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NUEVO PRESIDENTE PARA LA CEJ. El empresario ubetense Bartolomé González Ruiz tiene todas las papeletas, gracias al consenso empresarial, de convertirse en breve en el sustituto de Manuel Alfonso Torres al frente de la Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ). Para que esta provincia marche y empiece a abandonar tantas de sus rémoras, cada uno de los agentes sociales han de cumplir con su misión, ser autónomos y exigir en la dirección que sea conveniente, y relacionarse entre sí y con las administraciones, por supuesto, porque el diálogo y la comunicación son necesarios, pero sin que esta situación permita hacer dejaciones, simplemente porque Jaén lo que necesita es que absolutamente todos caminen en la misma dirección. Conozco la trayectoria de Bartolomé González, que por otro lado no es nuevo en la CEJ, es un hombre de la casa, lo que no debería significar que necesariamente opte por la continuidad sin más, y con que solo trasladara el modelo de su trabajo en Úbeda, al frente de la Asociación de Comercio, Industria y Servicios (Alciser) ya estaría bien avalado.

No tengo mal concepto de Manuel Alfonso Torres, todo lo contrario, sobre su talante, siempre tendente a la unidad y a evitar los conflictos. He conocido el contenido de algunos buenos discursos suyos en fechas señaladas, sobre todo en las asambleas de la Confederación, ante las autoridades, reflexionando sobre la necesidad de un marco estable para que los empresarios puedan desarrollar su labor y crear empleo, y exhibiendo un lenguaje reivindicativo a la hora de pedir infraestructuras y el compromiso de las administraciones, igual que reiteradamente ha abogado por una mayor conexión de las empresas con la Universidad. Está muy bien, pero ¿cuántos años se lleva con ese mismo discurso pidiendo infraestructuras de comunicaciones, carreteras y trenes que nunca llegan? Y que además en muchos casos acumulan décadas de promesas y de retrasos, como los propios empresarios reconocen. Pues claro que no estamos donde queremos, ni donde merecemos. Además, ¿cómo se puede avanzar en la alianza con la Universidad de Jaén cuando todavía no me parece suficiente el número de las empresas que han decidido integrarse en la Fundación? En pocas palabras, jamás he discutido los discursos de Manuel Alfonso Torres, pero lo que ha fallado en estos años, a mi modo de ver, es la influencia institucional y social de la CEJ como organización empresarial. Lamentablemente, un éxito más de la política.

Hace algún tiempo, en unas declaraciones que conservo, Manuel Alfonso Torres, señalaba con toda claridad que “Jaén siempre es la gran olvidada”, y la pregunta que surge al respecto es ¿qué han hecho los empresarios para poner a los políticos en su sitio y que den a Jaén el trato que se merece? Porque no se trata solo de hacer declaraciones y pasar por todas, sino exigir y reivindicar como corresponde a un agente social que tiene para ello toda la autoridad y legitimidad. Por cierto, no le escuché jamás a la CEJ un pronunciamiento sobre el conflicto de la Cámara de Comercio, que entre todos, que cada palo aguante su vela, dejaron morir de una manera inmisericorde, con un daño irreparable al tejido comercial y empresarial de la provincia de incalculables consecuencias, y la política ha sido incapaz de buscarle algunas de las soluciones que fueron apuntadas por los gestores. Hoy la extinción de la Cámara ha estado en la mesa del Consejo de Gobierno de la Junta. La van a dejar morir y después, sobre sus cenizas, hay la esperanza de que nazca una nueva Cámara que ojalá no caiga en los mismos errores, ni de gestión, ni de instituciones públicas que no supieron ejercer su responsabilidad de tutela.

En estos últimos años, desde su llegada al cargo, he alabado el discurso comprometido de Manuel Alfonso Torres, pero sigo creyendo que la CEJ es otro de los órganos vitales de Jaén que está afectado de ese mal endémico que es la pasividad, enfermedad crónica de la provincia que parece que no tiene tratamiento, a juzgar por la evidencia. En el caso de la CEJ lo que detecto es que no está presente en el debate social, no saca los pies del plato, no pega un puñetazo en la mesa, el papel del empresariado en la hora presente, y más en una provincia de tantas carencias como la nuestra, debería ser más activo. Incluso haber tenido el atrevimiento de ponerse al lado de los nuevos movimientos de la sociedad civil.

