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Antonio Garrido Gámez
Periodista

Para mí la del 17 de junio de 2017 es una fecha que puede quedar para la historia de esta ciudad resignada y conformista como pocas. Ese día, a las siete de la tarde, todo Jaén está llamado a participar, desde la explanada de Renfe, en una manifestación convocada por la plataforma ciudadana nacida hace unos meses con la denominación de “Jaén merece más”, en la que se han ido incorporando diferentes colectivos empresariales, vecinales, ecologistas, deportivos, sociales, culturales, profesionales…hasta rondar el centenar de entes que apoyan y participan de los fines con los que nació una idea que ha sido capaz de ilusionar a un grupo tan amplio, tan heterogéneo, que se ha decidido, al fin, en esta capital tan apática, tan fría, tantas veces tan indiferente, a dar un paso adelante, se ha puesto en marcha y por una vez ha contado todo lo que une en lugar de lo que separa. Y lo que une en este caso está bien claro, se trata de la ciudad de Jaén, hoy un tanto perdida, sin ilusión y sin expectativas.

Si atendemos a los lemas que van a protagonizar la marcha y que han sido consensuados entre los promotores, ¿quién no va a estar de acuerdo en que Jaén merece más, que los jienenses reclamamos que se acabe ya el olvido histórico por parte de todas las administraciones, y que es hora de exigir alto y claro para que nos oigan todos los que deben hacerlo, inversiones y futuro para Jaén? Estas son las claves de la manifestación que pretende sacar a la calle a miles de personas, porque de no ser así algunos políticos festejarán sin duda el fracaso y le negarán autoridad a la sociedad organizada, que es capaz de mostrar su rebeldía cívica, que no va dirigida contra nadie en concreto, pero que llegará el momento en que tenga que ir señalando a las administraciones, una a una, y a sus responsables, del ninguneo a Jaén, porque la suerte de esta tierra no se ha producido porque sí, sino que es la consecuencia de muchos años de olvido por parte de quienes ostentan y/o detentan el poder, a lo que hay que añadir la propia mentalidad jienense de la resignación y del victimismo. La manifestación y la plataforma que la promueve lo que pretende es mentalizar sobre la idea de que “hasta aquí hemos llegado”, que es momento de plantarse y reivindicar un nuevo tiempo, a ser posible desde el diálogo y el entendimiento, y si esto no fuera posible, utilizando todos los caminos democráticos que lleguen al objetivo que se persigue, forzar a las administraciones a que se unan también ellas, como ha hecho la ciudadanía, para abandonar la cómoda confrontación en la que se han instalado y que ha resultado ser una estrategia perversa, porque ha sido la tapadera perfecta para incumplimientos y negaciones. Basta ya!!!

Llevamos décadas, qué digo décadas, siglos, lamentándonos de nuestras desdichas, soportando adversidades, sufriendo desplantes e incomprensiones, especialmente de los poderes públicos que, se pongan como se pongan, lo cierto es que nunca nos han tenido en cuenta, nos han ignorado, nos han brindado las sobras y encima nos han exigido que no saquemos los pies del plato, que seamos dóciles. La historia ha sido injusta con Jaén, la democracia también, Madrid nos negó el pan y la sal a excepción de un Plan Jaén que fue más propaganda que otra cosa. Andalucía se contagió, el centralismo sevillano ha sido cicatero y a veces hostil, a pesar de la contribución de personajes que aportamos a los gobiernos. En cuanto a nuestro Ayuntamiento no es el momento de opinar sobre lo que ha ocurrido en todos estos años, pero resumiré diciendo que unos por otros tenemos un Consistorio en la ruina y una ciudad con infinidad de carencias, con cientos de vecinos que viven en situación infrahumana, con barrios abandonados, y con muchos sueños para los que nunca llega la hora. De espaldas a conquistas que otras capitales ya disfrutan desde hace tiempo.

