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Por ANTONIO GARRIDO / Hoy, hablando con algunas personas del mundo jurídico he caído en la cuenta de que el actual consejero José Antonio Nieto, ha entrado también en la senda de lo incomprensible. Cuando vino recién llegado al cargo y se conocieron sus primeras declaraciones en las que afirmó muy tajante que le preocupaba la Ciudad de la Justicia y que se ponía manos a la obra, algunos vimos el cielo abierto.  Me dije, ya está aquí el gestor necesario, incluso se lo hice saber al delegado, Javier Carazo, que es el primer interesado en que el proyecto se lleve a cabo. Entenderán que es normal que mantengamos unas serias reservas, no en vano estamos hablando de una iniciativa de la que empezó a hablarse hace la friolera de 35 años, poco más o menos, es decir, al estilo Jaén. Y durante todo este tiempo hemos padecido las promesas de inútiles políticos, sobre todo en la Junta de Andalucía, entonces gobernada por el PSOE, que nos prometieron reiteradamente lo que fueron incapaces de cumplir. Hay testigos y sobre todo hay una hemeroteca para que nadie tilde mis palabras de ningún asomo de demagogia. Era presidente de la Audiencia Luis García Valdecasas cuando se empezó a fraguar esta necesidad, y después de él le tocó al entonces mediático Pío Aguirre lidiar con este asunto y tampoco pudo conseguirlo, ni tampoco Elena Arias Salgado.

Otro gran presidente actual, Rafael Morales, que ha sido uno de los que mejor han definido públicamente la situación de la Justicia en Jaén, que recientemente ha revalidado su cargo, y hay que felicitarlo por ello, llegó a confiar, aunque solo fuera por el paso del tiempo, en asistir a la colocación de la primera piedra, aunque ya saben que por la memoria histórica y la experiencia acumulada, es normal mantenerse prudentes. Además de los presidentes de la Audiencia que se han ido sucediendo, saben bien del asunto los decanos del Colegio de Abogados, desde José Calabrús, que fue otro gran impulsor e iniciador, hasta el más reciente, Javier Pulido, y entre ellos Javier Carazo y Vicente Oya Amate, que también padecieron lo indecible con la promesa que nunca llegó. Veremos si tiene mejor suerte mi buen amigo Manolo Martos que lidera ahora el colectivo. Y, claro, ha habido también varios consejeros de la Junta en el área de Justicia, por cierto todos nefastos en razón a su ineficacia, solo lo digo porque a los cargos públicos se les conoce por sus hechos. Empezó a labrarse el proyecto con una tal María José López, pero los peores consejeros para Jaén, con diferencia, fueron Rosa Aguilar (¡quién nos lo iba a decir!) y un tal Emilio de Llera, que lo único que parece que le interesaba al frente de la Consejería era desviar la atención y dulcificar el escándalo de los ERE. Los respectivos consejeros de Justicia han sido todos escogidos en una sola característica, la insensibilidad con Jaén y los jienenses. Sus nombres deben quedar para la historia y podrían ser declarados, méritos han hecho para ello con creces, “personas non gratas”, con la excepción de José Antonio Nieto, por sus hechos, mientras no se demuestre lo contrario.

Una ración pequeña de hemeroteca para que se vea que lo que escribo no se sustenta en teorías conspiratorias. Por ejemplo, en octubre de 2004, la entonces consejera de Justicia, María José López, asume el compromiso de “iniciar las obras en esta legislatura”. Es obvio que no fue así. Antes, en 2002, el alcalde, a la sazón Miguel Sánchez de Alcázar, ya demandaba la infraestructura. Previamente, en 2001, se abría el debate sobre los terrenos y alguien apuntó la posibilidad de llevar el Palacio de Justicia a la antigua cárcel o a la actual Comandancia de la Guardia Civil. Todavía con anterioridad, hablamos de 1992, el decano José Calabrús mediaba en la disputa de larguísimo recorrido entre Junta y Ayuntamiento a propósito de los solares y les pedía que dejaran esa responsabilidad en manos de una inmobiliaria. Hasta 2006 no parecía verse claro que la opción elegida era Marroquíes Bajos, pero de esto ya pasó el tiempo y el caso es que hay terrenos, otros, cedidos por el Ayuntamiento, lo que no hay es edificio. Eso sí, mientras aquí discutíamos si galgos o podencos en otras capitales andaluzas se levantaban magníficas Ciudades de la Justicia.