Ya sabemos que para colmo de los males de este pedazo andaluz que es Jaén, la crisis ha hecho estragos y ha acabado con iniciativas empresariales. Tampoco me sirve que desde la organización empresarial nos digan que “los empresarios que quedan son más competitivos”. Coincido en el análisis y en el diagnóstico de que hay empresas de diferentes sectores, como la pujante del plástico que va viento en popa, o como las del aceite, que durante la crisis se han rearmado y ahora están en las mejores expectativas, también en competitividad, pero lo que hoy quiero decir es que esta provincia de Jaén, entre otras muchas cosas, necesita con urgencia presentar la imagen de un empresariado con más garra y compromiso, que no espere sentado a que los políticos cuenten sus fracasos, y se conviertan en agentes incómodos en la defensa de los intereses, a la creación o el desarrollo de las empresas, en lugar de cómplices de un panorama tan pesimista por la situación de Jaén en todas las estadísticas. Esto no es opinión, es la realidad.

Uno de los problemas que muchas veces hemos comentado perjudican a Jaén de toda la vida es la confusión de los papeles de los actores que tendrían que protagonizar el despegue. Una especie de ‘mamoneo’, me van a permitir la palabra, en la que con el pretexto de una buena relación, los distintos agentes se impiden que cada uno de ellos trabaje activamente en el fin que persigue, los empresarios a lo suyo, los sindicatos en la defensa de sus trabajadores, y así sucesivamente. Lo que no me parece bien es que dejemos para cada año el capítulo de las lamentaciones, las promesas incumplidas y los retrasos acumulados, porque las administraciones se aprovechan de que en Jaén nos lo tragamos todo, aunque una vez al año a algunos se les atragante algo, un poquito, el discurso iconoclasta.

Pues bien, esperamos la nueva hora de la organización empresarial, en un momento en el que han surgido iniciativas empresariales muy sólidas y proactivas, a la luz del momento por el que atraviesa Jaén, en el que no sobra nadie y el músculo empresarial, es decir, dirigentes y empresarios, son imprescindibles en la nueva hora de Jaén que inevitablemente se tiene que diseñar. En el compromiso y la experiencia de Bartolomé González, cuando asuma la presidencia de la cúpula empresarial, depositaremos la confianza a la espera de que las expectativas no se vean defraudadas y la CEJ sea otro motor para poner a Jaén en marcha. 

COLEGIOS PROFESIONALES, CON JAÉN. Siguen provocando inquietud las noticias que llegan de Bruselas sobre la PAC, y aunque no sabemos el resultado final, lo que sí es seguro es que hasta última hora, como siempre, tendrán en vilo a los intereses del olivar de Jaén. Y una buena nueva, la unión de los colegios profesionales del territorio, para hacer piña y ser más útiles en esta hora de expectativas en las que no sobran sino que faltan manos para luchar por el desarrollo y el progreso de Jaén. Es una vieja idea la de la Unión Profesional de Colegios, surgida en 2008, que se frenó en su día y que sale a flote aprovechando este momento de compromiso y liderazgo de la sociedad civil, y los colegios profesionales, alrededor de una treintena, al frente de todos los cuales hay personas muy cualificadas, a las que necesitamos, a ellas y a sus colectivos, son pieza clave para que se sienta el pálpito de Jaén y se tengan en cuenta sus iniciativas. En el caso de esta Unión es importante la experiencia que cada Colegio puede aportar con expertos en cada una de las materias que representan a los diferentes sectores. Lo que está ocurriendo en Jaén desde hace unos años es un revulsivo muy importante, puede que no se empiecen a ver los resultados de forma inmediata, como nos gustaría, pero este pacto por el futuro que cada día tiene más apoyo está llamado a ser un hito histórico para esta ciudad, espero no equivocarme. 

LAS VACUNAS. Por lo que respecta al seguimiento de la pandemia, que ya va camino de los quince meses, el panorama sigue mejor, pero hacemos mal cuando bajamos la guardia. Lo ha recordado el presidente de la Junta, Juanma Moreno, afectado también por covid, quien ha dicho que da miedo y que pide mucha cautela. El nivel de incidencia sube y no lo hace por generación espontánea sino porque sigue habiendo actitudes irresponsables, por eso la desescalada se va a ralentizar. En Jaén somos la segunda provincia de Andalucía con mayor índice, bien es cierto que los fallecimientos han bajado mucho y también los casos activos, pero esta pesadilla en absoluto ha terminado y nos podemos estar jugando el verano que la mayoría esperamos como agua de mayo. El mayor protagonismo, afortunadamente, está ahora en las vacunas, se están cumpliendo objetivos, en la provincia se han puesto ya más de 387.000 dosis, y estos días hay dosis sobradas para ir rebajando la edad de los afortunados, ya vamos por la franja de entre 40 y 50 años. Hace unos meses con tanta incertidumbre era imposible pronosticar este buen resultado, que es la gran solución, pero que requiere de estar acompañada por la prudencia y la responsabilidad, también como dicen los expertos, la mascarilla hasta que el proceso tienda a una mayor normalidad, tan deseada. 

 

Foto: Bartolomé González y Manuel Alfonso Torres.

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