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Por ANTONIO GARRIDO / Me van a permitir que pase hoy de los temas políticos porque el panorama es penoso, da igual que miremos hacia arriba que nos quedemos en el entorno. Desde luego el día que nuestros políticos, y en este caso me refiero a Jaén y a su provincia, se dediquen a luchar por la tierra con el mismo interés que le ponen a tender al sol las vergüenzas de los unos y los otros, nos salimos del mapa. Pero me da que esa situación no se va a dar. Así que como ellos mismos vienen anunciando lo que nos espera es más de lo mismo, asistir a sus representaciones y viendo desde el tendido cómo articulan sus defensas, de qué modo van sumando lealtades y qué poca ejemplaridad transmiten. Lo dicho, ha sido tanto lo que me ha indignado la lectura de noticias y la reflexión, siempre ligada a los intereses de Jaén, de eso que llamamos actualidad política, que al menos por hoy prefiero pasar página. Mañana será otro día y probablemente haya que volver a los argumentos manidos, siquiera sea porque la crítica es esencial en una democracia y para que algunos y algunas que se lo merezcan no se vayan de rositas.  

Va mejor, afortunadamente, la economía que la política. Una muy buena noticia económica que nos ha dejado el fin de semana ha sido la asamblea general reglamentaria de la Caja Rural de Jaén, Barcelona y Madrid, donde ha sido sometido al conocimiento y aprobación de sus miembros el balance de la entidad correspondiente al ejercicio de 2023, que certifica, como es costumbre, su excelente estado de salud. Se mantienen firmes las ratios de solvencia que le vienen caracterizando gracias a su gestión, lo que le convierte en el instrumento financiero de referencia en la capital y en la provincia de Jaén, con oficinas en todos los pueblos, con independencia de su población, y solo ella es la entidad que no ha aplicado la exclusión financiera en los pequeños territorios, y con apoyo a una cantidad ingente de colectivos de diversa naturaleza.

Pues bien, la cooperativa de crédito Caja Rural, presidida por Juan Núñez Pérez, ha dado buenos resultados en el pasado ejercicio, al igual que en los anteriores, como consecuencia de una gestión prudente y desafiando las dificultades en un entorno financiero cada vez más complicado a causa de normas legales que son de obligado cumplimiento y por la coyuntura económica en un escenario sujeto a vaivenes. El equipo directivo al frente del cual se encuentra su valioso director general, Enrique Acisclo Medina, es el responsable, un año más, de la solvencia que ofrece la Caja, sus buenas cifras y desde luego su clarísima hoja de ruta de independencia y en la que se declara exclusivamente en favor del desarrollo económico y social de la provincia de Jaén. Junto al presidente y el director general presidieron la asamblea el presidente de la Fundación, Patricio Lupiáñez, y el subdirector de la Caja y gerente de su Fundación, Luis Jesús García-Lomas Pousibet.

La entidad cuenta con 163 oficinas, 140 de ellas en la provincia de Jaén, 16 en Madrid, 5 en Córdoba, 1 en Sevilla y 1 en Barcelona, con más de 500 empleados, en tanto que su número de socios va en ascenso y superan con creces los 200.000. Las cifras de negocio, alrededor de 4.000 millones de activos totales a finales de 2023, y los más de 28 millones de beneficios después de impuestos en el ejercicio, a consecuencia de las previsiones y dotaciones para anticiparse a los futuros escenarios, representan la fortaleza de Caja Rural y su clara vocación por Jaén, destacando el apoyo a su Fundación, la joya de la corona, que recibe un montante de casi 4 millones, con los que se presta un beneficio que llega a centenares de destinatarios en ámbitos sociales, culturales, deportivos, etc. Cantidades grandes y pequeñas para objetivos de muy diversa naturaleza, empezando por todo lo que en el nombre o en el apellido lleve la palabra Jaén. Lo que antes hacían las obras sociales de las distintas entidades financieras y que ahora es algo testimonial, lo reparte prácticamente en solitario la Caja Rural. Como su antiguo slogan, y nunca mejor dicho: el dinero de Jaén, para Jaén. 

El presidente, Juan Núñez, al frente del Consejo Rector, ha agradecido el esfuerzo de todo el equipo humano de la entidad, y, por supuesto, los clientes que confían en la institución, que han posibilitado, con su buen hacer, la posición privilegiada que ostentan en Jaén. Baste citar un dato que es muy elocuente, en el último año se ha aumentado también la cuota de mercado de Caja Rural en la provincia, que es un síntoma de que la propia sociedad reconoce quién se implica en su desarrollo y le otorga su confianza, su dinero y todo el proceso de intermediación financiera, desde la agricultura hasta la mayoría de los sectores, colegios profesionales, etc.

