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Hoy, Día de la Mujer, una mujer del gobierno de la nación ha estado en la capital, concretamente la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, a la que se le ha preparado un programa de trabajo en el que lo más destacado ha sido, aparte de la presencia en la planta de Heineken, la primera en España de emisiones cero en fabricación de cerveza, un encuentro con comercializadores de aceite de oliva de la provincia y, entre otros asuntos, se ha valorado positivamente la supresión temporal de los aranceles que pesaban sobre el aceite de oliva en los Estados Unidos. Con todo, el interés del presidente de la Diputación está relacionado con seguir explotando la vía del oleoturismo, incorporada hace pocos años a la oferta de promoción turística de la provincia, y parece que con buenos resultados. La visita de la ministra se produce días después de que Reyes se reuniera con el secretario de Estado de Turismo, seguramente preparando la presencia en Jaén de la señora Maroto.

Ahora bien, si los políticos con responsabilidad pública que pudieran venir a Jaén, tienen el mismo discurso que la titular de Turismo, mejor que se queden en Madrid, porque no está bien, menos aún con la que está cayendo, que vengan a contarnos cuentos. Cuando la sociedad civil está protestando tan seriamente por el ninguneo a la provincia, sobre todo lo poco o nada que han hecho los gobiernos para favorecer la convergencia y el equilibrio territorial, resulta de mal gusto que una componente del ejecutivo venga a decirnos que “el Gobierno está comprometido con la cohesión social y territorial en lugares como Jaén”. Claramente se ha equivocado de discurso y también de ciudad, porque esto lo ha soportado estoicamente Jaén durante décadas, qué digo décadas, siglos, pero ya sí podemos afirmar rotundamente que no todo vale.

Esto es como si yo digo que “me gusta que la gente esté feliz y alegre”. Es una frase amable, para agradar, una declaración de intenciones, pero en el caso de lo afirmado por la ministra es que simplemente no se corresponde con la realidad, debería empezar por leerse las estadísticas y el puesto que en ellas se le asigna a Jaén, por ejemplo con la inversión estatal por provincia que es penosa y hasta ofensiva. Venir a hablarnos de cohesión social y territorial sin concreciones y además jactarse de que su sola presencia en Jaén ya era un síntoma del compromiso del Gobierno con Jaén, me parece fuera de lugar, por decirlo de una manera suave, y además pienso que a quien más perjudica es al propio PSOE y a su líder provincial, porque este tipo de declaraciones ayudan a avivar el malestar de la ciudadanía con unos políticos que parece que viven en una realidad paralela, ajenos a la verdad de las cosas. Son, como diría Saramago, ciegos que viendo, no ven.

Es de suponer que esta visita y a lo mejor otras son una respuesta de Madrid ante la airada reacción del también secretario provincial del PSOE jienense tras conocerse que la base logística del Ejército se concedía a Córdoba, revés que el tiempo y la disciplina política han ido atemperando, aunque quiero entender que ha habido un antes y un después. No tengo nada en contra de la ministra Maroto, más que interpretar su torpeza política ante una sociedad indignada, pero los primeros que tendrían que dar la cara por aquí son los ministros de Fomento y de Defensa, por razones obvias, sin olvidarnos del de Agricultura, que este ya se sabe el camino, para aclarar qué pasa al fin con la PAC sobre la que existe una seria controversia que impide el diálogo; y no me refiero a la vicepresidenta Calvo, porque seguro que una inmensa mayoría le agradeceremos que no nos visite.

DÍA DE LA MUJER. El tema de esta jornada es la celebración del Día de la Mujer, y en torno a ella se han desarrollado diferentes actos por toda la geografía provincial, empezando por las instituciones como Diputación, ayuntamientos o la Universidad, que han cuidado esta cita, lo mismo que diferentes colectivos, la mayor parte de ellos integrados en la Comisión por la Igualdad y contra la Violencia de Género de Jaén o en “Feministas 8M Jaén”, una división que está servida y a la carta, las cosas son así, y no es algo que ocurra en Jaén, sino en toda España, con lo que las mujeres, y también los hombres, han podido elegir. Unas han tomado la calle respondiendo a la solicitud que cursaron en su día a la Subdelegación del Gobierno, y fue autorizada, y las otras han optado por cambiar la forma de transmitir sus mensajes reivindicativos como consecuencia de la pandemia, utilizando sobre todo el potencial de las redes sociales. Aquí al menos nadie ha podido quejarse de que se criminalizaba a los movimientos feministas. La Diputación ha celebrado su acto, ya tradicional, a las puertas del palacio, en favor de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, que ha contado con la presencia de la ministra Reyes Maroto, al encontrarse hoy en la ciudad.

