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Desde hace unos años estamos asistiendo a la judicialización de la vida política, lo que no se consigue mediante el diálogo y el entendimiento, tan necesario en las instituciones públicas, se trata de lograr con el concurso de los jueces. No cabe duda de que es un recurso al que se tiene derecho y que la Administración de Justicia está para eso, para dirimir en casos en los que se presuman posibles abusos de la norma, pero en términos generales creo que con frecuencia hay más pretensión de sacar los colores al adversario y de causarle un deterioro público, que en preocupación real por el incumplimiento de los preceptos legales.

 

De entre los casos que andaban pendientes en los tribunales de la ciudad, esta pasada semana hemos conocido la decisión de la juez de archivar el llamado “caso permuta” en el que, entre otras personas, parecía como investigado el actual concejal de Personal y Comunicación, Miguel Contreras, por su responsabilidad en el anterior equipo de gobierno municipal, y en relación con una denuncia en la que se trataba de implicar al edil en un asunto que se presentaba como un presunto delito contra la Administración. Menos mal que en este caso el concejal se había librado de los recurrentes excesos de celo, y no ha habido ni detención ni calabozo, a Dios gracias, y la “pena del telediario” también ha sido leve, porque los daños, si como en el caso que nos ocupa quedan en nada, causan un daño irreparable.

 

Pues bien, la juez ha sobreseído la denuncia y archivadas las diligencias del caso, y el concejal Miguel Contreras sale exonerado de cualquier responsabilidad en el que algunos grupos de la oposición presentaron como un proceso turbio. Se trata, muy en resumen, de que el Ayuntamiento adquirió un local cuyo alquiler no estaba pudiendo pagarse mensualmente, y se hizo a cambio de unos terrenos que según establece la jueza en su auto, “carecen per se de mayor interés para el municipio”. Por tanto la titular del Juzgado número 4 de la capital, concluye que “no se cumplen los requisitos de tipo penal invocado y procede el archivo de las actuaciones”. En los últimos días el propio Contreras no ha ocultado su satisfacción por este alivio judicial, y de alguna manera se ha dirigido a los que pretendían su linchamiento, a los que ha recordado que no han logrado su propósito. Lo cierto es que era una pieza codiciada, al tratarse del número tres del PP jienense, y aquí lo que se pretende, fundamentalmente, así lo pienso, es la caza del contrario al precio que sea. En efecto hay que respetar las decisiones judiciales, cuando son a favor y cuando están en contra, lo que sí se puede hacer, es discrepar, faltaría más, aquí nadie tiene la patente de corso, y tampoco por supuesto los políticos.

 

Pues bien, me alegro de que haya terminado esta preocupación y esta presión para Miguel Contreras, persona a la que sinceramente aprecio, como lo hago con el resto de corporativos sin distinción, en absoluto una puntual crítica política que hago siempre pretendiendo la máxima objetividad, es una diferencia personal, y lamento los que no lo entiendan así y de pronto te consideren su enemigo. Yo ejerzo mi libertad, siempre sujeto a errores, pero no me levanto cada día con la intención de restarme amigos, más bien puedo decir que trato de hacer precisamente todo lo contrario.

 

Dicho esto hay dos cosas que sí quería añadir con respecto a este asunto. Por un lado que haría muy mal el grupo municipal del PSOE, como ha anunciado, en caliente, a la vista de la decisión judicial, de recurrir el auto de la juez, porque no tiene mucho que ganar y sin embargo es mucho lo que puede perder, sobre todo en el ámbito de la credibilidad. No obstante ellos sabrán el material con el que cuentan, pero el disgusto por la adversidad no debe lanzarles a una emboscada política peligrosa, cuando los socialistas tienen el reto de mejorar sus posiciones en la ciudad, si se me permite este entrometimiento, que me permito porque ha sido siempre un partido de gobierno y ahí debe estar, en ese escenario.

 

La segunda recomendación sería para el ínclito José Enrique Fernández de Moya, el jefe de filas del propio Contreras, que, en su especial apasionamiento y acaloramiento, ya ha pedido a los socialistas que pidan perdón a Miguel Contreras. Si se tratara de un tema puntual, apoyaríamos sin reservas esta tesis, pero aquí todos se exceden, el primero de ellos, además con diferencia, el presidente del PP y exalcalde, que cuando hay alguna presunta responsabilidad para dirigentes o miembros del PSOE jienense, inmediatamente dispara a matar, hay casos recientes, y otros en los que la propia Justicia ha eximido de responsabilidad a las personas afectadas, pero en los archivos quedan las acusaciones de Fernández de Moya, siempre tan lenguaraz, tan excedido, y que en vez de sacar la artillería debería aplicarse él mismo la recomendación que hace para los demás, cosa que jamás ha hecho durante su trayectoria política en la que ha utilizado sin variar el criterio de “difama que algo queda”.  En este político nunca cabe el beneficio de la duda y se merece una lección de humildad para que aprenda a tratar a los demás con el respeto con el que él debería conseguir que los demás le trataran.

 

 

Foto:

Miguel Contreras, concejal de Personal y Comunicación del Ayuntamiento de Jaén.

 

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