La cuenta de sus resultados de la entidad están en sintonía con el ambicioso plan que ha presentado recientemente con una nueva cultura que se traduce en la incorporación a sus prioridades de una imagen corporativa, ya existente, más adaptada al tiempo actual, sin olvidar que ofrece una apuesta inequívoca por la sostenibilidad y por el lanzamiento de nuevos productos basados en este concepto, todo un programa que han denominado “Caja Rural de Jaén, mirando al futuro”, y que constituye una declaración de principios de la filosofía a aplicar en todos los lugares donde está presente, empezando por los 97 municipios de nuestra provincia, un proceso de adaptación y renovación que ha sido muy bien acogido por la familia de Caja Rural de Jaén y la sociedad en general, con la que está fuertemente incardinada. En esta nueva etapa el objetivo es seguir ofreciendo servicios financieros, como hasta ahora, pero embarcándose a la vez en productos de cambio y ello con la única finalidad de ser verdadero motor de desarrollo de la provincia, con una serie de acciones que lo propiciarán, entre ellas el acercamiento al sector más joven de la población. En resumidas cuentas, mirando al futuro y tratando de adelantarse a sus posibilidades y a sus retos en todo lo que pueda afectar en positivo a nuestra provincia. Por la cuenta que nos trae, larga vida y celebrando sus éxitos como hasta ahora.

Foto: La ministra Elma Saiz, el presidente de la Diputación, Francisco Reyes; la directora de la Oficina Técnica del Plan Estratégico, Inmaculada Herrador, y el presidente del Colegio de Economistas, Sergio Berrios.

Otro hecho destacado de los últimos días también posee un registro económico, porque se trata de la entrega del V Premio de Economía y Empresa Flores de Lemus, que concede el Colegio de Economistas de Jaén, presidido por Sergio Berrios, y que en esta ocasión ha sido otorgado a la Fundación Estrategias para el desarrollo económico y social de la provincia de Jaén. Se trata de un galardón que reconoce a personas o entidades por su contribución al desarrollo económico, social y cultural de la provincia, y que en años anteriores han recibido la Universidad de Jaén, la Caja Rural, la Diputación Provincial y el Hospital Universitario de Jaén. Un palmarés que cualquiera puede apoyar sin reservas.

Del acto de la entrega del pasado jueves, con la presencia de la ministra Elma Saiz Delgado, en la Institución Ferial, lo primero que hay que destacar es que lleva el nombre de un ilustre jienense, un notable economista y político, Antonio Flores de Lemus (Jaén, 1876-Madrid,1941), que ha sido el gran maestro de generaciones de economistas. Las biografías en las que se recoge su figura indican que estudió Derecho en las universidades de Granada y Oviedo, completando su formación en las de Tubinga y Berlín. Durante su estancia en Alemania, quedó profundamente influido por las corrientes de pensamiento económico de tipo realista e historicista. Catedrático de Economía Política y Hacienda Pública en la Universidad de Barcelona (desde 1904), y de Economía Política en la Central de Madrid (desde 1920), en 1905 comenzó a compaginar su actividad académica con la desempeñada en el Ministerio de Hacienda. En este último sentido, fue destacada su participación, en 1905, en la Comisión del Impuesto sobre el Consumo (impuesto indirecto del que siempre se mostró detractor, siendo partidario de los impuestos directos personales), en la Comisión Dictaminadora del Impuesto sobre Rentas y Ganancias (creada en 1927 en el contexto del proyecto de reforma tributaria de José Calvo Sotelo) y en la comisión creada por Miguel Primo de Rivera para implantar el patrón oro (a lo que Flores se oponía). También integró, en 1931, la comisión encargada de redactar el proyecto de reforma agraria durante la II República.

Gran analista y economista de profundos conocimientos estadísticos, hacendísticos y fiscales, ejerció una profunda influencia en sus discípulos, entre los que estuvieron Ramón Carande, José Castañeda Chornet y Jesús Prados Arrarte. Exiliado durante la Guerra Civil española, falleció en 1941 en Madrid. Siempre me ha resultado atrayente esta figura, de la que oí hablar hace ya varias décadas. A él se deben muchas obra relacionadas con el funcionamiento de la economía española y específicamente de la agricultura como motor de la economía. Algunos recuerdan su lealtad al servicio público, tan es así que al tomar posesión como consejero del Banco de España, en 1931, lo hizo utilizando la fórmula: “Juro defender los intereses del Banco durante mi mandato”, a lo que añadió de su cosecha: “mientras no sean contrarios al interés público”. Desde luego se dice de él que fue un personaje peculiar, nunca quiso ser ministro, aunque se lo ofrecieron en distintos momentos, y lo más duro fue el exilio y su vuelta a España donde tuvo un triste final que desde luego no hubiera merecido. Así es escribe la historia.

