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La Diputación provincial acaba de celebrar su debate sobre el estado de la provincia, que suele hacer cada año. Lo primero que se me ocurre señalar es que no ha sido el momento más oportuno, en la actualidad hay muchos frentes abiertos, una crisis política que lo impregna todo y para hacer un diagnóstico en serio de la situación de la provincia se necesitaría más sosiego, una reflexión que el equipo de gobierno y su presidente deberían compartir con la oposición y una lista de propuestas rompedoras para hacer frente a muchos problemas que hay en nuestra geografía jienense que, a pesar los esfuerzos que se hacen, no vamos a negarlos por sistema, resultan insuficientes. No hay más que acercarse con interés y despojados de cualquier prejuicio a cualquier estadística para evitar cualquier asomo de triunfalismo.

Por tanto a la pregunta de ¿cuál es el estado de la provincia? hay que responder tajantemente que malo. Por supuesto que no vamos a achacarle la responsabilidad a la Diputación que tiene un deber como ayuntamiento de ayuntamientos de estar cerca de los problemas de los municipios, especialmente de los pequeños y medianos que son los que más la necesitan. Creo que el organismo provincial hace un esfuerzo a través de la cooperación para atender a los pueblos, otra cosa distinta es si como plantea la oposición, concretamente el PP, se podría actuar de otra manera y ganar en credibilidad y en justicia en el reparto de los fondos sin atender a colores políticos.

Reconozco que la Diputación en general ha sido la gran aliada para el desarrollo de infraestructuras de los municipios, esa es su tarea fundamental, ahí residen principalmente sus competencias, aunque nada le debe ser ajeno que afecte a la necesidad de dar respuesta a las necesidades de los pueblos jienenses y de sus habitantes.

Cuando tantas veces en los últimos tiempos se ha hablado de la supresión de estas corporaciones siempre hemos salido en su defensa, porque hemos visto de manera palpable el servicio que presta a las localidades de la provincia. Ahora bien lo que no debe cerrarse es la necesidad de reorientar algunas políticas para adaptarse a los nuevos tiempos y sobre todo en una provincia como es la de Jaén, que seguimos situados a la cabeza del paro en España,  con problemas en la agricultura, con una débil posición industrial y con muchas rémoras en relación con el desarrollo, no vale para nada hacer lecturas cargas de optimismo tan al uso como las que pienso ha hecho el equipo de gobierno que ha presentado un programa que vale que es positivo, pero que en resumidas cuentas es más de lo mismo, por ejemplo se va crear un Consejo de Turismo que es el regreso del antiguo Patronato que funcionó durante varios años y que se dejó morir no se sabe bien los motivos. De la misma manera es por lo menos chocante que el PSOE en la Diputación reivindique ahora mejores comunicaciones por ferrocarril, cuando sus gobiernos, lo mismos que los del PP, exactamente igual, han despreciado las comunicaciones en la provincia, y lo digo así con rotundidad porque es evidente y basta con echar un vistazo en las hemerotecas.

Creemos que el momento es muy delicado y que a la Diputación le corresponde seguramente ser el motor de las actuaciones que convienen a la provincia para ayudarle a despegar, bien entendido que la Administración provincial no puede hacer este trabajo en solitario y que necesita el apoyo no para ella sino para Jaén, de la Junta de Andalucía y de la Administración central, si bien hay que reconocer que en ambos casos cuesta mucho trabajo sacarle compromisos para esta tierra.

El equipo de gobierno de la Diputación con Francisco Reyes al frente, no debería tener la actitud de cierta prepotencia en el sentido de que ellos y solamente ellos pueden redimir a Jaén, por el contrario deben ser permeables a las aportaciones tanto del grupo del PP como de IU, que igualmente han presentado iniciativas solventes que en algunos casos se debieran tener en cuenta para que en definitiva nadie critique que la política que se sigue es excluyente. La Diputación es de todos y se enriquece con todas y cada una de las propuestas. Desde este punto de vista tanto PSOE como PP, especialmente ellos, deberían evitar convertir el organismo en el laboratorio de la confrontación, la provincia no se lo puede permitir, por lo menos mientras dure la actual situación en la que es urgente poner toda la atención y los recursos en solventar, al menos en la medida en que se pueda, los problemas lacerantes de los pueblos y de las personas que los habitan.

Dicho lo cual quiero poner en valor el trabajo de la Diputación Provincial, sobre todo en el ámbito de la promoción de Jaén y en la defensa del aceite de oliva, el turismo, la gastronomía, la cultura, los monumentos, los recursos naturales, y todo lo que tiene que ver con su proyección. No se le puede negar que en este ámbito realiza un gran esfuerzo de medios y de inversiones y que gracias a este compromiso Jaén ha conseguido situarse en el escaparate y ser un referente en muchos aspectos. Este es ya un camino sin retorno, pero todo este activo, que lo es y que ha requerido una decidida apuesta, con ser muy importante deja de serlo si se contempla el conjunto del panorama socioeconómico de Jaén, con un diagnóstico que no es precisamente para lanzar cohetes, sino para implicarse hasta los tuétanos en las soluciones que la provincia demanda. El principal problema, en efecto, es el paro, que el organismo provincial combate con los medios a su alcance, creo que ya han sido alrededor de setenta millones, que es una cifra considerable, lástima que en solitario la Diputación no pueda hacer milagros, por lo tanto no le queda otro remedio que llamar a las puertas de otras administraciones a ver si se les ocurre alguna vez responder y por lo menos preguntar ¿quién hay por ahí?

 

 

Foto:

La Diputación sigue siendo un motor en inversiones para el desarrollo de la provincia.

 

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