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Por IGNACIO VILLAR MOLINA / La celebración de la XXII edición de Expoliva ha confirmado, una vez más, las mejores expectativas para el sector de aceite de oliva de acuerdo con la opinión unánime de todos los agentes que han sido protagonistas en el desarrollo de esta muestra. La atención general ha estado centrada en analizar su situación actual y abordar los retos, tanto coyunturales como estructurales, que condicionan su futuro. Así este certamen se configura como referente mundial del aceite de oliva y del foro de debate más trascendente del sector, evidenciando un incremento progresivo de expositores, representantes de los principales países productores, operadores, agricultores, y consumidores nacionales e internacionales, además de haber contado con la asistencia de expertos y científicos de todas las ramas del olivar.

Jaén, la provincia que para la consideración de muchos, propios y extraños, ha sido tildada por su apatía y baja estima, puede presumir de ser referente mundial de un sector tan esencial como es el del aceite de oliva y de haber superado aquel enraizamiento atávico centrado esencialmente en la explotación y venta apresurada del producto, cediendo a terceros el valor añadido de la calidad y el desarrollo comercializador del mismo, hasta conseguir la realidad actual en la cual el objetivo primordial radica precisamente en esa cualidad de este fruto, lo que está permitiendo la expansión internacional y da alas, año tras año, al desarrollo progresivo de la mercantilización exterior, resultados que confirman precisamente el interés de todos los agentes implicados en este sector que han incrementado su presencia en esta nueva versión de la feria más importante del mundo. En este nuevo contexto se debe seguir fomentando el cambio del paradigma para convertir la tradicional e importante figura del agricultor en una figura de empresario con mentalidad y visión empresarial que permita ahuyentar la imagen de victimismo a merced de las circunstancias.  

Si trascendente es el buen desarrollo que está teniendo la producción y comercialización de este fruto para el sector en general, lo es más importantes para la provincia de Jaén ya que el olivar es el producto cultivado más extendido al ocupar 588.975 hectáreas, 66 millones de olivos, 37% de la superficie total de Andalucía dedicada a este cultivo, lo que ha permitido la producción en la última campaña  de 553.522 toneladas un 39.7% del total  nacional, y 16% del mundial. Así mismo esta cifra representa el 87% del valor de mercado de la producción provincial agraria total, un 94% de la agrícola, y un 6.13% del PIB (Producto Interior Bruto). Estos datos permiten considerar a Jaén como el mejor termómetro para evaluar los precios del aceite de oliva en origen a nivel español y mundial. Su potencial, muy condicionado y dependiente de la climatología (vecerías, sequías prolongadas, escasa disponibilidad de riego, olas de calor extremas, incluso fuera del verano….,) influye de forma directa en las cotizaciones del aceite de oliva, sobre todo cuando supera los 500.000 millones de toneladas como ha pasado en esta campaña.  

Y es precisamente en este aspecto tan crucial  donde, a pesar de los avances conseguidos, el sector sigue frenado en su principal necesidad de controlar los precios del producto. Efectivamente el año 2024 ha sido un mes de infarto para la formación de los precios; el balance final de la campaña enfrentaba al sector a cosechas muy ajustadas para poder cubrir las necesidades del consumo, lo que provocó que en enero de ese año el precio escalara hasta los 9 euros para los AOVE; la publicación de los datos relativos a las primeras estimaciones de producción de la campaña actual, cuyo volumen se han incrementado más de un 75% respecto al anterior y una prometedora excelente cosecha para la próxima, han provocado que el precio se haya deslizado hasta bajar a 3.31 en origen el día 21 de mayo, de acuerdo con la información facilitada por Infaoliva. En cualquier caso este abrupto descenso, con independencia de las circunstancias aleatorias que pueden condicionar la oscilación de los precios, también están influenciados por otras diversas causas que inciden en esta variable; especialmente me refiero a la atomización de la oferta, en la que los avances conseguidos siguen siendo claramente insuficientes, a la diversidad de sistemas de explotación que tienen una influencia decisiva en el volumen de la cosecha y en los costes de laboreo, y a una polarización excesiva y determinante de envasadores y comercializadores muchos de ellos ajenos a la producción.

En este apartado es verdad que las cooperativas están logrando hasta ahora mantener el precio del AOVE envasado hasta el entorno de los 5,80 euros, sin embargo todas las miradas señalan que el comportamiento altamente especulativo de los mayoristas, y la batalla competitiva de las grandes y medianas superficies, está contribuyendo a que el ajuste necesario de los precios estén registrando los valores tan reducidos señalados anteriormente. Así los expone COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) que, en  informaciones de prensa, “alerta sobre un grave desfase del aceite de oliva virgen extra y el valor que, según las condiciones actuales de mercado, debería alcanzar». En concreto señalan que el precio actual de 3.5 euros/kilo se sitúa al menos dos euros por debajo del que debería tener según el estudio realizado por un equipo investigador formado por expertos de la Universidad de Jaén, la Universidad de Córdoba y el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA). Y  concluyen “¿Qué está ocurriendo en el mercado para que los precios se mantengan artificialmente bajos?, ¿acuerdos comerciales o prácticas desleales por parte de algunos operadores del mercado que estarían forzando una caída injustificada en perjuicio de los productores?”.

Otro aspecto que tiene un singular peso en la unificación de la oferta es la diversidad de sistemas de cultivo que concurren en la explotación del olivar. Los datos son por sí mismos concluyentes: de obtener 3.000 kilos por hectárea en el olivar tradicional a producir 14.000 en el intensivo de regadío, pasando, lógicamente, gradualmente por otros rendimientos en las diferentes modalidades de explotación; y no es sólo el volumen del producto sino los costes de explotación cuya diferencia es abismal, según variedad de cultivo, ya que oscilan entre 1.75  euros por kilo de aceite en el intensivo de regadío hasta el entorno de los 4 euros del olivar de secano en pendiente, con valores intermedios entre otras modalidades de laboreo.

No cabe duda de que, a pesar de los trascendentales avances que se han producido en la explotación del olivar, la tarea más inmediata, aparte de seguir apostando por la especial singularidad de la calidad, respaldado por la distinción DOP (Denominación de Origen Protegida) y continuar ganando la batalla de la comercialización, especialmente a Italia, nuestro principal competidor, debemos seguir consolidando la unificación de la oferta para seguir ostentando la primacía mundial en este sector y continuar haciendo de cada una de las próximas ediciones de EXPOLIVA el referente mundial obligado del aceite de oliva.

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