Por ANTONIO GARRIDO / La Junta de Andalucía lleva años prolongando la agonía en lo que se refiere a la financiación de las universidades públicas andaluzas, y en el caso de Jaén corregido y aumentado. Y además tratando de marear la perdiz lo suficiente como para de vez en cuando hacer como que se abre una ventana a la esperanza, que al final terminan siendo brindis al sol porque lo que no hay es la suficiente voluntad política para resolver de una vez por todas la suficiencia financiera, en nuestro caso de la UJA, que lleva ya casi cuatro años soportando una situación incompatible con la responsabilidad que se le supone a los gobernantes. Hay que sacarles ya tarjeta roja, en primer lugar por mentirosos y liantes y en segundo término por incumplidores. No es de recibo ofrecer un pacto de buena voluntad entre las partes, gobierno y rectores en este caso, esgrimiendo promesas y a la hora de la verdad, en diferentes oportunidades en todo este tiempo, volver a las andadas por la sencilla razón de que los responsables, empezando por la Consejería de Universidades, se han instalado en el descrédito y ya nadie se los toma en serio, al menos en este mundo que conozco más de cerca, aunque todo hace indicar que este modo de obrar debe estar más repartido.
Lo primero que se debe exigir de un gobierno es coherencia, es decir, que las palabras acompañen a los hechos, y si en algún momento creen estar en posesión de la razón, al menos que pongan sobre la mesa los argumentos. Lo verdaderamente grave es que traten de convencer de sus buenas intenciones y a la hora límite, cuando tienen que llegar las decisiones que acarrean efectos económicos, siempre dan un paso atrás y en segundos se desdicen de las declaraciones grandilocuentes, de las promesas, y en lo relativo a la financiación de la UJA y el resto de universidades del sistema público, incluso mediando el propio Moreno Bonilla.
Si al menos cada vez que asume su prerrogativa cumpliera tendríamos la confianza los ciudadanos que llegado el caso el presidente nos sacaría de cualquier embrollo, pero he aquí que a la gestión habitual de la Consejería, para nada afecta a los intereses de Jaén, recuerden por ejemplo el padecimiento en la universidad y en la sociedad por la Ingeniería Biomédica, que no hemos olvidado, se le suma que quien tiene que pronunciar la última palabra utiliza el mismo estilo, es decir, todas las ideas que proyecta en su libro recién publicado, las echa por tierra porque no es el árbitro capaz de poner orden en la acción de gobierno. Y en todos los casos, tanto cuando hay que decir sí que cuando lo que conviene es pronunciarse por el no. Hace como un mes y medio, cuando se estaba iniciando la elaboración del presupuesto para 2026, los rectores, como es lógico, preocupados porque las universidades no pasen apuros y respondan a las exigencias que la sociedad les demanda, expusieron su plan de mínimos y como quiera que siempre hay tiras y aflojas, esto es lo normal, y la situación empezaba a tensarse porque llueve sobre mojado y los responsables de las instituciones universitarias están quemados de actuar de pedigüeños, antes de que se produjera otra crisis de rebeldía de los rectores fue el propio presidente, Juanma Moreno, el que empeñó su palabra en que “el asunto universidades” corría de su cuenta, tal vez para quitarle esa tarea al consejero Villamandos y a su equipo.
El caso es que Juanma Moreno hasta el día de hoy ha defraudado la confianza puesta en él y todas sus frases tan bonitas sobre la Universidad en general, sobre la de Jaén en particular y por supuesto sobre la provincia, súmenle el gravísimo tema sanidad, suenan a música celestial. Ahora tiene a los rectores molestos, además la Consejería ha tratado de vender un acuerdo inexistente, no sabemos bien con qué motivo, y ya no queda más que un posible pero dudoso gesto presidencial para dar a la universidad lo que le corresponde. De esos presupuestos que tanto elogian y que incluyen partidas buscavotos, por ejemplo en materia de impuestos, donde creen tener el depósito de leales. Una de dos, o se obra el milagro, o tendremos que volver al campo de batalla para defender el futuro de nuestra Universidad, que a muchos parece no importarle, pero que otros tantos estamos convencidos de que es con diferencia el único revulsivo que podemos esperar en esta provincia a la que todos dicen querer pero a la que todos olvidan a la hora de la verdad.