Hace diez años, en 2015, que se dice pronto, el presidente del TSJA, Lorenzo del Río, jienense para más señas, otro que ha clamado en desierto, en un acto de presentación de la memoria de su órgano jurisdiccional, se permitió un varapalo a la situación creada durante tanto tiempo. El ínclito Emilio de Llera llegó a decir que la Ciudad de la Justicia se encontraba en “stand by” “por culpa de los mercados” y se quedó tan pancho. Septiembre de 2009. La prensa informa que la Junta encargaba el proyecto técnico de la Ciudad de la Justicia de Jaén “y en cinco años será una realidad”. Otra mentira. Más declaraciones. En 2004, hace ¡¡¡21 años!!!, la entonces delegada de Justicia de la Junta, María Luisa Gómez, a quien le perdí la pista, declaraba: “Me niego a pensar que esta ciudad está maldita para los grandes proyectos”, al tiempo que avanzaba que el expediente estaba ya a la espera de escritura pública. Ella se fue y del asunto nunca más se supo. Y podría seguir, porque lo he analizado con detenimiento, pero creo que es suficiente para que se entienda la falta de interés y de voluntad política y económica para dar respuesta a una infraestructura necesaria para Jaén. ¿Ahora? En Jaén ya estamos aburridos de palabras, queremos hechos.

Al principio señalaba al consejero José Antonio Nieto, a quien por cierto se le ha visto algún día con la familia del PP en el recinto ferial de San Lucas. A pesar de que no todo ha sido ejemplar en el último trayecto, porque la Junta casi siempre es esquiva cuando se trata de Jaén, hay que ser justos con el político cordobés, un hombre dialogante, de hecho procede del centrismo, y pasará por ser el que mayor interés se ha tomado por la infraestructura, aunque sea a través de la fórmula público-privada, pero es que se trata de un proyecto presupuestado a día de hoy en nada menos que 280 millones de euros, nada que ver con las cantidades que se barajaban hace años cuando nos estaban toreando, literalmente, con esta vieja aspiración de Jaén. Pero la mala suerte nos acompaña y ahora que parecen alineados los astros y desde la Consejería llevan tiempo anunciando que la primera piedra estaba al caer, surge un inconveniente, una adversidad con la que nadie contaba, un documento que al parecer ha de expedir el Ministerio de Hacienda, un informe preceptivo de un denominado Comité Técnico de Cuentas Nacionales, del que es la primera vez que tenemos noticias, y, claro, ahora la Consejería y de paso el PP de Jaén aprovechan para transferir responsabilidades hacia la ministra María Jesús Montero, a la sazón secretaria general del PSOE andaluz y candidata a la Junta, parece que la encargada de desbloquear este último paso.

De tal modo que nos encontramos con un asunto que todo hacía indicar que llevaba su ritmo y ahora entra dentro de la disputa política, como casi todo lo que ocurre en Andalucía y en Jaén especialmente cuando hay dinero por medio. Es incomprensible que se lleven siete meses de trámites burocráticos para un informe que desde la Consejería califican de “simple, sencillo”, es decir, de trámite. Lo demás lo veremos en los presupuestos de la Junta para 2026, si sus exigencias hacia el Gobierno de España se corresponden con su compromiso en las cuentas que deben estar a punto de caramelo. En resumen, por unos o por otros, lo que la gestión consigue avanzar la política se encarga de paralizar. En Jaén no es nada sorprendente, lo raro sería lo contrario, que política y gestión fueran de la mano. ¿Se logrará en esta legislatura poner la tan esperada primera piedra? Permitan mis dudas como escéptico militante. A veces uno llega a pensar, mejor dicho, a malpensar, en manos negras. No se olvide que hay muchos edificios que se encuentran alquilados y dejarán de estarlo algún día, hay intereses ocultos, buscaremos la oportunidad de escribir de ello en cualquier ocasión porque el tema, aunque sea tangencial, es sabroso y lo merece.

Existe un clamor general en la sociedad de Jaén, en toda la provincia, pero de un modo especial en la capital, de que las diferentes administraciones se han burlado de las reivindicaciones permanentes de la ciudad, y ni el Gobierno central, lo mismo del PP que del PSOE, y la Junta de Andalucía, tantos años gobernada por el PSOE y en los últimos por el PP, han dado las respuestas adecuadas que hemos estado demandando. Eso sí, nos han atiborrado de compromisos, pero ninguno de ellos, al menos los verdaderamente importantes para cambiar Jaén, han llegado.

