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Por ANTONIO GARRIDO / Cualquier jienense que como vengo defendiendo “sienta Jaén”, porque se trata únicamente de esto, se alegrará de que tras un angustioso verano haya llegado al fin una buena noticia en relación con las expectativas de la Universidad de Jaén. Después de los contratiempos producidos por los informes desfavorables de la Comisión de Valoraciones de la Junta de Andalucía, la ya famosa ACCUA, que la vamos a soñar, hoy tocaba que el asunto pasara por el filtro de la Comisión Permanente del Consejo de Universidades estatal, y tenía mis dudas de que entrara de lleno o volviera a enviar el delicado asunto al órgano andaluz competente. Se ha enfrentado a la reclamación presentada conjuntamente por las dos universidades que implantarán el título, Jaén y Granada, y el resultado ha sido plenamente satisfactorio, porque sus miembros, un grupo de rectores de universidades y un representante del Ministerio, han decidido por unanimidad la verificación del Grado de Ingeniería Biomédica en las dos universidades citadas. La respuesta no admite la más mínima duda, con el plácet triunfa la posición defendida por la UJA, y también por la UGR, aunque lo que quiero destacar es el papel del rector de la UJA, Nicolás Ruiz, que sabedor de que le asistían los fundamentos para recurrir no ha cejado en el empeño, y como era de esperar, el resultado ha sido plenamente satisfactorio. La fuerza de la razón, lo llama él.

Victoria moral, cierto, para la UJA y la sociedad civil que lo han dado todo en la defensa de un interés legítimo, y derrota sin paliativos para la Junta de Andalucía y su Consejería de Universidades, que no ha estado a la altura de las circunstancias, y no ya por el hecho de negar un expediente, porque esa era su responsabilidad, la de procurar que cumpliera con todos los requisitos exigibles, lo que ocurre es que por la manera en que se desarrolló el proceso existen dudas razonables de la bondad del procedimiento y la impresión que se ha dado es simplemente que se trataba de premiar a una universidad privada en detrimento de la UJA, a la que el poder andaluz lleva años tratando de condicionarla a universidad de segunda, según el ‘Modelo Velasco’ que oficialmente no existe, si bien algunas de sus aportaciones siguen causando perjuicios a nuestra Universidad. La Junta sabrá lo que hace, pero ha provocado un deterioro a la imagen de la UJA y se ha expuesto a la crítica por una manera de hacer política al menos cuestionable, si bien los hechos son evidentes, lo privado avanza a pasos agigantados.

Con todo, el principal revés para Jaén, en concreto para el Campus de Linares, ha sido tener que renunciar a Ingeniería Biomédica a la que aspiraban en la fase de preinscripción centenares de alumnos, Quiere decir que la titulación podrá implantarse en el próximo curso académico 2026-27, con lo que la universidad privada ya habrá cogido carrerilla, como suelo decir, previo pago de su importe. Esto ya es irreversible y es lo que ha causado un daño irreparable a la UJA. Por cierto la Consejería está publicitando, es increíble su ceremonia de la confusión, que aún se puede recuperar el Grado para este curso recién iniciado, cuestión imposible a estas horas y lo que consigue, por medio de las medidas verdades y directamente las mentiras, es otro episodio más de maltrato, porque opera sabiendo que lo que propone no pasa la criba académica ni del sentido común, una universidad es algo más serio, pero no le importa con tal de contrarrestar la derrota que ha supuesto su postura.

Este es el argumento de las dos universidades: dado que el curso ya está iniciado, no ve factible la implantación de ambos títulos para que den comienzo inmediatamente y «preparará a lo largo del presente curso académico los detalles necesarios para una implantación efectiva y exitosa de ambos títulos en el curso 2026/2027». Pero lo de siempre, mantenella y no enmendalla, pero ya se le conoce, al menos en este ámbito, por sus obras los conoceréis. Si me expreso de este modo es porque me indigna que en vez de recibir con humildad el merecido rapapolvo, traten de sacar pecho fuera de plazo, ahora lo que toca es asumir la responsabilidad, el error y la deslealtad causada a Jaén.

Otro argumento a considerar es la suficiencia de los responsables de la Junta, no solo no han hecho autocrítica ni reconocido error alguno, sino que se permitieron censurar duramente, y para ello enviaron a emisarios del PP, al propio rector, y por supuesto, faltaría más, el delegado del Gobierno de la Junta salió en defensa de todas las garantías para los procesos de evaluación. Ha sido un tanto penoso que al menos en público ningún cargo representativo del PP de Jaén se haya atrevido a dar la cara por su Universidad, ni siquiera quienes se supone que estaban obligados a hacerlo en función de sus responsabilidades. Al principio nos daba envidia de que las fuerzas vivas de Granada alzaban la voz, pero en Jaén hemos demostrado con unidad de esfuerzos de la propia Universidad y de la sociedad civil que la fuerza reside en la lucha cuando hay una causa justa. Por eso nos satisface la noticia agradable que hoy se nos ha transmitido. Pero de los sonoros silencios mejor no hablar, hay mucho seguidismo en Jaén, gente que se mueve solo a impulsos del poder, hay miedo a expresarse, lamentablemente como en tiempos que ya creíamos olvidados, sin embargo cuando se puede ir con la cabeza bien alta es cuando la voz y la energía vital se dedica al mejor proyecto de presente y de futuro para la provincia.

Cuando a finales de junio se produjo la triste decepción por la negativa de la Junta titulé un comentario “Rector, herido; Universidad, herida; Jaén, herida”, y es el resumen de la situación que hemos estado viviendo en esta prolongada espera. Los que llegan al poder para alcanzar la gloria, buscando réditos y habiendo demostrado con creces con quién están, caerán sobre su propio peso y la historia los juzgará. Eso sí, el daño que hayan hecho no lo van a padecer ellos, ciudadanos de bien, pero seguirá pesando como una losa. Y luego a todos se les llena la boca con Jaén o cantarán en ocasiones el Himno a Jaén, de Miguel Hernández como papagayos, como si recitaran a las florecillas del campo, como suelo decir, sin entender a qué obliga. Hay días que siento pena de mi Jaén, pero hoy no es uno de ellos, porque aunque sea tarde algunas heridas van cicatrizando. Solo hace falta que la sociedad civil siga con su impulso, en los tiempos que corren hay que desterrar la resignación que nos acompaña y padecemos desde hace décadas, qué digo décadas, siglos, pero algunos políticos quieren a un Jaén como siempre lo fue con los poderes, resignado y pacífico. Ya no, ahora la fuerza social es la que tiene el deber de gobernar a sus elegidos, esa es la obligación en una democracia real, no limitarse a votar sino también a vigilar, denunciar y participar. Así que nos vemos en la Plaza de las Batallas de Jaén el día 8 de octubre. Ya saben el lema: Con la UJA y contra el futuro de Jaén.

Foto: Imagen de la Universidad de Jaén. (UJA)

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