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He sentido pena e indignación a la vez al conocer este mediodía la decisión del Gobierno y del Ministerio de Defensa al elegir Córdoba para sede de la superbase logística del Ejército. Se trata de un jarro de agua fría a las aspiraciones de un pueblo bueno y noble como es el de Jaén, harto del desprecio de los gobiernos, entre ellos el del actual presidente Pedro Sánchez, que nos habíamos hecho a la idea de que esta vez, gracias a nuestro trabajo, se iban a reconocer los méritos y, de paso, a pagar a esta tierra la enorme deuda histórica que todos los gobiernos de la democracia tienen con el territorio. Al final nos hemos llevado una tremenda decepción, porque no se ha tenido en cuenta el esfuerzo de más de un año por parte del Ayuntamiento, la constancia y el empeño desarrollado por la Concejalía de Promoción Económica del Ayuntamiento de Jaén, con María Cantos a la cabeza, la unidad de todas las fuerzas políticas y sociales, el respaldo de la ciudadanía…al final ha podido la política pura y dura, porque no es lógico que una iniciativa, la de Córdoba, que nació en fecha reciente, se haya puesto por delante de las aspiraciones de Jaén y también de Toledo, que era la candidatura que se nos presentaba como principal competencia, y también es ignorada.

No hay que ser un lince para atar cabos. En pocas semanas la capital de la Mezquita ha seguido los pasos de la candidatura de Jaén, de hecho hace unos días se fueron, todos unidos, como en nuestra capital, al Ministerio de Defensa, a presentar su proyecto. Felicito a Córdoba por la designación, por supuesto, faltaría más, pero lamento que el juego político se imponga al trabajo y a la dedicación que Jaén ha tenido durante un año largo. Estoy convencido, y me abochorna, de que detrás hay intereses partidistas. No olvidemos que la vicepresidenta del gobierno y mano derecha de Sánchez, es Carmen Calvo, cordobesa. Esta mañana, muy temprano, cuando supe que la cadena SER iba a hacer esta noche su programa “Hora 25” desde Córdoba, para apoyar la concesión de la base logística del Ejército, empecé a sospechar más en serio. Y ayer mismo, en mi crónica del día, ya puse reparos en la opción de Córdoba, ha subido como la espuma en pocos días y pienso, sin valorar sus méritos, en que ha tenido el terreno muy allanado. No hay más que consultar la prensa cordobesa para comprobar que en las últimas fechas les ha caracterizado la euforia, han ido a por todas y con bastante seguridad. Y en Jaén apenas se le hacía caso, porque de alguna manera nos habían hecho llegar que teníamos todas las papeletas, con lo que la sensación de rabia y de rechazo es mayor y más fácil de entender.

Con esta decisión de hoy, el gobierno de Pedro Sánchez da una enorme bofetada política a Jaén y certifica su ruina, que es lo que ha estado haciendo, este y todos los gobiernos anteriores, porque ninguno de ellos, por mucho que hayan prometido, ha sido sensible con una provincia necesitada de ayuda e impulso como la nuestra. Pero este desprecio de hoy es decisivo, porque sabiendo lo que nos jugábamos, nos condenan y nos humillan, una vez más. Y ¿qué puedo decir del PSOE de Jaén? Si no es capaz de protestar enérgicamente esta decisión, es porque lo único que los mantiene es la disciplina férrea, la poltrona, como siempre ha sido. Antes la política que Jaén. En este momento me gustaría que hubiera políticos capaces de dar un puñetazo en la mesa o dimitir directamente como protesta, aunque estoy seguro de que no va a ocurrir y la sociedad no se va a inquietar por ello. Porque, lo diré muy claramente, esta designación a dedo me huele a cacicada política, y lo que no deberíamos admitir es que nuestros representantes, en este caso pertenecientes al PSOE, y en alguna medida también a Unidas Podemos, se vayan de rositas. Y ahora me dirijo a la plataforma Jaén Merece Más, porque debería convocar con urgencia una manifestación en la forma en que lo permitan los protocolos sanitarios, para expresar la indignación de Jaén, pueblo descreído que por una vez se había hecho a la idea de una ilusión, por este modo de hacer política que desprecia el trabajo y la abnegación para ganarse a pulso un proyecto de futuro. También quiero ver la actitud del propio alcalde de Jaén, si aceptará sin rechistar la voluntad de sus jefes o por vergüenza torera será capaz de salir en defensa de su pueblo, con más de 10.000 parados y que veía en la base logística un futuro prometedor y optimista, futuro en definitiva.

Fíjense que la decisión adoptada por el Gobierno y el Ministerio de Defensa beneficia a la capital cordobesa, regida hoy por el Partido Popular, pero en donde, como ha ocurrido en Jaén, todos los grupos han hecho piña y el secretario general provincial del PSOE cordobés ha sido el primero en coger la antorcha en favor del proyecto. El que fuera un Ayuntamiento PP no ha sido obstáculo, había que apoyar a Córdoba y no ha habido nada que lo impidiera, tal vez pensando en recuperar los votos perdidos. En fin, es triste llegar a la conclusión de que tenemos lo que nos merecemos. Mi desprecio absoluto a esta forma de hacer política a la que con tanta frecuencia nos tienen acostumbrados, pero que hoy llega a su cenit. Y por último, mi felicitación a María Cantos, que debe estar muy satisfecha por este recorrido, aunque entiendo que habrá sido un palo tremendo, porque habrá sentido que ninguna gran iniciativa merece la pena cuando al final todo va a depender de un dedazo. En España se siguen llevando los ‘padrinos’ y las ‘madrinas’ y nosotros, ni una cosa ni la otra. Pero quiero reconocerle que ella, contra viento y marea, y la he visto defender con pasión este proyecto, ha luchado por conseguir este premio gordo de la lotería para Jaén y gracias a su tesón ha estado a punto de conseguirlo, y no ha sido así porque la política que se hace en Madrid nos ignora y porque los políticos que tenemos en Jaén no han sido capaces, una vez más, de dar la cara por su tierra hasta las últimas consecuencias. Pobre Jaén, qué pena me da… Adiós futuro

Foto: En Jaén ha habido unidad en torno al proyecto. Pero solo la unidad, ni haber presentado una excelente candidatura, no ha sido suficiente…

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