Existe una interminable lista de espera que se da la mano con la santa paciencia, más bien resignación y el “sea lo que Dios quiera” que han marcado el rumbo de Jaén desde hace décadas. Al principio del nuevo gobierno de Juanma Moreno existió un asomo de optimismo en el periodo de cortesía, para ver si los que tanto se habían quejado de lo mal que estaba Jaén y que nos prometieron que a su llegada quedaríamos sorprendidos por el nuevo trato, a mejor, nos daban la sorpresa. La verdad, éramos bastante incrédulos, porque las campañas electorales son una gran mentira, sálvese quien pueda. Lo cierto es que los primeros presupuestos que elaboraron conjuntamente PP y Ciudadanos, al menos por lo que respecta a la capital, no fueron sino mera continuidad del abandono tradicional de los socialistas, y me da igual como se pongan. Jaén no le debe nada a Chaves, a Griñán y a Susana Díaz. Pero al menos en este primer presupuesto de gobierno distinto fue notorio el castigo de quienes varias veces se sentaron a la mesa de la plataforma “Jaén Merece Más” y todo les parecía poco para Jaén, un plan especial, la Ciudad Sanitaria…¿dónde están?

Pues nada de nada y así un año tras otro. Y encima envían a sus mensajeros de faroles, que este presupuesto es tan bueno, dicen, que jamás se ha visto en Jaén. Si al menos pusieran los pies en el suelo y vinieran a explicar que tienen un proyecto para Jaén y que necesitan varios años, bien programados, con un cronograma preciso para ejecutarlo, podríamos entenderlo, porque  hay que contar con las dificultades y establecer plazos prudentes sin que ello suponga renuncias para Jaén, pero que encima nos pretendan vender euforia como si aquí toda la sociedad estuviera adormecida y se nos pueda engañar fácilmente, como siempre ha sido la voluntad de los políticos, me parece que se están pasando todos y todas varias pueblos. Quede constancia de mi total indignación como ciudadano que llevo demasiados años predicando en desierto y que una vez que se produce en Andalucía la alternancia, que es saludable en democracia, tenía la esperanza por lo menos de que iban a hacer lo que nos dijeron, ni más ni menos. Trato por igual a todos los partidos que llegan al gobierno, a todos los respeto, pero desde la independencia tengo la libertad de criticar solo y exclusivamente los engaños para mi tierra. Y si vienen acompañados de altanería, de soberbia política, todavía peor. Cuando hay dificultades, cuando un gobierno no tiene dinero para responder a sus compromisos, si algo debe exhibir es humildad. Y luego está la credibilidad del ejemplo, si no hay para invertir en Jaén, es que no hay para invertir en otros territorios, no tenemos de por vida el “privilegio” de ser los últimos en todo. No, no y no.

De todas formas los titulares de la Audiencia no han claudicado del todo, con buenas formas, pero han sido exigentes, han utilizado el mismo discurso que la sociedad civil. En su día Elena Arias Salgado reivindicó ante las autoridades y el presidente del TSJA un panorama crítico en el que se atrevió a indicar que “ni siquiera se han puesto los cimientos del profundo cambio que la organización de la Justicia necesita”. Uno de los últimos años, en la presentación de la memoria anual, ante los viejos y nuevos políticos, para que todos se enteraran, me llamó poderosamente la atención el discurso apasionado del presidente de la Audiencia Provincial, Rafael Morales, un texto más largo pero que se puede resumir en una sola frase: “Jaén es una ciudad olvidada”. Todos y todas lo escucharon y entiendo que debieron tomar nota caso de existir eso que se llama vergüenza torera. En esa expresión se resumen sentimientos de malestar, de indignación y de desesperanza, viendo de qué manera se trata a Jaén, quiero decir se maltrata. Por tanto ración de complacencia y ración de pesimismo real, cada cual en su papel, y Jaén en el centro del escenario padeciendo los problemas que acarrea no asumir compromisos plenos con las necesidades que precisa una Administración de Justicia eficaz, con un edificio adecuado y con los medios materiales y de personal que son requeridos. Es más que probable que el año que viene los discursos se repitan. Se admiten apuestas.

Foto: El consejero de Justicia de la Junta, José Antonio Nieto, se está dejando ver con mucha frecuencia por Jaén y a pesar de las dificultades ha sido constante en favor de la Ciudad de la Justicia. Lo que está por ver es cuándo se coloca la primera piedra y previamente se han resuelto todas las interrogantes.

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