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Por ANTONIO GARRIDO / Hoy se ha vuelto a reunir la comisión formada para preparar el programa de actos de la conmemoración del 1200 aniversario de Jaén como Capitalidad. Con independencia de que estoy seguro de que se hará bien, porque se observa muy buena disposición en el Ayuntamiento, tanto por parte del alcalde como de la concejal de Cultura, el hecho de que se haya apostado por una persona como Rafael Cámara en el papel del Comisario es toda una garantía y da confianza en todo cuanto podremos vivir en 2025. Es, además, una magnífica oportunidad para reflexionar en tanto se están haciendo los preparativos, porque la efemérides, durante todo un año, tiene que servir para fortalecer el orgullo de Jaén ciudad, capital y locomotora de la provincia, y también es un momento para requerir de las administraciones públicas que se dejen de cuentos y asuman la responsabilidad, todas ellas, de dar a Jaén lo que en justicia le corresponde y sistemáticamente se le ha negado. 2025 tiene que ser el año en el que Jaén coja la velocidad de crucero. Previamente para ello tenemos que ver en acción a los políticos y a las diferentes administraciones, porque son los encargados, con el alcalde al frente, de liderar todos los proyectos. He visto que al menos en la nota pública que se ha remitido a los medios lo que trascienden son acciones de imagen y protocolo, la petición para que se retransmitan las campanadas de fin de este año y la invitación a la Casa del Rey para que Felipe VI acepte la presidencia de honor. Las campanadas desde el Ayuntamiento no es que me parezca mal, pero como se trata de una celebración que le trasciende, porque es de toda la ciudad, también se podría escoger un escenario más emblemático, la propia Catedral, pero esto hay tiempo para decidirlo.   

No digo que tengamos que ver convertidas en realidad todas las promesas que se le han hecho a Jaén en las últimas décadas, pero sí al menos las más importantes y emblemáticas, y ahí es donde debe estar la sociedad empujando, no solo se trata, a mi juicio, de celebrar y festejar, sino de reivindicar y de exigir, una forma de que los fastos nos dejen un legado que recordar por las siguientes generaciones. Si termina el próximo año y nos hemos quedado en los brindis al sol, por muy importante que sea enseñar la ciudad y reconocer todos los logros históricos, se habrá perdido una oportunidad de oro. Todavía se conoce poco, al fin y al cabo acaba de ponerse en marcha, la tarea que tiene entre manos la comisión constituida y en la que se quiere otorgar importancia a la participación de cuantos colectivos deseen implicarse. Es algo que nos afecta a todos. Precisamente la idea surgió en el año 2020 por parte de la asociación Iuventa, que preside el propio Rafael Cámara, consciente de que Jaén es un crisol de culturas, uno de los cuatro reinos de Andalucía, y con una impresionante riqueza histórica en la que la capitalidad fue referente. Hay tiempo para organizar un programa que ilusione a esta ciudad necesitada de impulsos y de poner las bases del futuro. Como supongo que habrá oportunidad para la tormenta de ideas y hay cantidad de iniciativas que se podrán tener en cuenta, ya apunto una, por si hay tiempo y sobre todo ganas de trabajarla, hacer posible, con las experiencias vividas, que en cualquier momento de 2025 se pueda terminar el expediente para la declaración como Patrimonio de la Humanidad de nuestra hermosísima Catedral, uno de los grandes símbolos, con la reliquia del Santo Rostro que custodia, de esta capital. Y sobre todo tendría que fomentarse la ilusión y el orgullo colectivo. Estoy deseando que llegue ese momento.

