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Una nueva oleada de la Encuesta de Población Activa (EPA) referida al cuarto trimestre del año 2016 pone a Jaén en su sitio, en el segundo registro de paro por provincias en la comunidad andaluza con un 30,57%, tras Cádiz, que tiene una tasa del 33,86%. Téngase en cuenta que la tasa andaluza está en el 28,25% y la española diez puntos menos. Jaén está en la cabeza del país, en esto las variaciones de una EPA a otra son muy pequeñas.

Los datos concretos referidos a la provincia indican que contamos con 204.600 personas ocupadas, 90.100 parados, y la tasa de actividad está en el 54,69%, la más baja de la comunidad. Hay además muchísimas familias en las que todos sus miembros están en el paro, que es el peor de los escenarios de este drama.

Por lo que respecta a la capital, los datos del INE dan en diciembre un total de 9.603 parados sobre una población de 114.658 habitantes. En el año 2005 había en la ciudad 6.655 desempleados y desde entonces se han producido diferentes picos, hasta llegar a los 13.000. En este momento la cifra supera en casi 3.000 nuevos parados a los que ya había hace diez años.

Las administraciones y los políticos hacen, como siempre, sus lecturas interesadas. Pero lo cierto es que, se diga lo que se diga, en el ámbito estatal hay signos evidentes de recuperación, no para lanzar las campanas al vuelo, pero que son perceptibles, mientras que en nuestra comunidad andaluza la EPA ha mejorado en general los resultados, y en el caso de Jaén las perspectivas continúan siendo muy preocupantes. Baste decir que según los datos que se han hecho públicos, Jaén ha sido, junto con Málaga, una de las dos provincias donde el pasado año se produjo pérdida de empleo.

Más que políticas de campanario, lo que Jaén necesita son muchas actuaciones para sacarla del lugar en el que se encuentra, un pozo contra el que cuesta salir sangre, sudor y lágrimas. Las administraciones central y autonómica dicen que hacen lo que pueden, yo no pienso así, porque creo que a grandes males hay que responder con grandes remedios, y los dramáticos registros del desempleo, que no dan lugar al más mínimo atisbo de optimismo, deberían ser una razón poderosa para actuar con mayor contundencia en vez de cruzarse acusaciones y salvar responsabilidades que son bien evidentes. Llevamos muchos años con este escenario y nada se mueve, ¿es posible soportar esta situación por más tiempo?, ¿alguien dice algo, aparte de acusarse los unos a los otros de este lamentable escenario?  

La Diputación es la única que con los medios de que dispone, que tampoco son ilimitados, cumple con los criterios de priorización, pero algo sigue fallando en esta provincia en la que se precisa de un pacto muy sólido de todos los agentes implicados para tratar de estimularla y no seguir dejando pasar el tiempo para que la EPA, el paro registrado y en general todos los indicadores, vayan certificando la vía muerta en la que nos hallamos.

Hoy volvemos a leer las reacciones de los políticos y de los agentes sociales y nos demuestran que carecen de sensibilidad, repiten el discurso manido, pero nadie parece que se ponga manos a la obra. Con la EPA ha llegado el tío Paco con las rebajas desmontando cualquier atisbo de optimismo, aunque me parece que lo peor está aún por venir. Cuando pase la campaña de recogida de la aceituna, es decir, muy en breve, tendremos seguramente un cuadro con peor diagnóstico. Pero nadie se inmuta, parece un trámite que llegada cada mes, o cada tres meses, y que hay que lidiar como sea, pero en una provincia donde todo se aguanta, es cuestión de esperar al día siguiente para pasar página y a otra cosa mariposa.

 

Imagen: Datos de la evolución del paro según la EPA en la capital, desde 2005.

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