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Por ANTONIO GARRIDO / La última vez que escribí sobre la iglesia de Santo Domingo fue en diciembre de 2022. Como ahora los fondos Next Generation, Próxima Generación, que proceden de Europa, se han convertido en el cajón de sastre para numerosos proyectos en lista de espera, algunos de décadas, que pretenden sacar adelante las administraciones que no lograron hacer frente a inversiones en tiempo y forma, porque tenían responsabilidades para ello, llegamos a pensar que eran la oportunidad para ejecutar esta aspiración que lleva tanto tiempo a la espera.

No olvidemos que la Diputación elevó peticiones por muchos millones de euros, creo que del orden de los 5.000, también en nombre de los ayuntamientos, y que solo el Ayuntamiento de Jaén, estamos hablando del anterior mandato, se responsabilizaba en gestionar casi 300 millones de euros en diferentes iniciativas. Nos alegrábamos todos de que los Next Generation pudieran ser de verdad capaces de constituir un revulsivo, aunque se trate en algunos casos de obras que ya deberían estar realizadas desde hace tiempo y si no ha sido así la culpa la tiene la falta de voluntad inversora de las administraciones competentes. Otro día les hablaré de cómo el optimismo de los políticos respecto a los Next Generation para la provincia se ha quedado en cifras que no son ni la sombra de lo soñado. Para sumar al capítulo de la frustración, pero ya digo que esto merece ser tratado aparte.

Viene esto a cuento del nuevo impulso que se detectaba en ese momento, año y media atrás, en Diputación y Ayuntamiento respecto a intervenir en la iglesia de Santo Domingo, que lleva un retraso impresionante y en la que el compromiso era que intervendría la Junta, pero la anterior pasó, y la actual hablaba de un cambio de marco jurídico que ya me temí que se trataba de un “vuelva usted mañana”. De cualquier manera he de reconocer que cuando conocí, en su momento, la visita de Francisco Reyes y Julio Millán a la iglesia de Santo Domingo, con el ánimo de volver a plantearse el proyecto de su rehabilitación, bien es verdad que estábamos en época preelectoral, ya me pareció un hecho positivo, más que nada porque cuando la Diputación está por medio el éxito está asegurado, al menos esto es de justicia reconocerlo, verbigracia el Olivo Arena. Hay un clamor en los ámbitos culturales de que el patrimonio monumental y artístico, como esta joya, pueda estar en el escaparate. Pero en Jaén todo cuesta mucho y obtener frutos supone prolongadas esperas.

Ojalá que los fondos Next Generation pudieran haber sido la solución, más el compromiso añadido de la Diputación de invertir también en rehabilitar lo que fue el Real Convento de Santo Domingo, declarado BIC y que forma parte del conjunto del edificio del Archivo Histórico Provincial. La Diputación es titular del inmueble cedido en 1992 a la Consejería de Cultura para su integración en el citado Archivo Histórico, con el compromiso que asumió la Junta de acometer las obras necesarias para su restauración y conservación hasta dejar el templo, de una notable importancia monumental, para el disfrute de los jienenses y los visitantes, y como marco de manifestaciones culturales. El gobierno andaluz, en su momento, ejecutó algunas obras en la iglesia, al parecer con una inversión del orden de los dos millones de euros, hasta el año 2008, pero sin llegar a concluir las tareas. En su día, si se logran ultimar los trabajos, será otro espacio, hoy desconocido por el público en general, para sumar a los que se encuentran próximos como el Hospital de San Juan de Dios y, por supuesto, el Centro Cultural del Palacio de Villardompardo.

Hasta aquí el panorama no ofrece duda. Ahora bien, el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, le intentaba sacar las castañas del fuego a la Junta en la época en que la gestionaba el PSOE y después, ya con el gobierno del PP, ha insistido, aunque con poco éxito. En el año 2016, algo ha llovido, la entonces presidenta del gobierno andaluz, Susana Díaz, adoptó el compromiso en visita personal para que este hermoso edificio abriera sus puertas con objeto de ser un elemento dinamizador más en el casco antiguo, pues bien, los siguientes años pasaron en blanco, eso sí, con la novedad de que en mayo de 2017 visitaron la iglesia, el presidente de la Diputación y el entonces consejero de Fomento, Felipe López, anunciándose una inversión en el inmueble de 1,5 millones de euros con cargo al 1% cultural. Fue entonces cuando se informó de que estaba solicitado un estudio diagnóstico y patológico para evaluar la situación del monumento emblemático del Renacimiento del Sur, y se dijo entonces por el mismo consejero que se establecería la hoja de ruta para una intervención que el político jienense pretendía que fuera “cuidada y de la máxima calidad arquitectónica”. Dijo más, sin querer entrar en fechas, se iba a actuar “con toda velocidad”·y despejó cualquier duda económica, porque, según sus palabras, “la parte financiera está recogida dentro de los recursos que en el horizonte 2020 tenemos previsto para la conservación del patrimonio”.

El siguiente paso, transcurridos dos años desde el compromiso de la presidenta Susana Díaz, fue la firma de un convenio entre Junta y Diputación, ya estamos en 2018, con los mismos actores, para invertir 3,7 millones de euros al 80 y 20 por 100, pero de esto hace más de seis años. El anterior gobierno no fue eficiente, las fechas lo evidencian, pero llegó el nuevo equipo a la Junta y si te vi no me acuerdo. De la alegría inicial pasamos, como tantas veces, a la decepción, en tantos años no se supo o no se quiso hacer y ahora, la Junta tampoco parece, obras son amores, haber demostrado la necesaria voluntad política, porque cuando esta existe todos los obstáculos se pueden salvar, está más que demostrado.

¿Qué nos gustaría a los jienenses? Entendiendo que todas las obras de esta envergadura tienen unos trámites de obligado cumplimiento, el cronograma debería ser más concreto, Cuando se hablaba de colaboración estrecha entre Junta y Diputación, en función de que el edificio no le es ajeno, en parte suponía, y la historia se puede repetir ahora, en hacerle los deberes al gobierno andaluz, al que en su momento Reyes justificaba mucho más de la cuenta y no le enviaba recados públicos de exigencia, lo que en cambio sí ha hecho después con otro partido al frente de la Junta. Se ha perdido un tiempo precioso desde que se quiso agilizar el olvidado proyecto a finales de 2022, cuando se aproximaban las elecciones locales. Se supo entonces que la UJA estaba dispuesta a colaborar de cara a preparar un proyecto consistente,  y en todo caso estaba la Diputación que venía manifestando su compromiso explícito para que en un periodo razonable la iglesia de Santo Domingo pudiera sumarse al catálogo monumental de Jaén. Es un buen momento para el patrimonio porque hay sensibilidad, como lo indican actuaciones promovidas por el anterior Ayuntamiento en San Miguel o Marroquíes Bajos, por poner unos ejemplos. Lo primero de todo es creer en nuestra riqueza monumental y en la necesidad de preservarla, el siguiente paso es actuar, aunque sea con el estilo Jaén, siempre demasiado tarde.

Foto: Una obra, la de la iglesia de Santo Domingo, que sigue desde hace muchos años en lista de espera.

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