De entre los problemas que afectan a la mujer, y que estos días se ponen sobre la mesa, sigue estando muy presente la escalofriante realidad de la estadística sobre malos tratos, una lacra que se va haciendo vieja y que es un drama irrefutable, por mucho que políticamente se haya producido una seria controversia que no se asienta más que en conceptos vagos, no en la estadística y en la realidad. Basta conocer los datos que con frecuencia facilita el Instituto Andaluz de la Mujer, referidos a toda la comunidad pero específicamente en el caso de Jaén, para constatar que seguimos estando ante un problema muy grave y que lejos de disminuir tiende a aumentar, aunque lo llamativo sean los casos en los que existen víctimas mortales. Pero el año pasado el IAM atendía en la provincia a casi 12.000 mujeres, que se dice pronto, tanto directamente en el Centro Provincial de la Mujer como en los centros municipales existentes, en tanto que en el teléfono de atención a las mujeres se atendieron más de 4.000 consultas sobre violencia de género. Digan ustedes si estamos o no ante un problema y grave.

Por lo demás la crisis económica y social tan devastadora a causa de la pandemia que cumple un año y que en algunos casos mantiene sus lamentables consecuencias, ha arrollado a su paso y con gran virulencia, no algunas sino muchas de las conquistas a favor de la igualdad real, que tanto tiempo y esfuerzo costaron conseguir y que tienen sus principales evidencias en más mujeres en desempleo, como estamos advirtiendo en nuestra misma ciudad y provincia, la brecha salarial, con menores salarios o más precariedad, como se ha reflejado en los jornales de la aceituna, sin olvidarnos de que son igualmente víctimas directas de la especial incidencia de la situación y de los recortes en algunos ámbitos laborales, o situaciones que no se corrigen como las del techo de cristal que a veces parece de cemento, los problemas en el ámbito de la conciliación laboral y familiar, los frecuentes casos de acoso, etc., todos los cuales conforman un escenario que expresa muy a las claras que se han ido relajando en la sociedad logros que durante años se fueron forjando, y sobre los que nos parece que se ha producido un retroceso que resulta inaceptable. Y los peligros no han desaparecido, es más, corren mayor riesgo con los nuevos vientos políticos en los que se está percibiendo que algunos que aceptaban el consenso social se empiezan a descolocar por meras estrategias de pactos y componendas, en definitiva por meros intereses políticos.

Desde este punto de vista entiendo perfectamente la mayor parte de las reivindicaciones feministas (feminismo: principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre), tanto de quienes han decidido acudir a la manifestación, como quienes usando de su libertad han optado por otras maneras de celebrar la jornada. Todas las posiciones son respetables y también que los grupos políticos se posicionen de cualquier lado porque hay asuntos que conciernen a la globalidad, a todas las mujeres, cualquiera que sea su ideología y su perspectiva de género, en cambio hay planteamientos específicos que grupos concretos defienden y tienen todo el derecho a hacerlo. Lo que me parece absurdo es enzarzarse en una confrontación entre las diferentes posturas, por un lado porque son legítimas y porque con esta actitud se le hace un flavo favor a los intereses generales de las mujeres que lo que pretenden, básicamente, es hacer presente su visibilidad y que se enteren de una vez los que aún no lo han hecho. Modestamente lo que reivindico desde aquí es que los poderes públicos sean más exigentes y que las leyes que existen para favorecer la igualdad real se cumplan a rajatabla sin excusa ni pretexto. En Jaén, donde todos estos problemas objetivamente están muy amplificados, tenemos que pelear todas y todos porque las leyes y la inercia no sean un duro castigo para nuestras mujeres.

Foto: La ministra Reyes Maroto, interviniendo en un acto hoy en la Diputación Provincial. 

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