Vuelta a la candidatura de Paisajes del Olivar. Tras dar a conocer Diputación por medio de su presidente que quedan desvinculados del proyecto para la declaración de los Paisajes del Olivar como Patrimonio Mundial, y ha debido costar después de más de una década trabajando duro en el expediente e invirtiendo dinero que no se ha podido dedicar a otras atenciones, es normal la actitud adoptada, más si cabe porque se trata de respetar el criterio de miles de agricultores olivareros, aunque curiosamente en su inmensa mayoría procedan de una sola zona geográfica de la provincia. Tras la decisión del organismo provincial, la Junta de Andalucía, que ha estado ahí poniendo una vela a Dios y otra al diablo, a causa del problema de celos entre las administraciones, algo que nunca entenderemos, pero así es como obran casi todos. La reunión en la que la Junta convocaba a las organizaciones agrarias, que suponemos llevaba la mejor intención, terminó como el rosario de la aurora. Por mucho que quiera la Junta no podría liderar ese objetivo, y como se ha visto, la Diputación tampoco. En esta provincia, y respetando el criterio de los olivareros, que hacen bien en exigir todas las garantías que estimen necesarias porque los olivos son suyos, cualquier actuación cuesta Dios y ayuda, casi siempre hay quien se dedica a poner palos en las ruedas. Les puedo poner unos cuantos ejemplos, pero mejor no porque se trata de pasar página. A pesar de la buena intención de algunas voces autorizadas que esperan que se dé un momento oportuno para retomar este sueño, soy de los que piensan que hay que olvidarse, porque va a ser extremadamente difícil convencer a los no convencidos, vamos que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Sí, es una pena y una oportunidad perdida porque había las mejores expectativas, lo más probable, como les comenté hace unos días, es que dentro de unos meses veamos que otros territorios, tal vez de algún país que juega a hacernos la competencia con el mar de olivos, nos copie y se lleve el nombramiento. Pero es lo que hay.

También les quería dejar mi parecer sobre algo que entiendo que muchos de los jienenses ya se habrán percatado, y es que la que siempre hemos considerado nuestra cerveza, con la marca El Alcázar o su hermana Cruzcampo, del grupo Heineken, cada vez cuesta más encontrarla en los establecimientos. De hecho lo relato porque en varios locales de hostelería que suelo visitar reiteradamente ofrecen otras marcas y, con diferencia, la que se ha introducido en nuestro mercado y gana enteros por días es la malagueña Victoria. Los directivos de Heineken, que de vez en cuando vienen por Jaén, se reúnen con las autoridades y prometen el paraíso, a la hora de la verdad su política, a los hechos me remito, es restar posibilidades y presencia a la cerveza que siempre fue un emblema de Jaén. Se sigue viendo en determinados establecimientos, pero lo que me llama la atención es su escasa visibilidad en los bares y restaurantes, al menos en muchos de ellos, y cada vez más. Supongo que se trata de una cuestión relacionada con la política de precios, hace tiempo que llegaron a Jaén con ganas de situarse en el mercado tanto la Alhambra granadina como la la Victoria malagueña, pero es esta última la que veo dominando, e insisto he hecho un sondeo que no admite dudas. También ha ocurrido y sigue pasando con los aceites de oliva virgen extra para los desayunos, sigue habiendo locales que optan por marcas foráneas. Por supuesto que soy de la opinión de no ponerle puertas al campo, pero de la misma manera entiendo como elemental la defensa de nuestros productos. Estamos familiarizados con sabores propios y aunque el nuestro es un mundo globalizado donde cada vez es más complicado el triunfo de lo local, por la elevadísima competencia, nos gustaría que “lo nuestro” no se perdiera. Victoria es la cerveza nacida en Málaga en 1928 que ha pasado por diferentes etapas, algunas difíciles, hasta que en el año 2001 fue adquirida por el Grupo catalán Damm, que ha ido apostando por ella y por su promoción, hasta el punto de convertirse en su joya en el Sur, empezando por Málaga pero con extensión en todo el territorio. Por nuestra parte, la fábrica que Heineken tiene en Jaén está dedicada a la producción de latas de cerveza, dispone de un tren impresionante, moderno, por tanto no produce ni botellas ni barriles. Pese a lo cual todo hace indicar que hay garantías de futuro, aunque la situación no tiene nada que ver con otros tiempos. Con las políticas empresariales y donde no influye el factor humano, la familiaridad y fidelidad con unas determinadas marcas, el final no puede ser otro que ir olvidándonos de antiguos sentimientos, para bien o para mal estamos en otra era.

Foto: Una imagen de nuestra hermosa ciudad de Jaén, que va a conmemorar en 2025 sus 1200 años con el título de Capitalidad.

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