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Por JAVIER LÓPEZ LÓPEZ /

La supuesta superioridad cultural de la izquierda se apuntala en el cliché, esto es, en el pensamiento fósil, en la idea precocinada. El estereotipo estipula que la derecha, a pesar de su probada vinculación al champú, es casposa en materia intelectual. De lo que la izquierda deduce que su adversaria lee a Vizcaíno Casas en la intimidad y tararea en público Viva España.

Aunque cliché con cliché se paga, sería exagerado afirmar que, Guernica aparte, la mayor contribución de la izquierda a la pintura es el grafiti. Y que la batucada lo es al doble grado de música y danza. Sería exagerado porque, aunque Sabina ya no enarca la ceja al son de la trova, quedan todavía Víctor y Ana para recordar que todos los tiranos se abrazan como hermanos.

Si la izquierda convierte un monumento monárquico, la puerta de Alcalá, en canción protesta es porque es consciente de que la casa del pueblo pueden surgir manifiestos, pero no frontispicios. De hecho, la principal contribución de la izquierda a la arquitectura es el muro de Berlín. Y, puesto que la izquierda vincula al catolicismo y la nobleza con la derecha, la de la derecha es Florencia.

Por seguir con el dedo en el ojo, la gran aportación de la izquierda al urbanismo es la barricada. La de la derecha, según la izquierda, es la especulación, pero yo creo que es el chaflán, esa esquina charnega financiada por la burguesía catalana. Todo esto, claro, es cliché, pero dadle un par de meses y deviene en proverbio. Al fin y al cabo, un proverbio es un refrán que hace yoga.

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