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Las conclusiones que nos depara la XVIII edición de EXPOLIVA  confirma, por un lado, las positivas previsiones  generadas  en anteriores ediciones en beneficio del sector,  y ratifica  otras interesantes vías  en torno a su consolidación en el futuro más próximo,  sobre todo en lo relativo a las apuestas  por  la comercialización, la calidad de los aceites y la estabilidad de los precios del oro líquido.

Teniendo en cuenta que la cuota de mercado del  consumo mundial de aceite de oliva en relación con otras grasas sólo alcanza el 1,5% quizás este aspecto se erige como un punto de referencia para explorar nuevos mercados y ganar en la difusión de consumo del aceite de oliva.  Es verdad que el objetivo  resulta tremendamente difícil y complicado, pues no sólo deberíamos competir con otros países  productores sino vencer  otros aspectos esenciales que determinan el  bajo nivel de consumo mundial, como son la cultura y  los hábitos culinarios de  los habitantes de otros países, el proteccionismo y  los  grupos  de influencia, incluidos los propios  gobiernos,  interesados   en mantener  la preeminencia del consumo  de otras grasas en sus países.

Sin embargo, llama poderosamente la atención que representantes italianos del sector pongan especial énfasis en destacar la alocada prisa que nuestros productores tienen por vender sus aceites, argumentando que esto no sólo perjudica a los agricultores e industriales  españoles sino que incluso puede ser nocivo para la defensa de los precios que otros países productores, incluidos  los mismos  italianos,  están obteniendo en la venta  de sus aceites,  en un  tanto por ciento muy elevado  comprados en España.  De ahí que se resalta con mucho énfasis la necesidad de paralizar las ventas a granel inmediatas  a la finalización de la campaña para apostar más decididamente por el envasado y, preferentemente, mediante  las exportaciones a otros países.

En este sentido la estrategia a seguir  exige un esfuerzo decidido que contribuya a conseguir  la necesaria  estabilización de los precios. Estar al albur de las previsiones de cosecha o de las producciones reales para obtener un precio razonable no es, desde luego, la mejor  decisión  del sector, error que se ha repetido  en los últimos años con una cadencia perjudicial.  La volatilidad de los precios no sólo altera los ciclos de beneficios de los productores sino que hace cada vez más vulnerable al sector. La apuesta por la concentración de la oferta se erige en este sentido como la táctica más adecuada para poder regular el precio en origen y permitir una estabilidad necesaria. 

Por otro lado resulta bastante lamentable el hecho,  que nos confirma cada edición de  la muestra,  sobre  la procedencia de las industrias afines al sector cuyo origen, en su mayor parte, es foráneo,  evidenciando que nuestra provincia no supo aprovechar en su momento las oportunidades de emprendimiento que, siendo el principal productor del mundo,  debieron  promoverse oportunamente  en nuestra  zona.

Por último, reconociendo los notables avances  conseguidos,  existen aún ciertas vías complementarias  que requieren igualmente una atención prioritaria para coadyuvar a la consolidación del sector, me refiero concretamente  a la investigación para seguir ganando en calidad, al  reconocimiento por los organismos mundiales de la salud de las cualidades  cardiosaludables  del AVOE y al apoyo decidido de las administraciones de nuestro país

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