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Es evidente que se ha iniciado la cuenta atrás para las elecciones y las direcciones de los principales partidos políticos, sabedores de que no hay tiempo que perder, ya han empezado los contactos con los agentes y colectivos sociales de diversa naturaleza de la ciudad. Entre ayer y hoy todas las formaciones han movido ficha, el PSOE provincial abordando la sanidad en la provincia, el PP que ha tomado contacto con varias organizaciones y Ciudadanos igualmente acaba de iniciar una ronda, todos para ir sacando conclusiones que poder trasladar a los programas electorales. Estas épocas previas a los comicios suelen ser de mayor capacidad para el diálogo y entendimiento y aunque haya que reprocharles a algunos políticos que únicamente se acuerdan de la sociedad civil cuando les aprieta el zapato, esta interlocución viene bien a todos, a unos para escuchar y ser receptivos a lo que se les cuenta, a otros para aprovechar la oportunidad y retratar la situación de los diferentes sectores que sumados forman parte de una ciudad como es el caso de Jaén. 

Pues bien, una de estas reuniones, fue la celebrada ayer mismo por el secretario general de los socialistas en Jaén capital, Julio Millán, que tiene la mayoría de las papeletas para convertirse en su día, tras las primarias, en el candidato para el Ayuntamiento, y que se vio las caras con los responsables de colectivos tan importantes como el Colegio de Arquitectos, el Colegio de Aparejadores y la patronal de la construcción, es decir, las organizaciones que representan a la obra pública en la ciudad. El resultado de este encuentro no deja lugar a la duda del malestar que comparten, del que responsabilizan al Ayuntamiento. El asunto es muy fácil de entender. Los dirigentes colegiales y empresariales conocen la situación económica del Consistorio y saben que hay actuaciones que no se pueden llevar a cabo, pero de la misma manera, y es por lo que manifiestan su contrariedad, piensan que en un momento tan crucial como el que se está viviendo, con un PGOU que está suspendido por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, lo menos que se debería requerir de la instancia municipal, empezando por el alcalde, es información puntual de los pasos que están dando, de manera que estos agentes imprescindibles para el desarrollo de la ciudad a nivel de desarrollo urbanístico y económico puedan abordar su tarea y no trabajar a ciegas.

No sabíamos que se estaba dando esta situación y es bastante llamativo que con la que está cayendo el alcalde no se haya ocupado personalmente en tranquilizar a estos sectores tan directamente afectados y haya tenido que ser el principal partido de la oposición el que les acoja y les escuche. Estos profesionales se quejan de la situación de “inseguridad jurídica” y señalan que la incertidumbre hace daño a las expectativas, aleja a los inversores, de hecho dicen que han emigrado firmas que habían manifestado algún interés por ubicarse en Jaén, porque el freno del PGOU ha sido un jarro de agua fría como señaló en su momento el alcalde, tras conocer la decisión del TSJA y fue Márquez precisamente el primero en decir que se espantaban proyectos que estaban a punto de cuajar. Creo que el Ayuntamiento debería reaccionar cuanto antes y ofrecerles diálogo y consenso para desbloquear esta parálisis que denuncian y que no nos lleva a ningún sitio. Por el contrario es un grave error cerrar la interlocución con quienes por profesión y por vocación tienen que ser agentes activos en el desarrollo de la capital y no se puede actuar de espaldas a su opinión, para lo cual tienen que estar debida y puntualmente informados tanto del Plan General como de cada paso que se dé en materia de urbanismo.

Pero no se queda ahí la denuncia, en la reunión celebrada con Julio Millán han lamentado otra situación no menos importante que todo el panorama de confusión sobre el PGOU, y es el largo trámite que se toma el Ayuntamiento para conceder licencias de obras. Es decir, por una parte existe la convicción de que Jaén no avanzará si no hay impulso de la iniciativa pública y de la iniciativa privada, pero cuando ésta última trata de exhibir dinamismo y de echar una mano para que esta capital crezca, se encuentra con la dichosa burocracia, con plazos como de un año para darle el visto bueno a un proyecto, que hace que en algunos casos lleguen a perderse porque cunde la desconfianza y el desánimo.

En definitiva el Ayuntamiento y el equipo de gobierno con el alcalde al frente, deben reaccionar. Ya sabemos que hay problemas, algunos muy graves, como el de la economía, que no se ha querido o no se ha podido amortiguar en los últimos años, y aunque se quieran plantear paliativos, su solución es mala y desde luego va a hipotecar a la ciudad durante muchos años. Pero volviendo al asunto que nos ocupa, a raíz de la inquietud indignada de los responsables de arquitectos, aparejadores y constructores, lo que corresponde es demandar del Ayuntamiento que aguante su vela. Tanto el alcalde como algunos de sus principales colaboradores, se han especializado en echar balones fuera y en no asumir responsabilidades directas, según qué casos. Claro que hay que exigir a los demás en el ámbito de sus competencias, y además no hay que olvidarlo porque la deuda de las administraciones con Jaén es muy elevada, pero el Ayuntamiento no se puede ir de rositas, tiene que liderar el conjunto de la situación e ir cerrando frentes porque a un año vista de las elecciones se le están abriendo boquetes por todos lados, ahora en concreto se le anuncian varias protestas en barrios, y es que pienso que se le ha ido el control de la situación y que a veces se pone tanto entusiasmo en lo grande, en tratar de que llegue algún maná, que se olvida lo pequeño, el día a día, que no solo necesita de un alcalde que controle sino de unos concejales en las respectivas áreas que le ayuden a levantar esta ciudad desde la confianza y la credibilidad.

A mí me ha preocupado y sorprendido que tres colectivos tan importantes como arquitectos, aparejadores y constructores se hayan ido a desahogar sus penas al PSOE, no porque el PSOE no deba saberlas, claro que sí, sino porque indica que hay instancias que han dejado de creer en su Ayuntamiento, que parece estar más necesitado de alegrías. Como en la sevillana: “No me cuentes penas, cuéntame alegrías, que yo a nadie le cuento, las penitas mías”… Pero, en fin, el escepticismo sería la guinda para una ciudad que puede llegar a no reconocerse a sí misma.

 

Foto: Julio Millán con los representantes de los Colegios de Arquitectos y Aparejadores, y con el de los empresarios de la construcción.

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