Creo en la democracia y en la política cuando es capaz de dar respuesta a los problemas de la gente, pero el futuro de nuestros hijos no podemos fiarlo a que haya o no voluntad y ganas. Este es el primer paso. No ha funcionado. El siguiente es espolear a las administraciones desde la sociedad, de manera responsable, para reivindicar todo aquello a lo que esta ciudad cree tener derecho. La plataforma tiene que ser decidida, valiente y entusiasta, aparte de aparcar los sectarismos, los carnés políticos, quienes los tengan, no solo para resultar fiable, sino para tener legitimidad de llamar a todas las puertas y que se abran, porque ahora el protagonismo corresponde exclusivamente a la militancia ciudadana, sin más. Si con la unidad de cien voces al unísono y una legión de paisanos muy comprometidos, no se obtienen resultados inmediatos, creeremos que existe una especie de maldición sobre Jaén. Pero no lo creo, es decir, pienso todo lo contrario. O al menos me quiero aferrar a esta convicción.

La interrogante principal a la hora de apuntarse a esta manifestación, que insisto, debe ser pacífica y responsable, para que no se vaya de las manos y la masa no la aproveche con fines que no se correspondan con la convocatoria, porque en ese caso yo no tendría nada que hacer en esas filas, es qué Jaén queremos dejar a nuestros hijos y a las nuevas generaciones, si el Jaén que tenemos que se desangra a marchas forzadas, cuando todos soñamos con lo mejor para esta ciudad de nuestros amores, y donde se arrastra una deriva que es la suma de ineptitudes, irresponsabilidades e incumplimientos hasta el hartazgo, pero de los que somos corresponsables y avalistas, pues así lo hemos aceptado históricamente por un exagerado sentido de la prudencia, de la humildad y tal vez de los rescoldos del miedo heredado de otros tiempos. Creo que todos coincidiremos en dos argumentos que no admiten discusión alguna. Por un lado, Jaén existe y debe demostrar con energía que quiere tener derecho a progresar. Segundo, tenemos que dejarle a los que nos sucedan, y también disfrutar nosotros mismos, si nos dejan, un legado más rico, más completo y, sobre todo, más justo.

Esta iniciativa de “Jaén merece más” llega en buen momento porque algo ha empezado a cambiar en la ciudad, lentamente pero algo se mueve. Tiene tarea por delante porque la lista de espera es interminable, aunque hay que ir despacio, sin prisa pero sin pausa, y cubriendo etapas. A partir de ahora mejor que no nos regalen nada, mejor ganárselo con argumentos. Es una aventura decidida e ilusionante, para mí la valentía es levantarse para defender lo que uno cree justo. El secreto es no rendirse, despertar del sueño profundo de tantos años y hacerle caso a nuestro hijo adoptivo Miguel Hernández. Ya es hora de levantarse. Todo sea por Jaén, porque nos sintamos aún más orgullosos de ser de donde somos.

Voy a acudir a la manifestación. Siempre he sido muy escéptico, entre otras cosas porque llevo muchos años viendo acciones reivindicativas que se han quedado en agua de borrajas. Ahora es diferente, hay una parte de la población que se ha comprometido con el futuro, que pretende hacer el debate del estado de la ciudad en la calle, y que tiene la suficiente fortaleza para vencer, si fuera necesario, cualquier obstáculo, incluso las campañas antimanifestación que alentan los poderosos y también los mediocres, que le tienen pánico a un hipotético y forzado cambio en su ‘status quo’. Me ilusiona pensar que en este “Jaén donde resisto” se va a producir un revulsivo, aunque sea a regañadientes, dando una lección a los que llevan tiempo en huelga de brazos cruzados o se sienten realizados asumiendo un papel de comparsa, porque atienden a los intereses partidistas antes que a los generales del progreso de esta ciudad. Y creo que ha llegado la hora, y es esta, en que toman sentido en el escenario local, las palabras de un político experimentado, Winston Churchill: “La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones (yo diría también a la inacción) de los demás”. Nos vemos el 17 a las 7, en mi caso, pueden estar seguros, no quiero combatir contra nadie, voy a defender, porque me duele en lo más hondo, a esta bella ciudad de luz, los derechos y la dignidad de una capital maravillosa, la nuestra, plenamente convencido de que “Jaén merece más”.

(Publicado hoy, 12 de Junio, en Diario Jaén)

 

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