Por Antonio Garrido. Coordinador de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Universidad de Jaén
(Publicado en Diario Jaén el día 3 de julio de 2025)
La oportuna comparecencia ante los medios de comunicación del rector de nuestra Universidad de Jaén, Nicolás Ruiz Reyes, en un escenario singular como es el vestíbulo del nuevo edificio de Ciencias de la Salud, acompañado por los miembros de su equipo, tenía un doble objetivo: por un lado hacer un relato de los hechos para que se entienda mejor por la opinión pública cada uno de los pasos que se han dado desde el mismo momento en que junto con la Universidad de Granada se decidió impartir conjuntamente el Grado de Ingeniería Biomédica, y por otro lanzar un mensaje a la sociedad jiennense para que entienda la necesidad que tiene la Universidad de sentir el apoyo de Jaén en todo momento, pero de un modo especial cuando surgen adversidades de esta naturaleza, que como en el caso que nos ocupa afecta a la imagen, a la reputación y al futuro de la UJA. Al rector se le ha visto seriamente afectado por el revés, sobre todo cuando se está en la creencia de haber obrado correctamente respetando los procedimientos y dando respuesta puntual a las demandas requeridas por la Agencia Evaluadora.
El apasionado rector casi se emociona en algún momento conforme discurría su argumentario, por lo que era bastante fácil deducir que está dolido, mejor aún, herido, y cree que la UJA se encuentra en las mismas circunstancias al considerar que por encima de todo se produce un acto de injusticia, con la particularidad de que afecta muy directamente al menos a los 800 estudiantes y a sus familias, que ya habían hecho su preinscripción y que deberán esperar, en el mejor de los casos, al siguiente curso 2026-2027.
Lo que ha llamado poderosamente la atención, aunque a estas alturas casi nada sorprende, es que la misma titulación que se niega a las universidades de Jaén y Granada se haya concedido a la privada Loyola Andalucía, o dicho de otra manera, al menos existe la duda de pensar si se priva de Ingeniería Biomédica a UJA y UGR para que pueda ser cursada en una universidad privada o al menos es la directamente beneficiada. Ya saben la consecuencia, la familia que tenga medios optará por ella y la que no, tendrá que esperar. El rector ha ofrecido el dato, suficientemente conocido, de que en nuestra comunidad en poco tiempo se ha pasado de una a seis universidades privadas y esto no lo ha dicho él pero lo añado yo, no solo en el Grado que en este momento nos afecta sino en cualquier otro este tipo de decisiones van en la línea de detrimento del sistema universitario público andaluz, lo mismo que ocurre en materia de sanidad de una manera exponencial y lo que nos puede quedar por ver. La Junta de Andalucía sabrá lo que hace pero al tiempo que contribuye a deteriorar la imagen de la UJA también permite que se le critique por una manera de hacer política que por lo menos es cuestionable, aunque los hechos son evidentes, lo privado avanza a pasos de gigante. No es un ataque, soy un firme defensor de lo privado, pero siempre y cuando lo público funcione como un reloj y no es el caso.
No me detengo puntualmente en el relato pormenorizado del rector, porque hay informaciones específicas al respecto. Nicolás Ruiz, que estaba acompañado por la vicerrectora de Enseñanzas Oficiales y el director de la Escuela Politécnica Superior de Linares, dos personas que han trabajado codo a codo para tratar de conseguir el título informado desfavorablemente, y al indicar que el Grado lo impartirá la Universidad Loyola, parece que ya lo había dicho todo, a buen entendedor…y lo justifica señalando la tardanza “injustificada e injustificable” en la comunicación de la Agencia Evaluadora, es algo que no piensa dejar pasar por alto por coherencia, por la indefensión en que se deja a la UJA y a sus derechos como institución pública, porque además pone en riesgo su futuro. Ha dicho algo más, que en 15 años y en más de un centenar de titulaciones, nunca antes se produjo informe desfavorable, ¿por qué ahora? Se ha preguntado qué está pasando en esta Agencia que, dicho sea de paso, lleva varios meses sin director desde que dimitió quien la regía, y cuál es la causa por la que no se ha actuado con la diligencia necesaria. A más preguntas, más dudas.
La realidad es que se ven perjudicadas dos universidades, una, la granadina, con 500 años de historia, y otra la de Jaén, muy joven aún, pero que figura en todos los top como universidad de referencia, y a los informes recibidos los ha calificado de faltos de coherencia y homogeneidad, “que hace que perdamos la confianza en ACCUA”, cuyo presidente es el propio consejero de Universidad, y esto ya lo digo yo, el mismo que ayer en Granada trató de zafarse de esa responsabilidad como si no fuera con él. Directamente, puede. Orgánicamente es su responsable.
