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Es muy oportuna la reacción de varios estamentos, liderados por la Diputación Provincial, en torno al problema de la despoblación. Hasta hace muy poco, no digo que no se haya tomado en serio, pero no se ha considerado como un problema a incluir entre las prioridades, porque es posible que los datos no sean del todo alarmantes, pero la tendencia sí tiene que preocupar y es la que dice bien a las claras que hay que prestarle mucha atención, y preferente a este problema. De modo que hay que valorar positivamente todas las acciones que han promovido en los últimos tiempos el CES Provincial, la Universidad, la Fundación Estrategias, y algunos otros estamentos, para afrontar con seriedad los riesgos de la despoblación que viene antes de que estallen sus efectos adversos, especialmente en el medio rural, aunque también ocurre en las grandes poblaciones y en la propia capital de la provincia. De hecho en el programa de actuaciones que ha presentado el alcalde para aspirar al Plan “España Puede”, con 18 proyectos y una inversión de 255 millones de euros, pendiente de que sea considerado, plantea como uno de los objetivos la lucha por la despoblación.

Por tanto es llegado el momento de describir la realidad que se vive en este instante y de las previsiones que se estiman, y en consecuencia poder definir las meditas a adoptar. Justo es reconocer, asimismo, que antes de que la política tomara cartas en esta preocupación, ya había empezado una campaña la plataforma “Jaén Merece Más” y en ese se fundamenta precisamente la fortaleza de la sociedad civil organizada, adelantarse a los riesgos, verlos con la suficiente antelación y perspectiva. La política casi siempre va a remolque.

Siempre se ha dicho que para combatir una situación lo primero que hay que hacer es reconocer la existencia de la dificultad, y esto ya ha sucedido. Se da el caso de que de aquí para atrás la política, concretamente desde la propia Diputación Provincial, no es que haya minusvalorado la evolución demográfica de la provincia, pero ha habido alguna resistencia, incluso a considerar a Jaén dentro de la España Vaciada, que puede ser en función de las ratios establecidas, pero no cabe duda que conviene tener en cuenta que la pérdida de población es incuestionable y que no podemos quedar de brazos cruzados a la espera de que la situación sea irreversible y ya no permita hacerle frente como todavía sí es posible, si se ponen los medios necesarios para ello.

Todas las instancias citadas, y otras más, tienen un papel que jugar en esta guerra abierta contra la despoblación, que así interpretamos este paso institucional en el que se viene laborando. La Universidad tiene profesores capacitados, algunos de los cuales ya vienen trabajando en torno a esta realidad y en consecuencia lo tienen estudiado. No digamos de la Oficina del Plan Estratégico, porque si hay un centro en Jaén donde se analicen día a día los datos referidos a la provincia y se esté permanentemente sobre ellos, es la Fundación Estrategias, que tiene actualizado el retrato de todos y cada uno de los municipios al instante, en consecuencia dispone de toda la información precisa básica para fijar, a través de ella, la estrategia que resulte más conveniente. Todo lo cual se complementa con los informes habituales que realiza el Consejo Económico y Social de la Provincia, que siempre está alerta en relación con los retos que se persiguen, tiene analizada la pérdida poblacional en el territorio y aunque hasta hace poco no entraba a reconocer que Jaén perteneciera a la España Vaciada, concepto que se ha puesto de moda, en cambio sí sugería, en palabras de su presidente, Manuel Parras, la necesidad de hacer un seguimiento permanente para actuar en caso de necesidad o, en todo caso, adelantarse a esas expectativas de futuro.

Pues bien, todos estos agentes están concienciados en que es positivo aunar esfuerzos y ponerse manos a la obra para que Jaén esté preparada en el caso de que la despoblación siga su ritmo y nos sitúe en un escenario en el que necesariamente haya que detener la sangría, porque los datos son pesimistas y la obligación de las administraciones y agentes sociales de la provincia es permanecer vigilantes.

