Por Antonio de la Torre Olid /
Las a veces interesadas y sobre todo las sinceras y reiteradas llamadas a la paz entre contendientes, en las guerras vivas hoy en varios lugares del mundo… no contestan, están comunicando, que diríamos en el argot telefónico.
Doctores tiene la Iglesia, vaticanistas, teólogos, corresponsales en Roma con un enorme background, contexto histórico y relaciones, como para interpretar de forma acertada los primeros mensajes del nuevo papa León XIV. Por eso quien esto escribe prefiere adoptar una posición más inocente, la misma que sirvió de rol a Javier Cercas para elaborar su último libro, El loco de Dios en el fin del mundo, que justo quince días antes de la muerte de Francisco había adquirido. En él se cuenta a través de numerosas entrevistas y de un viaje con el anterior papa a Mongolia, no solo la razón de su obsesiva pregunta editorial, relativa a la eternidad, sino que también ilustra el funcionamiento de la maquinaria de comunicación del Vaticano, sus actores, sus sensibilidades y su trabajo para convivir en medio del aluvión informativo contemporáneo.
Es decir, no como en el caso del ateo Cercas, pero sí como observador, cristiano, ciudadano y articulista (y apenas acreditado una temporada en la Conferencia Episcopal), es digno de dedicación de algunas líneas, para subrayar el gesto de Prevost, el pasado lunes, al comparecer en el Aula Pablo VI ante unos 3.000 periodistas y sus familiares, venidos de todo el mundo y que han estado cubriendo el cónclave. Y ya la celebración en sí y tan pronto de esta reunión con comunicadores es un rasgo definitorio de sus pretensiones y de la importancia que le querrá dar a cada cosa.
Pero siendo relevante este primer hecho, lo realmente impactante de esa cita fue su reiteración del mensaje de apelación a la paz, al igual que hizo en la alocución que ofreció desde el balcón de la basílica nada más ser elegido y repitió en su primera misa, los días 8 y 9 de mayo. Una llamada a una paz “desarmada y desarmante”, nada menos, en un contexto, primero, desarmada, en el que desde su país de nacimiento, EEUU, se guía a los europeos y a todos los de la OTAN a aumentar el porcentaje de su PIB que se dedica a defensa; y segundo, desarmante, para que si queremos la paz, no nos preparemos para la guerra, en una carrera armamentística que nos retrotraiga a la Guerra Fría.
León rechaza “la guerra de palabras e imágenes”, clama porque “desarmemos las palabras y ayudaremos a desarmar la Tierra”, porque “desarmemos la comunicación de rencor, fanatismo y odio”. Insistió a los periodistas en que sean creadores de una “comunicación de paz”. Y reflexiona: “Lo que hace falta no es una comunicación ruidosa y muscular”, un buen mensaje para papanatas, pamplinas y creadores de slogans patrios también, que suelen dedicarse a confundir cogiendo el rábano por las hojas o usan metáforas e imágenes chuscas llenas de lugares comunes. En suma, combatir la “confusión de lenguajes sin amor, a menudo ideológicos y sesgados”, a modo de Torre de Babel.
Por el contrario, aboga por “una comunicación capaz de escuchar, de recoger la voz de los débiles que no tienen voz” (en sintonía aquí con la reivindicación de Francisco de hacer aflorar a los habitantes de las periferias, las territoriales y las morales). Como débiles están los periodistas encarcelados, respecto a los que pidió su liberación. “Solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres”, concluye.
En otro orden de cosas subraya que “La comunicación, de hecho, no es solo transmisión de información, sino la creación de cultura, de entornos humanos y digitales que se conviertan en espacios de diálogo y confrontación”. Y aquí destacó el “inmenso impacto” de la Inteligencia Artificial, que debe ser usada con “responsabilidad y discernimiento” para el bien común. Los analistas encuentran parangón en el deseo de León XIV de recoger la estela de León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum en 1891, donde se abordan los derechos de los trabajadores, entonces en medio de una revolución industrial. No será extraño que Prevost en adelante advierta de los posibles estragos en el empleo, en este caso ocasionado por las tecnologías digitales y la IA.
De este hombre dicen que tímido, que parece que ha terminado una charla pero que estaba esperando para contestar y lo hace de forma contundente y haciéndose responsable de las consecuencias posteriores de lo que dice, habrá que ver el calado y la potencia de su mensaje y la capacidad de hacerlo llegar, conviviendo entre otros muchos con los de su paisano y contemporáneo, nada menos que de Trump, el principal emisor en sentidos opuestos.
En el libro de Cercas su describe bien la organización de la oficina de prensa vaticana, respecto a cuyos 250 profesionales, Francisco puso especial interés en que sus mensajes fuesen traducidos por periodistas nativos de cada lengua, para que captasen bien los matices. Eso también supone un esfuerzo comunicativo.
Más allá de su influencia en los cristianos, por sus posibilidades como líderes de opinión mundial que son los papas, quedamos a la espera de qué otras apuestas comunique y definan la ejecutoria de este nuevo papado. Pues en materias como los derechos LGTBI, el papel de la mujer en la Iglesia, la ruptura del celibato, mantener el resarcimiento a las posiciones e integración de teólogos de la Liberación, está pendiente de que se conozca más a fondos su posición, sobre algunas de estas asignaturas pendientes de la Iglesia, en contraste con la realidad de los tiempos que corren.
Sí hay más evidencias respecto a su defensa de los migrantes y los pobres, en línea con Francisco, pero con experiencia misionera más directa en Perú durante muchos años. También parece obvia la continuidad por su procedencia en su defensa de la casa común, del medio ambiente y de los alimentos. Igual que respecto a su lucha contra la pederastia, que denunció en Perú, y ello es así, pese a los sobrados esfuerzos que intentan contaminar, falsear o acusarlo de pasividad, también por cierto desde España, por parte de un grupo de comunicación dominado por Vox.
Un tiempo muy distinto pues a aquellas crónicas de lo cotidiano acompasadas con la España de la época de Paloma Gómez Borrero. A las que siguió un tiempo con otro español, Joaquín Navarro Valls, miembro del Opus, primer laico y no italiano que fue portavoz de la Santa Sede durante 22 años, que modernizó sus servicios de comunicación y dio más transparencia. Hasta llegar a un momento en el que abordan con valentía, de forma madura y sin prejuicios debates que suponen todo un desafío, los Beltrán, Lamet, Bastante, Vidal, Frattini, Pelayo, Ruiz de Apodaca, Alegría o García Ovejero.
Son tiempos pues de comunicación y también de protocolo, cuyos signos y atributos también comunican. En el caso del Vaticano, muchos son anacrónicos, pero otros también causan fascinación, por su carga simbólica, atributos y su personalidad. Pronto vamos a tener una nueva ocasión para que se ponga en práctica su capacidad. Y es que, respecto a este llamamiento a la paz, confiamos en que en la misa de inauguración del pontificado de León XIV del próximo domingo 18 de mayo, tendrá en primera fila de la Plaza de San Pedro al grueso de los líderes mundiales, por lo que esperemos que sirva para que les diga esta vez a la cara, de manera pacífica y sin ambages, que la paz es urgente.
Foto: El papa León XIV en su encuentro con los periodistas. (EFE).