Después ha pasado al capítulo de los apoyos y de quienes han aprovechado la oportunidad para colocarse no al lado sino frente a la Universidad de Jaén. Así ha querido pronunciarse “alto y claro” contra la demagogia, en alusión a un parlamentario andaluz por Jaén del PP que le ha pedido autocrítica en nombre del partido y una vez más, el delegado del Gobierno, que, faltaría más, sale en defensa de todas las garantías para los procesos de evaluación de la ACCUA, que por lo visto conoce de primera mano. Mezquina la actitud de los populares jienenses, del primero al último, nadie se atreve a dar la cara por la Universidad, ni siquiera quienes deberían hacerlo. Nicolás Ruiz aprovecha para poner el ejemplo de la hermana capital y provincia de Granada donde ha habido plena unanimidad, empezando por el propio PP y todos sus cargos representativos, paradojas de la vida, ha comentado, en la defensa de su institución académica. Jaén es diferente y sus políticos también.
El rector ha agradecido todos los apoyos recibidos, que han sido bastantes, pero a pesar de todo no se produce como en Granada un cierre de filas, sin ambages y medias tintas, en defensa del que es el principal motor de desarrollo de la provincia, refiriendo de Granada el pronunciamiento, además de los políticos, de los agentes sociales y empresariales, todos a una, que es ejemplo que deberíamos imitar, defensa plena de la UJA frente a tanta “chatarra demagógica” y en Jaén se ponen de manifiesto pocas pero notables ausencias. Ha insistido en que en el futuro la UJA va a seguir necesitando a la sociedad, por razones como que a estas alturas no hay garantías de que se vayan a cumplir los acuerdos firmados en Jaén para cerrar de una vez por todas el modelo de financiación. A su juicio no le va a temblar el pulso para denunciar cualquier situación injusta, porque sus únicos objetivos son la UJA y Jaén. Se le ha preguntado, al finalizar sus palabras, si ve derivadas políticas en la decisión adoptada. Prefiere no entrar en este terreno, pero sí considera chocante que el Grado se le conceda a una universidad privada y se le niegue a dos instituciones que gozan de la mayor solvencia. Él donde pone énfasis es en que la política y la sociedad sean plenamente conscientes del daño que se causa, sobre todo, vuelve al principio, a la imagen y reputación.
En fin, entiendo que el rector no quiera ser tan explícito, y por mi parte no tengo las pruebas suficientes para sustentarlo, pero como conozco bastante bien la manera de obras de la política, y especialmente desde hace años la Junta incumpliendo sus compromisos, concretamente con nuestra Universidad, no me sorprendería que el rechazo, en las circunstancias tan extrañas en que se ha producido, sea un aviso al gobierno de la UJA y a su rector en primera persona, para que abandone su actitud rebelde reivindicativa y acepte sin rechistar el modo de funcionamiento de la Consejería de Universidad, de la ACCUA y del incumplimiento sistemático del modelo de financiación sellado en abril en Jaén y que ni está ni se le espera. Me quedo con la dignidad con la que actúa el rector de la UJA, Nicolás Ruiz, que frente a las veleidades de la política, los incumplimientos y también las mentiras, hay que llamar a cada cosa por su nombre, es capaz de mantener su integridad moral, a sabiendas de que hay mucho seguidismo, que Jaén solo se mueve a impulsos del poder, que hay miedo a expresarse, lamentablemente como en tiempos que creíamos olvidados, pero que puede ir con la cabeza alta porque su voz y su energía vital se la dedica al mejor proyecto de presente y de futuro para esta provincia.
Los que llegan al poder para alcanzar la gloria, buscando réditos y habiendo demostrado con creces con quién están, caerán por su propio peso y la historia los juzgará. Eso sí, el daño que hayan hecho no lo van a padecer ellos, ciudadanos de bien, pero seguirá pesando como una losa. Y luego a todos se les llena la boca con Jaén o cantarán en ocasiones el Himno de Miguel Hernández, como papagayos, como si recitaran a las florecillas del campo, como suelo decir, sin entender a qué obliga. Hay días que siento pena de mi Jaén, hoy es uno de ellos porque noto heridos al rector, a la Universidad y a Jaén. Pues bien, para el rector y para todos los que a cara descubierta se manifiestan en apoyo de la UJA y de Jaén, porque son la misma cosa, gracias y chapó!!! Seguimos aquí y la UJA no se toca.