La despoblación o lo que se ha llamado la España Vaciada, por lo que a Jaén afecta, al margen del aspecto demográfico, nada baladí, lleva aparejadas otras connotaciones, principalmente el abandono inversor por parte de los gobiernos. El pasado año se celebró en Madrid una manifestación de “La España Vaciada” para reclamar atención y allí estaba Jaén, pero no solo con su plataforma “Jaén Merece Más”, hubo representaciones de partidos políticos, esos que cuando se plantea la desfavorable situación de esta provincia parecen no darse por aludidos, como si el haber ostentado responsabilidades de gobierno, sobre todo en los casos de PSOE y PP, careciera de importancia. Este asunto de “La España Vaciada” sigue sonando y está planteada la exigencia al respecto de un Pacto de Estado, que es lo que en la situación actual requiere.

Nosotros creíamos formar parte de esa “España Vaciada” al menos como invitados y en alguna medida concernidos. Pero llegó la memoria correspondiente al año 2018 del Consejo Económico y Social de la Provincia (CES provincial) y nos sacaba de dudas al señalar que en Jaén hay un evidente problema de despoblación, contra el que hay que arbitrar medidas, pero que los indicadores que se utilizan al respecto no nos sitúan en ese escenario. Parece que es así en cifras, no nos hemos despoblado hasta ese extremo, pero de la situación real de la provincia, con una enorme cantidad de municipios en regresión demográfica, con una pérdida anual de población que se viene manteniendo en la geografía provincial, con una bajada que también viene afectando en los últimos años al caso de la capital, y, lo peor de todo, la pesimista previsión de estudios acreditados que de aquí a 2040 pronostican una pérdida entre 60.000 y 100.000 habitantes en el territorio provincial, creo que son motivos suficientes para tomarlo muy en serio, seguir junto a quienes ya tienen una hoja de ruta establecida para reivindicar a los poderes públicos, e impedir que con este panorama nos quieran hacer comulgar con ruedas de molino y no nos incluyan en proyectos que deben ser inmediatos, en correspondencia con la gravedad del diagnóstico establecido.

En efecto, no podemos esperar sentados a que el futuro nos sorprenda, porque es nuestra obligación reclamar actuaciones y medidas de prevención a las administraciones competentes, y desde luego los poderes públicos no pueden dejar esta herencia a políticos que vengan después, primero porque sería una enorme irresponsabilidad, y, fundamentalmente, porque el Jaén de ahora es el obligado a poner medios para que las generaciones que vienen detrás, empezando por nuestros propios hijos y nietos, se encuentren con un Jaén mejor.

Ocurre con mucha frecuencia en la política que los asuntos de mayor dificultad se transfieren, en tantas ocasiones vemos que los políticos no divisan un horizonte superior a las próximas elecciones, cuando lo que hace grande a los responsables públicos es que su obsesión sean las nuevas generaciones. El informe del CES provincial me provocó en su día cierta inquietud, porque es un órgano que en efecto depende de la Diputación, pero en el que están representados los diferentes agentes sociales, en especial empresarios y sindicatos y el mundo de la Universidad, entre otros, y me cuesta creer que todos participen del mismo discurso un tanto dulcificado de la realidad provincial, en alusión a registros de paro, al panorama general de la economía, etc.

Siempre he sido partidario de instrumentos para planificar estrategias y elaborar informes de situación, aunque se creen a la sombra del poder, pero no podemos caer en la tentación de engañarnos a nosotros mismos, hacernos trampas al solitario, tenemos que tratar por igual nuestras fortalezas y debilidades, que de ambas las hay, y a partir de ahí trabajarlas. En resumidas cuentas, me agrada que instituciones de referencia en Jaén se pongan manos a la obra muy conscientes de que hay que atajar un panorama que nos acucia, porque con él se pone mucho en juego del futuro de la provincia de Jaén y cada uno de sus 97 municipios.

Foto: La ciudad de Jaén también va perdiendo población, el pasado año más de 2.000 habitantes. 

 

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