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Recuerdo que hace un año, exactamente el 30 de enero, que quedará para los anales de la historia de esta provincia, ya se había celebrado la gran manifestación en defensa del olivar de Jaén y me quedó como balance la sensación de unidad y las ganas de pelear por lo nuestro. Claro que esa unidad era a costa de que parecía que se protestaba contra el aire, es la única manera de que en Jaén se logre consenso. Pasado el tiempo creo que, una vez más, fue un espejismo, ahora con la PAC se debería mantener esa fuerza, pero no es así, la dichosa política tiene la culpa, cada vez que surge un tema trascendente para Jaén, en lugar de provocar el consenso, los partidos plantean sus diferencias y cada cual defiende su criterio, sin más. Para el PSOE la Convergencia de transición que plantea el Gobierno es la mejor, para el PP es un atraco a los intereses de Jaén. Pero no puede ser lo uno y lo otro. Pues así todo. En fin, esto viene de lejos y no tiene arreglo, esta confrontación es la culpable de que Jaén esté como está y tiene toda la pinta de que vaya a durar por los siglos de los siglos.

Viene esto a colación porque de nuevo las organizaciones agrarias Asaja, Coag y UPA, junto con las Cooperativas Agro-alimentarias, han decidido volver a ponerse en pie de guerra, esta vez con carácter andaluz, de hecho en los próximos días se abrirá fuego en la provincia de Cádiz con una tractorada y el objetivo es ir recorriendo el territorio de la comunidad y, cuando las circunstancias lo aconsejen, celebrar una movilización histórica. El sector olivarero está preocupado e indignado por el Decreto de convergencia para este año y el siguiente, y justifican la inquietud en que se prevén pérdidas del 10% y, además, con el agravante, de que la política que ahora se practique va a condicionar la PAC que regirá a partir del año 2023, con lo que estiman que el daño económico para Andalucía y consecuentemente para Jaén, va a ser cuantioso.

En las últimas fechas el Ministerio del que es titular Luis Planas, ha tratado de aplacar a las organizaciones agrarias al defender que nada hay definitivo, en tanto que la consejera de Agricultura de la Junta, Carmen Crespo, ha hecho una llamada al diálogo. No sé si aún se está a tiempo para rectificar el modelo de convergencia que curiosamente solo es defendido por el Ministerio y por el PSOE. El ministro niega que el documento perjudique a Andalucía, pero las organizaciones agrarias quieren seguridad de que esto va a ser así, ya que en su opinión sí habrá pérdidas y en algunos casos pueden llegar a ser importantes. Dicen las organizaciones agrarias: “Se trata de un cambio brusco, no exigido en estos términos por la Comisión Europea, que en el peor de los escenarios puede conllevar que Andalucía pierda el 50% de los 1.300 millones de euros que recibe anualmente, sumados el pago base y verde”.

Tan firmes están en su postura, que las organizaciones agrarias citadas plantean la necesidad de que esta inquietud se traslade mediante mociones a los plenos de la totalidad de los ayuntamientos andaluces, teniendo en cuenta que una gran parte de ellos vive del campo. Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarios demandan del ministro la constitución urgente de una mesa de diálogo con Andalucía, que debería llevar aparejada la retirada del Decreto y considerar el peso agrario de esta comunidad.

Si el sector pide diálogo y la Junta de Andalucía lo respalda, parece conveniente que antes de que sea más tarde y ya resulte a todas luces irreversible, se consideren los argumentos de quienes conocen mejor que nadie el olivar de nuestra tierra, que son los que han denunciado que mientras que Andalucía se perjudica hay otros territorios que se verán beneficiados. Y hasta ahí podíamos llegar.

El olivar está siempre en el ojo del huracán. Últimamente, y ha costado muchos meses conseguirlo, se ha dado el visto bueno por parte del Ministerio al decreto de autorregulación del sector, que era una demanda generalizada y que por tanto es un aspecto positivo. Casi ha venido a coincidir en el tiempo con la supresión de los aranceles con los Estados Unidos, que aunque es una medida provisional es de esperar que se confirme y haga olvidar el daño que esa medida hizo a los intereses del olivar español y jienense. En este momento, cuando se hace balance de una campaña menor de la esperada, y con un rendimiento por debajo de las expectativas del aforo realizado en su día, lo que necesita el sector para hacer frente a las adversidades, es poder sentarse en una mesa con el Ministerio y negociar un decreto que en lo posible satisfaga a todas las partes y que haga justicia al olivar de Andalucía y de Jaén. Una decisión, la que corresponda, que igualmente provoque consenso entre las administraciones, todos los responsables políticos y la representación del sector, que son las organizaciones agrarias.