El Ayuntamiento proporciona hoy una buena noticia. La oposición le pone sus pegas pero más porque pretende ejercer su labor que entiende como crítica a piñón fijo, que como discrepancia en lo esencial, ya que el argumento es que debe dar participación a los colectivos sociales y vecinales, al tiempo que se queja de un año sin diálogo. A los jienenses en general lo que de verdad nos llama la atención es que ocho años después, y si el tiempo no lo impide, porque el Ayuntamiento de Jaén está donde está por su ruina económica, el 25 de noviembre próximo puede aprobarse provisionalmente el documento de las cuentas y un mes después hacerse de manera definitiva. Hoy han concurrido con caras sonrientes el alcalde, Julio Millán; la primera teniente de alcalde y concejal de Presidencia, María Espejo, y el concejal responsable del Área Económica, Francisco Lechuga. Conocemos solo lo que ellos han trasladado y habrá ocasión para hincarles el diente a los números más llamativos, pero no le voy a poner ningún pero previo porque entiendo que tiene mucho mérito confeccionar ocho años después y tras varios intentos un documento presentable, por un importe de 202,9 millones de euros, y de ellos, esto se ha enfatizado especialmente, con 23 millones dedicados a inversión, algo que ya habíamos olvidado salvo en casos especiales.
El alcalde ha concretado algunas de las obras que se pondrán por fin en marcha y ha presentado el Presupuesto de 2026 como una tabla de salvación, como un primer paso para una ciudad con mejores expectativas. También ha aprovechado Millán para agradecer el apoyo de sus aliados, el Gobierno de España y por supuesto, como siempre, la Diputación. Ya lo creo, el ingreso extra de la Administración provincial de casi 8 millones procedentes de la enajenación de terrenos de Ifeja y del Olivo Arena supone un gran alivio. María Espejo, pletórica, ha vuelto a reiterar que el equipo de gobierno cumple con sus compromisos con Jaén Merece Más, es decir, por ahora no hay peligro para la luna de miel y eso que se acercan las elecciones locales. Y el padre de la criatura, el concejal Lechuga, que ya he dicho más de una vez que me parece un tipo riguroso ha dejado en el aire un dato que tiene mucho interés, porque no es frecuente que se especifiquen de esta manera el número real de los empleados municipales, 1.118 en la actualidad, por lo cual, el mismo edil justifica que carecen de razón quienes estiman la plantilla sobredimensionada, ya que actualmente el gasto de personal es del 24,45%, un porcentaje razonable.
Por último, una de indignación y de agravio manifiesto, sobre lo que debería tener algo que decir el propio Ayuntamiento, el tiempo que le dejen los arrumacos. El Ministerio de Transportes y el ministro que vino a Jaén a vender humo, Óscar Puente, ha hecho público hoy que la alta velocidad ferroviaria llegará a los 350 kilómetros por hora y que, faltaría más, el trayecto entre Barcelona y Madrid será el más beneficiado porque se hará en dos horas. Mi queja, que supongo es la del común de los jienenses que venimos padeciendo desde toda la vida trenes tercermundistas, es que este tipo de mejoras son una ofensa para territorios como el nuestro completamente de espaldas al ferrocarril. Lo de siempre, unos mucho y otros tan poco. Nadie desde las filas socialistas en ninguna administración de la provincia será capaz de mostrar su contrariedad por este nuevo golpe mortal a la convergencia. Da igual hacia donde se mire, la política mantiene una relación de intereses con los territorios y Cataluña es una prioridad y no es escatima en gasto. Nosotros en Jaén pintamos menos que Jacinto en su boda. Y quienes dicen representarnos siendo del mismo partido que gobierna en España, o sus sucedáneos, ya sabemos de sobra a quién sirven. ¿Converger? Ni con nosotros mismos, mucho cuento.
Foto: El presidente de la Junta, Juanma Moreno, y el rector de la UJA, Nicolás Ruiz, en foto de archivo.


