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RADIOGRAFÍA DE JAÉN. El Consejo Económico y Social de la Provincia de Jaén (CES provincial) acaba de presentar su memoria correspondiente al ejercicio pasado que ofrece una radiografía poco novedosa del tejido social y económico jienense. Siempre hemos dado por buenos todo este tipo de estudios porque lo que abunda no daña, lo que pasa es que nos pasamos la vida diagnosticando la situación de la provincia y desde hace mucho tiempo, repitiendo el mismo panorama o parecido, hasta el punto de que en ocasiones llega a aburrirnos, aunque entendemos su conveniencia y la necesidad de estar permanentemente escrutando nuestra realidad, porque solo con datos fiables es posible acercarse a la solución de los problemas, cuando los hay.

El órgano consultivo de la Diputación Provincial, que en este momento lidera el profesor Manuel Parras Rosa, que es una de las personas que mejor conocen el diagnóstico de la realidad de Jaén, y comprometido con su tierra como pocos, señala al comentar la memoria que una de las pretensiones es la de huir del victimismo, porque a su juicio ahuyenta a inversores, pero también considera negativa la autocomplacencia, por lo que pone especial énfasis en las iniciativas que se proponen para ir por el buen camino. El estudio recoge las “enormes potencialidades” de la provincia y los indicadores positivos durante el pasado año 2017, periodo en el que, se afirma, Jaén notó los cambios macroeconómicos positivos tanto en la Unión Europea como en España, unas mejoras que se reconocen en la creación de empleo, los buenos indicadores en materia de turismo o el crecimiento de la economía. No obstante, en la parte opuesta, figuran las debilidades que son casi estructurales como indica el profesor Parras, como es el caso del desempleo, nueve puntos más alto que el de España y acentuado en el caso de las mujeres, los jóvenes y los parados de larga duración.

FERROCARRIL. A esto hay que añadirle remuneraciones bajas, que lastran el crecimiento; la baja productividad, porque como es bien sabido no se explota debidamente el valor añadido del sector agroalimentario, y se percibe la necesidad de mayor internacionalización y dimensión de las empresas, y, sobre todo, se pone un especial énfasis en la deficiencia de las infraestructuras, con especial referencia al ferrocarril, asunto sobre el que el CES provincial ya elaboró un documentado informe, que ya se ha presentado a políticos de todos los partidos y a los agentes sociales y económicos, donde se demuestra que mejorarlo es más una cuestión de voluntad que de grandes inversiones.

En resumidas cuentas, el CES trata de inyectar optimismo, y el panorama que presenta quiere ser esperanzador, cuando subraya “las grandes potencialidades que tiene Jaén”, y expresa su confianza en lo que es capaz de dar la provincia a través de sus elementos singulares, que le permiten diferenciarse de otros territorios. En muy parecidos términos se manifiesta el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, ya que el CES depende de la institución provincial. Reyes piensa que a pesar de los malos datos que continuamente se repiten, la provincia es “tierra de oportunidades”, y ha abogado porque la memoria del órgano consultivo llegue a una gran mayoría de jienenses para que se vean reflejados en el análisis objetivo que se hace de la realidad del territorio, y que refleja con claridad que existen problemas y dificultades, que no se pueden ni se deben esconder, pero también hay fortalezas que significan oportunidades, expectativas de futuro. En este sentido ha hecho una llamada a la ambición en positivo, y se ha referido a un hecho desconocido por gran parte de la población, que el sector industrial de la provincia, sin ser ahora lo que a todos nos gustaría, constituye la principal actividad económica, supone más que la agricultura, y en concreto el sector del plástico aporta ya al PIB provincial los casi 1.500 millones de euros que produce nuestra principal riqueza, que es el aceite de oliva.  

PERO, ¿QUÉ QUEREMOS?. Al final todos los estudios y los especialistas vienen a decir casi lo mismo. Que esta provincia necesita inversiones productivas y sobre todo planes de empleo que la sitúen en otra órbita. Cuando nos encontramos que sólo la Diputación Provincial se ha convertido en un motor que siempre está en marcha, de acuerdo con sus posibilidades, y que otras administraciones se inhiben bastante, lo que ocurre tiene su explicación lógica. Creo que hay bastante incomprensión política hacia la realidad de Jaén. La Junta de Andalucía, que tiene la mayoría de las competencias, tendría que persuadir a los demás actores y agentes sociales y económicos para liderar un impulso con tal de salir de la zona de peligro en la que se encuentra y donde no se ven expectativas de que pueda abandonar a corto y medio plazo. ¿Es esto lo que queremos para Jaén? Pues de esto se trata, necesitamos, reivindicamos, exigimos, que nuestros políticos se retraten sobre este Jaén real sobre el que tantas veces, tal vez porque es incómodo actuar de otra manera, pasan solo de puntillas. La provincia tardó en sumarse a la crisis por su singular estructura económica. Ya dijimos en su día que también saldría de ella con retraso, cuando el resto de España lo hubiera hecho, y estábamos en lo cierto por lo que hasta ahora se ha percibido. La explicación está precisamente en la fragilidad de su economía. Pues ya tenemos el diagnóstico, que tiene toda la solvencia, de manera que lo que ahora urge es el tratamiento.

 

Foto: Manuel Parras Rosa, presidente del CES provincial de Jaén. (Foto EL MUNDO)

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