La provincia de Jaén ya sufrió una importante agresión, y no debe permitir de nuevo que se repita esta afrenta, por tanto le corresponde luchar no sólo porque no se recorten los fondos, sino porque se recuperen derechos que se perdieron en la PAC vigente. Lo cierto es que esta provincia siempre se juega no mucho, sino muchísimo, con la reforma de la Política Agraria Común (PAC), porque tiene, a Dios gracias, una gran riqueza olivarera. Por eso es tan importante que las organizaciones agrarias y las administraciones lleguen a un consenso puesto que estamos hablando de algo con lo que no se puede jugar, las cosas de comer, y por desgracia los principales partidos lo han convertido en otro foco más de enfrentamiento.

Hasta ahora de nada habían servido las advertencias de una necesaria unidad para defender el pan de Jaén. Si las fuerzas políticas, las administraciones, los agentes sociales y por supuesto las organizaciones agrarias, no están unidas para luchar por el futuro del olivar, ¿para qué van a estarlo? Es la hora de empezar a exigir alto y claro, con tiempo, a los gobiernos, que en una situación en la que lamentablemente las ayudas siguen siendo necesarias, Jaén rechaza limosnas, para exigir una reforma que haga compatible el futuro del aceite y el de la gente que vive de él, y, sobre todo, donde no se pierda dinero como con esta actual PAC, 272 millones de euros, que le pertenecen a Jaén y que se han esfumado sin que los responsables hayan actuado con firmeza para impedirlo. Lo reitero por si acaso y lamento que esta provincia haya dado la penosa situación de falta de unidad y de defensa a ultranza de sus intereses, que lo son de todos los jienenses. Debería haberse aprendido de los errores.

Por último, para ser realistas y no obviar una evidencia, la de que Europa parece que va camino de ir suprimiendo lentamente este tipo de ayudas, otra cosa es si va a prosperar o no, pero de ser cierto estaríamos hablando de recortes para todos y de una tendencia. Ya sé que en este momento hay que ser sensibles con respecto a la PAC, aunque las ayudas comunitarias siguen siendo un mal instrumento porque no se dedican a lo que deberían dirigirse, a hacer que los olivareros se queden en su territorio y subsistan las pequeñas y medianas explotaciones, por el contrario la mayoría de los recursos van a las cuentas de grandes propietarios.

Insisto en que mientras llegue, hay que defender ese dinero que viene muy bien a la provincia, estamos hablando de alrededor de 400 millones de euros en cada campaña, que es una cantidad importantísima, pero no podemos estar toda la vida pendientes de las subvenciones, en vez de tantas campañas para discutir sobre quién lleva razón, lo que seguramente tendríamos que procurar, empezando por los políticos y con el apoyo del sector, sin prisa pero también sin pausa, es dejar de pensar exclusivamente en las ayudas, que además algún día tendrán que terminar, para centrarnos en la manera de defender a nuestro olivar a pecho descubierto. Mientras haya ayudas, bienvenidas sean y menudo oxígeno económico para la provincia, pero hay que prepararse por si este socorro desaparece por decisión europea.

Me parece que hay que poner el foco en este aspecto, es posible que esto no guste a todo el mundo, pero creo que es lo razonable y más aún en este momento en el que parece que algo se mueve en el sector y hay que aprovechar la oportunidad para provocar un cambio de mentalidad, ya saben, al estilo de “dale un pez a un hombre y comerá hoy, dale una caña y enséñale a pescar y comerá el resto de su vida”. Lo que esta provincia y su agricultura necesitan son realidades tangibles y no brindis al sol. Los políticos son catedráticos para desviar la atención y hacer creer que ellos son la solución, de hecho Pedro Sánchez vino un día a decirnos que si llegaba al Gobierno revisaría la PAC, como si eso fuera tan fácil de hacer, en tanto que los populares no paran de definirse a sí mismos como “aliados de Jaén”. Insisto, planteamientos rigurosos y lo que se prometa que quede escrito como una especie de contrato con los ciudadanos.

 

FOTO: El olivar de Jaén siempre en tensión por los problemas, ahora con el futuro de la PAC y su decreto de convergencia.

 

 

 

 

 

 

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