Por lo que se refiere a la protagonista premiada, Fundación Estrategias para el Desarrollo de la Provincia de Jaén, acaba de celebrar su XXV aniversario como iniciativa de la Diputación Provincial de crear un instrumento para ayudar al despegue de Jaén y hacerlo de una manera metódica. El hecho de que hayan pasado 25 años desde aquel 1998 en que la Fundación Estrategias se ponía en marcha y esta provincia siga padeciendo el terror de determinadas estadísticas, que nos siguen situando en lugares poco confortables en los medidores de avance y convergencia, pueden dar la impresión de que una tarea tan apasionante no haya servido para el fin que se perseguía. Les puedo asegurar que ha sido impecable el trabajo al frente de la dirección técnica de quienes se han encargado de liderar el proyecto, primero Antonio Martín Mesa, su gran impulsor y figura clave para consolidarlo, y actualmente, desde hace varios años, Inmaculada Herrador Lindes, que se ha dedicado en cuerpo y alma al proyecto y lo ha dinamizado socialmente con su propio ejemplo y la prueba más evidente es el éxito social y el poder de convocatoria, en el acto del aniversario que tuvo lugar hace pocos meses. Ambos, a los que además admiro por sus trayectorias y compromiso tanto en la Universidad como fuera de ella, encarnan a dos jienenses apasionados por su tierra, y solo les ha faltado la varita mágica para conseguir todo lo que anhelaban para ella.

La Fundación ha dado a luz dos planes estratégicos, el segundo está expirando, ha parido centenares de iniciativas y ha logrado reunir en sus mesas a grupos de personas, entre ellos una buena nómina de expertos, que se han ido implicando en esta tarea, con la Universidad de Jaén, todas las administraciones, agentes sociales, económicos, culturales, etc., que han ido haciendo sus aportaciones. Se ha trabajado mucho en el diagnóstico que está puesto al día, y se han implicado las administraciones, bien es cierto que no todas de la misma manera, y que sabemos mucho más de la teoría de la situación de Jaén que de la realidad de las inversiones contantes y sonantes que legitiman la bondad de un plan estratégico que se precie. A pesar de todo, que el ritmo no sea el adecuado, siempre aspiraremos a más, no ha de ser motivo para bajar la guardia o negarle el pan y la sal, lo que hay que hacer es no rendirse, exigirle más a las administraciones, porque todas tienen una notable deuda histórica con Jaén y los jienenses, y no se trata tanto de que individualmente traten de sacar pecho sino de, en efecto, con obras e inversiones, coadyuven, sin afán de protagonismo y con la voluntad de sumar, a hacer más grande este Jaén de todos, y que precisa del dinero que no sale de los bolsillos de los políticos sino de los presupuestos de los que se nutren las administraciones públicas.

Si los Planes Estratégicos se van imponiendo es porque permiten hacer una hoja de ruta fiable. No son la panacea pero enseñan el camino para avanzar y señalan asimismo a los que están implicados como a los que no quieren saber nada e incluso le ponen las trabas posibles. Pues bien, el Plan Estratégico repite y recuerda de la primera hasta la última aspiración de la provincia, los grandes proyectos y las pequeñas actuaciones de cualquier índole. Por esta razón ha dicho Francisco Reyes que los planes, y a partir de ahora el III Plan Estratégico que es el siguiente reto, deben ser “el libro de cabecera para todas las administraciones”. Y ha dicho más, que es fácil compartir, y es que “el futuro de la provincia depende de nosotros”. Por fortuna contamos con el documento y hay provincias que nos han secundado y nos toman como ejemplo de lo que debe ser una estrategia ordenada, por temáticas y prioridades.

Por eso celebro que se haga visible la Fundación Estrategias, que se anuncie ya un inminente III Plan con la actualización de los objetivos, para que lejos de resignarnos le demos cuerda a la idea que todos tenemos en la mente de que no debemos permitir que haya quienes ahoguen el legítimo progreso de un pueblo que es el nuestro. Así que enhorabuena a la Fundación por el premio del Colegio de Economistas, sumamente merecido, que ha de servir para insuflarle ánimo en una tarea siempre inacabada.

Foto: De izquierda a derecha, Luis Jesús García-Lomas Pousibet, Enrique Acisclo, Juan Núñez y Patricio Lupiáñez, en la asamblea de la Caja Rural de Jaén. (Caja Rural).

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