad de conocer la obra de cientos de autores, hombres y mujeres, que forman parte del mejor patrimonio literario de nuestra tierra.

Esta nueva aventura también supone una gran apuesta del Instituto de Estudios Giennenses, que lo es también por descontado de la Diputación, que en los últimos años ha conocido avances muy notables, entre los que cabe citar el gran número de donaciones de fondos, especialmente bibliográficos, pero también de fotografías y otro variado y valioso material, lo que hizo que no hace mucho se rindiera un homenaje de reconocimiento a los protagonistas de todas esas aportaciones voluntarias, que también en bastantes casos se trata de legados que los familiares de personas fallecidas que tuvieron en su día protagonismo cultural y social han querido poner en manos del IEG, que los custodia con especial cuidado y mimo, tal como se puede observar en su sede y en la catalogación exquisita que se hace de todo el riquísimo material que recibe.

Un especial recuerdo a los últimos consejeros directores, empezando por el doctor José María Sillero, entregado a la causa durante unos años que él mismo consideró ilusionantes. Después vino la etapa de otro gran valedor de Jaén, el catedrático Pedro Galera Andreu. Fue durante su etapa cuando se produjeron hechos tan señalados como las donaciones de Juan Eslava, la de la familia Ortega con los fondos fotográficos, o de Mateo Madridejos. En ese momento también se pudo llevar a cabo el inventario y catalogación del legado de Miguel Hernández, que por fortuna se quedó en Jaén para el disfrute de todos los jienenses y los investigadores que han querido conocer más de cerca la obra del autor de “Vientos del pueblo”. El propio presidente de la Diputación reconoce que el Instituto se benefició de la formación, la sabiduría y la capacidad de trabajo de un jienense de adopción como es Pedro Galera, hoy uno más y de los predilectos.

Por lo que se refiere a la actual consejera-directora, Adela Tarifa, su paso por el Instituto de Estudios Gienenses se recordará siempre por unos años de gran actividad, mayor presencia mujeres en su seno, modernidad, y el cumplimiento del compromiso que expresó la actual responsable académica: “abrir puertas para que el progreso se instale en Jaén y se participe de la cultura en todos los ámbitos”. Adela Tarifa había sido previamente vicedirectora y en todo este tiempo, desde su llegada al cargo, lo ha proyectado con un gran dinamismo, su labor principal ha sido la de impulsar un mayor conocimiento social del Instituto, abrirlo a la sociedad y conseguir que sea más valorado dentro, porque fuera, sobre todo en los ámbitos culturales, no hace falta decir que el Instituto de Estudios Giennenses goza de un elevado prestigio y es reconocido como uno de los centros de estudios locales de mayor prestigio de España y con proyección exterior.

Adela Tarifa es granadina, pero como antes se indica de Galera es una jienense más, enamorada de Úbeda, donde reside desde hace bastantes años, y una figura que sobresale por su formación académica y profesional, pero mucho también por su talante, y la brillantez de su creación literaria. Profesora, catedrática de Geografía e Historia, su presencia al frente del Instituto de Estudios Giennenses durante la última etapa, ha sido y es todo un lujo, le ha impreso su sello y posee un indiscutible liderazgo. Junto a toda la familia del IEG, en este momento y para los retos que se están afrontando es providencial la tarea realizada por el gerente de la institución y a su vez consejero-bibliotecario, Salvador Contreras, a quien se puede considerar sin el menor género de duda providencial “alma mater”.

Los fines que tiene el IEG son el fomento y la administración del estudio, investigación y divulgación de las peculiaridades de la provincia de Jaén en los ámbitos de las Ciencias Sociales, Naturales y Humanísticas. Vive desde hace años un periodo de esplendor y su aportación a la cultura le convierte en uno de los grandes baluartes de la provincia. Larga vida al Instituto de Estudios Giennenses.     

Foto: El presidente de la Diputación, Francisco Reyes, con el escritor Juan Eslava, que ha apadrinado la presentación ante el Jaén cultural de la flamante Biblioteca Literaria de autores de Jaén o ligados a la provincia.

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